Ya decíamos en el artículo sobre las burbujas especulativas, recientemente publicado, que conviene tener idea de su formación para que vayamos viendo su evolución, pues no queremos perder las ganancias que hacemos en los periodos de subidas, quedándonos agarrados a nuestras acciones, o a nuestros fim o a nuestros planes de pensiones, o en el caso de hoy a los tulipanes.
Pues bien, aprovechando que la Bolsa está muy revuelta, aunque nosotros lo estamos viendo desde la barrera desde el 25 de junio, seguimos con este segundo artículo al que seguirán al menos dos más.
“Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan.” (Camille Sée)
Como vimos en el artículo de las burbujas, burbujas ha habido muchas y de muchos tipos. A pesar de que alguien ponga en duda cuál fue la primera, hay que reconocer que una de las más importantes ha sido la de los tulipanes holandeses en el siglo XVII.
La fiebre de los tulipanes o tulipomanía como se la conoce, se produjo en el siglo XVII, en que los tulipanes fueron introducidos en los Países Bajos para adornar los jardines del Emperador Maximiliano. El suelo de Holanda, cercana al mar, resultó ser muy apropiado para el cultivo del tulipán. Además, los tulipanes holandeses eran diferentes de los de otras regiones porque nacían variedades multicolores. En su momento no se supo explicar por qué pasaba este fenómeno, pero hoy en día se sabe que esto fue causado por ciertos pulgones que transmitían un virus (virus mosaico) al tulipán. Esta rareza contribuyó también al alza del precio de los bulbos del tulipán ya que estos eran todavía más “exclusivos”. El ingenio de los holandeses hizo que en vez de llamar a estas variedades de tulipanes como “tulipanes enfermos o víricos” se les llamara con nombres tan rimbombantes como “Almirante de Almirantes” (podemos considerarlo la primera muestra de branding de la historia).
Al convertirse en un símbolo de prestigio y estatus su demanda empezó a crecer exponencialmente. Pero el tulipán tenía un problema fundamental: las semillas de tulipán tardan entre 7 y 12 años en madurar, demasiado tiempo para la euforia compradora que había en ese momento. Los bulbos, sin embargo, son unos clones que se forman en el interior de los capullos del tulipán, y que, cultivados en condiciones adecuadas, crecen hasta convertirse en bulbos normales, de los cuales brotará de nuevo la flor del tulipán. Gracias al bulbo no había que esperar tantos años para tener tulipanes. Además, el virus del mosaico sólo se contagiaba de bulbo a bulbo.
Los comerciantes se dieron cuenta que podían vender los bulbos que se obtendrían en la próxima cosecha. Esto provocó la aparición de uno de los primeros mercados de futuros de la historia. El comerciante recibía un pago por sus futuros tulipanes y el comprador un derecho (reconocido en un documento escrito ante notario) a obtener esos bulbos cuando florecieran. Comprar títulos de bulbos para venderlos a los pocos meses y sacar un enorme beneficio parecía un negocio seguro. Esto provocó que mucha gente humilde dejase su trabajo, pidiese créditos e incluso hipotecase su casa para especular con los bulbos de tulipán. La entrada de los pequeños inversores terminó por disparar el precio de los bulbos de tulipán. En 1623 un sólo bulbo podía llegar a valer 1000 florines neerlandeses; un trabajador normal en Holanda tenía unos ingresos medios anuales de 150 florines. El precio máximo del tulipán se alcanzó en 1635: un solo bulbo de Semper Augustus (un tulipán de rayas blancas y rojas) se cambió por una mansión entera en el centro de Ámsterdam.
Se cuenta la anécdota de que un marinero se comió un bulbo de tulipán al confundirlo con una cebolla y tuvo que ser encarcelado, no se sabe si porque lo considerasen delito o para evitar que fuera linchado.
En 1637 una mala cosecha provocó las primeras tensiones. El precio del bulbo empezó a caer. Los holandeses al saber que no podrían mantener ese precio más tiempo quisieron dejar el negocio. El 5 de febrero de 1637, 99 tulipanes se vendieron por 90.000 florines. Un día después, el día 6 de febrero, medio kilo de tulipanes trato de venderse por 1.250 florines, pero nadie los compró. La burbuja acababa de explotar. Su precio cayó en picado. Las personas que habían pedido créditos o hipotecado sus casas para poder invertir, se arruinaron. Los comerciantes que aún conservaban derechos y contratos trataron hacerlos valer e intentaron cobrar, pero fue imposible.
Además de inventar el branding (con los nombres estrambóticos para las variedades de tulipán), los futuros, los holandeses también inventaron las opciones financieras: el Gobierno tras la explosión de la burbuja estableció que no podía obligarse a comprar en un futuro a un precio absurdo algo por lo que una persona sólo había dejado una paga o señal. Las opciones son un contrato que te da la posibilidad de ejercer una compra o una venta a una fecha determinada.
