Las consecuencias económicas de Keynes

13 de abril, 2017 5
Treinta años Economista Titulado del Banco de España. Economía internacional. Autor del blog "Decadencia de Occidente", blog sobre los estragos... [+ info]
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1º en inB
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En referencia a mi post "Por qué Keynes, por qué Friedman", he recibido la típica crítica del bando austriaco que asegura que Keynes consiste en hacer gastar a la gente en cosas que no quiere comprar. Literalmente,

"Dejando al margen las distorsiones que ciertas políticas puedan generar (muy en especial, la rebaja artificial de los tipos de interés), la cuestión clave sigue siendo: ¿y por qué los consumidores y los inversores, de un modo u otro –con impuestos o con la dilución del valor de sus divisas–, tienen que acabar pagando por una producción que no quieren? Pues únicamente porque se ha fijado como objetivo social que el desempleo no aumente. El problema es que por esta vía disolvemos la economía y la división del trabajo: si una parte ineficiente de la población fabrica unos bienes que la otra parte más eficiente no desea, forzar a que los segundos entreguen sus valiosas mercancías a cambio de las de los primeros equivale obligarles a realizar un intercambio no beneficioso."

Me pone de muy mala leche esta manera de "pensamiento automático", de los que han leído una sola versión de la economía y de la historia. Y que seguramente no son economistas, aunque los hay que dirían algo parecido. La escuela austriaca es sospechosamente fácil de aprender para un no economista. Mi respuesta ha sido breve, pero necesito alargarla.

"Se nota que no ha leído a Keynes, sino sólo críticas de la escuela austriaca. Keynes predijo en su "Consecuencias económicas de La Paz" (1919) la Segunda Guerra Mundial. Todo por gente que pensaba como ud.
"El problema no es que me obliguen a comprar algo que no quiero. Es que no puedo vender mis activos, o mi trabajo, para comprar lo que quiero. Y cuando eso ocurre masivamente, por millones y miles de millones, lo que dice ud no tiene nada que ver. Es decir, crítica austriaca superficial."

Primero, no ha leído bien mi texto, que era afirmar que Keynes nunca fue el fantasma de gasto fiscal creado por sus seguidores. Fue un economista monetario, y además un economista que tenía en cuenta la importancia de los balances financieros. Eso le permitió recriminar a los potentados de la Conferencia de Paz París de 1919, en el sentido de que si a Alemania y sus aliados se les exigía tal cantidad de indemnizaciones de guerra, El Centro de Europa se empobrecería tanto que habría conflictos crecientes y otra guerra... como sucedió. Y sucedió porque Francia se empeñó en cobrar hasta el último céntimo, como si eso le devolvería los daños de guerra. Todo lo contrario, lo que creó fue un rencor y un malestar social que generó monstruos como Hitler... que inició la segunda guerra. Ténganse en cuenta que Hitler ganó el poder por las urnas, algo que en estos tiempos de baja ignorancia no lo saben ni los cultos. Es decir, Hitler era popular, no un militar que dio un golpe de estado para hacerse con la voluntad de los alemanes. Cosa que puede volver a suceder en Europa en estas fechas tan "democráticas".

Bien. Vayamos a Keynes. Keynes nunca dijo que había que restablecer a lo loco el gasto público para compensar la caída del gasto privado, financiada con impuestos. Si subimos los impuestos y los gastos en la misma cuantía, no creo que eso anime a la gente a gastar.

El problema en 1929 y 2008 es que la gente, repentinamente, se quedó sin recursos para comprar lo que quería, no lo que no quería. Es decir, se quedó sin activos, que se habían desfondado, como acciones y pisos, y sin trabajo. No tenía para comprar caprichitos, sino comida y vivienda. ¿O no ha oído hablar de los desahucios, de los despidos, del aumento del paro hasta el 25%? La respuesta no es decirle a la gente, "aguántate, o jódete (como decía aquella diputada del PP), no haberte comprado ese piso que ahora no puedes pagar", o redúcete el sueldo hasta un nivel de miseria, saca a los hijos del colegio, etc..."

Lo que quería Keynes (y Friedman hubiera estado de acuerdo) es darle a la gente el dinero que necesita para gastar en lo que quiere. Porque mientras no gast en lo que quiere, otros se quedan sin renta, y no gastan en lo que quieren, etc... Son circunstancias excepcionales. Yo no digo que haya que hacerlo siempre. Pero en una economía moderna, todo afecta a todo, y si la caída del consumo trae la caída de la inversión y el despido masivo, sentarse a esperar que las cosas se arreglen por sí solas exige años, como ha sucedido en Europa con su maldita política de la austeridad. La prueba del nueve: EEUU y RU hicie no una política distinta, de expansión monetaria y endeudamiento, y en 2009 estaban saliendo de la crisis. Nosotros no empezamos hasta 2015, cuando Draghi se decidió, siete años más tarde que EEUU, a expandir la oferta monetaria.

Pero si, estuvo muy bien como lección moral: no haber gastado tanto, no haber especulado. Lo malo es que esas lecciones morales se las lleva el viento, porque la gente prefiere culpar a otros, al gobierno, a los políticos, y acaba votando a lo que ahora llaman "populismo" pero que yo prefiero llamar fascismo o comunismo, depende.

Yo veo a Keynes como un gran observador del comportamiento humano, y su trayectoria lo demuestra. De "Las consecuencias económicas de La Paz" en 1919 (por cierto que dimitió de su cargo de la delegación británica), a su "Teoría general de la renta, el interés y el dinero" (1936) luchó por La Paz. En el entretanto, descubrió una nueva teoría monetaria, que todavía prevalece. La demanda de dinero por parte del público ya no se puede obviar como hacían los anteriores. ¿Cometió errores? Muchos, pero lo malo es que desde los años cincuenta fue obviado y su teoría fue mistificada. En gran parte, justo es reconocerlo, por sus propios seguidores.

Luchó por La Paz al mismo tiempo que lo hacía Ortega y Gasset, alguien que desde otro ángulo sentía la misma angustia por la situación de Europa, como conté en "Vidas paralelas".

En fin, que Europa estaba en una tesitura angustiante, y me temo que hoy estamos en otra tesitura angustiante, aunque los Minayas y los Tortejadas no se quieren enterar. Ojalá tengan razón, y no yo.

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Este artículo tiene 5 comentarios
que productividad la suya Sr Navascués. Le doy las gracias porque es interesante lo que suele publicar. No estoy de acuerdo con alguna frecuencia pero en otras si, sin olvidar que aprendemos cosas casi siempre.

Dice que "si subimos los impuestos y los gastos en la misma cuantía no creo que anime esto a la gente a gastar". Estoy de acuerdo pero justamente esto es lo que se ha hecho en los últimos diez años, recortes incluidos. Aumentar la presión fiscal, regular sin freno y aumentar el gasto público excesivamente. Asumiendo que cierto gasto es automático como el del paro o las pensiones crecientes por la demo, mucho de este gasto ha sido clientelar, corrupto, ineficaz e ineficiente, sobre todo a nivel local y regional.

Keynes fué un gran economista, como lo fueron los austríacos. A Keynes lo enarbolan cuando les conviene los intervencionistas para justificar aumentos del gasto sin cuento y sin más. Un dislate
13/04/2017 20:12
En respuesta a Miguel Navascues
De los austriacos: yo fui austriaco, leí a Hayek y a Mises, y luego me di cuenta que era una cosa de principios, con un concepto simplista del ser humano. Tan simplista que cualquiera puede creer que la economía es fácil. Pero la economía te torea siempre.
14/04/2017 09:43
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