Hace un par de semanas la Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés hasta situarlos en el rango 1,00% - 1,25%. Se trata de la cuarta subida de tipos de interés desde diciembre del año 2015 y la tercera desde que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales en noviembre del año 2016. Asimismo, la Reserva Federal confirmó que la reducción de su balance comenzará este año y que se irá haciendo de forma progresiva. Pero al revés de lo que cabría esperar, es decir, subidas en las rentabilidades de los bonos, las rentabilidades de los mismos a diez años están cayendo.
Gregory Mannarino, analista de mercados, estratega financiero, trader, inversor y ex trabajador del ya extinto banco de inversión Bear Sterns, señaló públicamente hace más de año y medio que el intento de la Reserva Federal de Estados Unidos de normalizar los rendimientos de los bonos sería contraproducente. Y esto es exactamente lo que está sucediendo. Según la opinión de Mannarino, la Reserva Federal ha perdido absolutamente el control de lo que está ocurriendo en el mercado de bonos. Es muy importante recordar que estamos en un territorio completamente desconocido, puesto que nunca antes en la historia económico financiera habíamos estado en una situación similar. Por ello, la Reserva Federal no tiene ni idea de cómo va a reaccionar el mercado en su intento de normalizar los tipos de interés.
Tal y como se puede apreciar en la imagen superior, la curva de tipos de interés en la actualidad continúa aplanándose, y esta tendencia continuará hasta que la misma se invierta. Si recuerdan, la última vez que la curva de tipos de interés se invirtió, tuvo lugar la crisis financiera de los años 2008 y 2009, y justo antes de esa sufrimos el estallido de la burbuja puntocom.
La curva de tipos de interés no es más que la representación gráfica de los tipos de interés para distintos períodos de tiempo (1 mes, 3 meses, 5 años, 10 años…). En una economía en expansión, los tipos de interés de corto plazo (3 meses, 1 años, etc.) son inferiores a los de largo plazo (5 años, 10 años, 30 años), ya que a largo plazo las incertidumbres son más elevadas y, por lo tanto, los inversores exigen mayores rentabilidades como compensación por la asunción de mayor riesgo. Pero hay determinados momentos en que ocurre todo lo contrario, es decir, los inversores detectan problemas y no ven con claridad la situación económica futura, por lo que exigen mayores intereses a corto plazo. Cuando sucede esto último, la curva de tipos de interés se invierte. Una inversión de la curva de tipos de interés suele ser, en la mayoría de las ocasiones, la antesala de una recesión económica.
La realidad que estamos viviendo en este momento es la de una economía con múltiples burbujas, pero en esta ocasión mucho peor que en anteriores ocasiones y diferente a cualquier otra cosa que se haya visto con anterioridad. Según Mannarino, la razón por la cual existen estas burbujas es muy simple: la Reserva Federal no ha permitido que el mercado haga su trabajo, que es determinar de forma justa el valor de los activos, puesto que ha intervenido y manipulado el mercado como ninguna otra vez en la historia. La supresión del ciclo de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, es decir, el mantener de forma artificial los tipos de interés en el 0,00% durante muchos años ha permitido esto y ha sido la fuerza motriz que ha impulsado multitud de malas inversiones en casi todo el espectro de activos existentes, lo ha originado la existencia de burbujas en la mayoría de los activos (renta fija, renta variable, etc.).
En definitiva, la Reserva Federal ha creado las peores distorsiones de toda la historia económica financiera mundial en prácticamente toda clase de activos. Esto significa, según palabras de Mannarino, que cuando la curva de tipos de interés se invierta, vamos a experimentar un colapso bursátil mucho mayor que el sufrido en los años 2008 y 2009.
Pero lo irónico de todo esto es, que al igual que en la última vez, el público en general no tiene ni idea de lo que está por venir y se muestran extremadamente complacientes, algo que se puede comprobar analizando el comportamiento del índice de volatilidad VIX, el cual se encuentra en uno de sus momentos más bajos de toda la historia, lo que refleja una complacencia inversora pocas veces vista desde su creación a principios de los 90.
De este modo, el intento de la Reserva Federal de subir los tipos de interés está teniendo un efecto paradójico en el mercado, ya que la curva de tipos de interés continúa aplanándose. Mannarino espera que la curva de tipos de interés se invierta en un futuro no muy lejano, lo cual significa que lo que podemos esperar es una crisis financiera de mayor magnitud que las sucedidas tras las dos últimas inversiones de la curva de tipos de interés (2000 y 2007).
Interesante análisis el que realiza Gregory Mannarino, muy en la línea del realizado hace unas semanas por David Rosenberg, economista jefe de Gluskin Sheff & Associates, que apuntaba que la próxima recesión tendrá lugar el próximo año 2018 (David Rosenberg fija el comienzo de la recesión en 2018).
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