Otras burbujas a lo largo de los tiempos
Los holandeses tropezaron con otra burbuja parecida un siglo después, con la crisis de los jacintos y parece que no hemos aprendido la lección, ya que las burbujas económicas especulativas se han sucedido a lo largo de la historia: la de los Mares del Sur, la de las acciones que llevó al crash del 29, la japonesa de los 90, la de las puntocom (o dotcom), la inmobiliaria de las subprime que llevó a la crisis mundial actual, la reciente inmobiliaria española, entre otras. Y la próxima, que desgraciadamente no será la última, posiblemente, será la del bitcoin, que analizaremos en un próximo artículo.
Otros artículos relacionados con este son: Hablemos de las burbujas especulativas
El artículo que acabas de leer no tiene ninguna retribución económica y para sus autores solo tiene interés divulgativo. Si te ha gustado debes votarlo para satisfacción personal de los autores, y para que conozcamos tus gustos para futuros temas a tratar. También deberías mostrárselo a tus amistades a través de las redes sociales en que participes
Nuestro lema sigue siendo: Las Bolsas son impredecibles, pero no anárquicas.
El equipo de zonadebolsa os desea a todos los lectores de Inbestia un prospero 2019.
La reiteración del artículo, pretende insinuar algo en relación a la situación actual USA por ejemplo porque yo no digo ná ahí lo dejo o ya no puedo seguir leyendo más.
En los pueblos siempre se dijo que el burro no tropieza nunca en la misma piedra, pero el hombre que es mas listo que el burro y por desgracia tropieza tropecientas veces.Sobre la bolsa USA creo que está todo dicho.
No estaría tan seguro de calificar una burbuja como un tropiezo. La burbuja de los tulipanes hizo que una gran cantidad de atención, capital y recursos fuera a dicha industria. Una industria que 400 años después sigue vivita y coleando, posiblemente la industria floral más fuerte del mundo.
Lo mismo con la burbuja de los ferrocarriles y la .com, que hicieron que muchísimos recursos se orientaran hacia esas industrias. Industrias verdaderamente valiosas y rentables.
Es cierto que algunos o muchos inversores pierden dinero con la volatilidad de los precios durante la fase de burbuja (fase de descubrimiento), pero eso es un análisis muy limitado del significado de una burbuja. Dejando las burbujas de crédito y las inmobiliarias aparte, las burbujas de activos concretos tienen un rol señalizador o efecto llamada que cumplen una función muy importante en la economía.
En respuesta a Juan Garcia
Por supuesto que es necesario el negocio de las flores, de los ferrocarriles, páginas web o el de la construcción y compraventa de viviendas, por ejemplo. El problema de las burbujas, principalmente, es la confusión entre precio y valor del activo en cuestión. Se llega a pagar mucho por algo que no "lo vale"... lo que no quiere decir por supuesto es que no valga NADA, simplemente que está altamente sobrevalorado.
En respuesta a Gloria Mayoral
En ningún momento me refería a que valieran algo o nada, sino que precisamente esa diferencia exagerada entre precio y valor del activo, que estoy de acuerdo que caracteriza a las burbujas y que se ve muy bien a toro pasado, cumple una función muy importante de señalización para que el mercado dirija capital y recursos hacia ese sector.
En el caso de Bitcoin, por ejemplo, donde no sabemos cual es su valor cualquier precio sea alto, bajo o regular es puramente especulativo, pues su uso real si es que finalmente tiene alguno aun queda lejos en el tiempo ni se sabe tampoco en que va a consistir exactamente,
Pero las tres o cuatro grandes subidas que ha tenido han servido como efecto llamada para que muchos desarrolladores, empresas e inversores se interesen e involucren en el sector (y también timadores, esos nunca faltan). Y a pesar de la rémora de los timadores, no nos equivocaríamos si dijésemos que se trata del mayor despliegue civil de recursos que ha existido jamás en el terreno de la criptografía y la teoría de juegos.
Un gráfico mostrando subidas escalofriantes es muchísimo más efectivo como efecto llamada que un sesudo estudio científico que nadie lee.
Las burbujas no son un mecanismo perfecto, ni mucho menos. Nada es perfecto. Pero insisto en que para entender su naturaleza es una equivocación tratarlas como algo negativo, tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, y en mi opinión las buenas superan con creces las malas.
Yo una vez vi un documental que explicaba la situación histórica el momento y que posiblemente se exageró ni fue tan relevante para la economía y como cualquier burbuja dejo cadáveres por el camino pero no fue una situación endémica que afectó a la economía de Europa ni nada de eso simplemente como los ingleses y los holandeses les encanta, especialmente los ingleses, ser el centro del Universo, y hacer la Historia que les viene en gana pues quieren poner el caso de la especulación de los tulipanes futuros y de los préstamos y del juego que existió entonces y la sobre cotización en los mercados locales como ejemplo del primer caso de burbuja. Bueno aceptaremos pulpo como animal de compañía
En respuesta a fran valderrama
Como comentamos en el primer artículo de este serie, en las burbujas hay distintos grados, y la de los tulipanes fue de las de menor grado, y por lo tanto no dejó tantas víctimas por el camino como luego ha querido exagerar.