Hoy 1 de Mayo, qué mejor que hablar de empleo en Ferrer Invest...
Las comparaciones pueden ser odiosas, pero son francamente útiles. En las últimas semanas quizá una de las comparaciones más recurrentes ha sido la de España con Italia, en concreto, respecto a sus primas de riesgo, tipos de interés de la deuda o credit default swaps (seguros de impago). Qué país está en peor situación de los dos, es una pregunta que muchos nos hacemos.
En estos análisis comparados es usual lanzar una batería de indicadores macro, y ver cómo se comparan ambos países. Una de estas cifras es la tasa de desempleo, donde España, como ya sabemos, está en la cola, no solo de Europa y los países desarrollados, sino también del mundo. Sin embargo, el simple uso de la tasa de paro puede ser incompleto e incluso misleading, para valorar la salud del mercado laboral de un país. A continuación veremos por qué, con el caso italiano, en el que las apariencias engañan...
En los dos últimos meses se ha venido hablando de la reforma del mercado de trabajo en Italia. Las expectativas de mejora eran altas: se apuntó a instaurar el "contrato único" (defendido también para España) y a un cambio de modelo laboral que se acercaría al concepto de "flexiguridad" de Dinamarca.
Sin embargo, el presidente del Gobierno italiano, Mario Monti, retiró recientemente gran parte de su reforma laboral. Pese a ser un Ejecutivo de tecnócratas e impuesto desde Bruselas, parece que las presiones de los sindicatos han podido con Monti.
Según Michele Boldrin y Giulio Zanella, dos de los economistas italianos más influyentes, la tasa de desempleo oficial da una imagen distorsionada de la realidad del mercado laboral italiano. En un artículo de 2010 calcularon una tasa de paro alternativa: a la tasa oficial del 8,6% de la fuerza laboral le sumaron el 3,1% (por aquellos desempleados de facto que no están incluidos en las estadísticas por acogerse a un tipo particular de prestación, cassaintegrazione guadagni) y el 4,1% (que es la tasa de "trabajadores desanimados" que ni trabajan ni buscan empleo, un indicador que está muy por encima de otros países vecinos). Así, agregando estos dos factores, la tasa de desempleo de facto, según estos economistas, llegaría al 15,8% en 2010.
En general, los economistas suelen conceder mayor fiabilidad a la tasa de empleo -medida como la ratio entre el empleo total sobre la población en edad de trabajar- que a la de desempleo. Este indicador da una imagen considerablemente distinta respecto a la tasa de paro, tal y como mostramos en el gráfico.
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