Estos días ha comenzado la negociación de contratos de futuros sobre el agua en el mercado de futuros de Chicago (CME), al igual que ocurre con tantas y tantas materias primas, como el petróleo, el azúcar o el trigo y como tantos y tantos activos financieros, como los índices bursátiles, el oro o los bonos.
En realidad es un mercado de futuros sobre el agua muy específico, ya que se refiere al precio del agua en California, el cual es el principal mercado agrícola de EE.UU. y la quinta economía del planeta.
Y al ser un mercado tan específico, su impacto, por ejemplo, sobre el precio del agua en Madrid o en Buenos Aires, es irrelevante. El precio del agua es difícil de arbitrar entre regiones tan distantes (imagina comprar agua en Madrid porque es más barata y llevarla a California donde pagan más caro). Y a no ser que se encuentren factores comunes que afecten de manera similar a la oferta de agua en California o Madrid (como factores meteorológicos), los precios ni siquiera van a presentar correlación de tipo alguno.
Esta noticia sobre el comienzo de la negociación de futuros sobre el precio del agua en California, enseguida ha creado una reacción viral entre toda esa horda de personas que todo lo ignoran y que todo lo tratan la profundidad intelectual de un niño de 4 años, donde todo lo que se asocie a libre mercado equivale a maldad. Esta señora de este tuit es ejemplo de la reacción más habitual que podemos encontrar en las redes sociales.
Para que este tipo de personas puedan reducir su ansiedad sobre los males del capitalismo y sus temores sobre el fin del mundo, les puedo decir que los futuros sobre materias primas tienen varios siglos de historia.
El arroz se negociaba en Osaka mediante futuros ya en en el siglo XVII y desde hace casi doscientos años se negocian múltiples productos agrícolas en EE.UU. Sí, curiosamente estos últimos 250 años son los mejores de la humanidad. Igual hasta sobrevivimos a estos nuevos futuros sobre el agua.
Para aquellos otros que desean profundizar sobre por qué existen los contratos de futuros, y cómo su principal función no es la de servir de especulación, sino como herramienta de mitigación de riesgos, aquí va una pequeña explicación general de los diferentes actores de los mercados de derivados (como el de futuros):
¿Qué es un especulador? En un sentido amplio es cualquiera que no transmite, evita o distribuye el riesgo en el cambio de precios y por contra lo asume. Es decir, un agricultor de trigo es un especulador, por que especula que los precios el día de la venta serán ventajosos para él . En el sentido estricto, es aquél agente de mercado que da contrapartida a los productores que quieren cubrirse del riesgo de variación en los precios.
Por ejemplo. Un agricultor de trigo espera cosechar 100 toneladas y ha asegurado su cosecha contra imprevistos que arruinen su cosecha (seguro corriente). En este estadio, el agricultor es un especulador, ya que está asumiendo el riesgo del cambio de precios. Si de repente las cosecha es excelente para todo el mundo, el precio de hundirá. Si hay mal tiempo en otra parte del país, el precio de su trigo no dañado subirá como la espuma.
La realidad es que el agricultor típico prefiere más certezas que incertidumbres. Prefiere saber cuanto va a cobrar y que si las cosas salen mal pueda seguir vendiendo su trigo. ¿Entonces qué hace?
Se va al mercado de futuros y vende X contratos de trigo del mes que le venga bien. En este instante tiene dos posiciones de igual tamaño (una física y otra en derivados) pero de riesgo opuesto que hace que su riesgo sea cercano a 0 (puede haber un cambio en la base (seguro, transporte, intereses, almacenamiento).
En ese momento el agricultor respira tranquilo por que tiene su cosecha asegurada. Si un huracán la revienta, cobra del seguro, si cae el precio del trigo su posición es casi neutra. Y, por tanto, tiene la certeza de lo que va a cobrar y puede planificar su negocio con mayor facilidad y tranquilidad por que conoce sus flujos de caja. Es decir, puede dedicarse al core business que es plantar y cosechar.
Ahora bien, como habrás visto, el tipo ha vendido a alguien ¿a quién? al especulador, por supuesto.
Si un especulador el agricultor no puede cubrirse. Si no puede cubrirse corre el riesgo de cambios de precio. Si corre el riesgo de cambios de precio y el margen se vuelve negativo, un año malo puede tirar abajo su negocio y tener que abandonar sus tierras. Y de esta manera es más fácil irse a la quiebra. Desde luego un derivado no evita la quiebra, pero hace que las oscilaciones propias de una actividad se suavicen y puedan ser planificadas de otra manera.
Sin especuladores, generalmente la materias primas cotizarían a precios desorbitados. Y la volatilidad sería desproporcionada. La muestra es que hay mercados de commodities que no tienen mercados de futuros y ¿cuál es la realidad? que la volatilidad es mayor en todos esos mercados.
Ahora bien. ¿Qué gana el especulador? Supongamos que el agricultor vende un futuro a 110 cuando el precio al contado era 100. Si el especulador compra a 110 pueden ocurrir dos cosas. Que el precio del futuro suba o baje.
Si baja, el especulador obtiene una pérdida y el agricultor no pierde por está cubierto. En esta situación el agricultor se da un golpe en el pecho y el especulador se entristece.
Si sube el futuro, el especulador obtiene una ganancia y el agricultor no pierde por que está cubierto (fíjate que el agricultor no pierde ni subiendo ni bajando). Por tanto, los dos han salido ganando. Pero es por estas situaciones en las que los especuladores ganan, que estos son criticados ferozmente, sin hablarse de las veces que pierden. Todo este conjunto de hechos es lo que no se dice cuando se habla de los especuladores.
Los especuladores cumplen una importantísima función social:
Aseguran precios, aportan liquidez, hacen los mercados más eficientes. Dan contrapartida cuando nadie quiere. Asumen riesgos que nadie desea.
Todo lo demás es demagogia. Pero en esencia, un contrato de futuro ayuda al agricultor o al productor a asegurarse un precio determinado de venta, haciendo que su negocio sea más previsible y defendiéndolo de factores que afecten a sus precios.
Todo esto es lo que se busca con la creación de futuros sobre el agua de california, que tanto productores como distribuidores y consumidores, puedan gestionar de una mejor manera las ineficiencias y riesgos que comporta todo mercado.
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