España: Cambio Climático e Ineficiencia Política

15 de abril, 2021 0
Inversor particular. Autor del libro: "El Camino hacia el Sol: Economía, Energía, Medio Ambiente y Sociedad"
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El cambio climático es un problema global y como tal se debe enfocar, y las medidas que tome un país concreto como España son insignificantes con respecto al conjunto mundial, ya que España emite menos del 0,8% del CO2 global.

Cuando además, el hecho de tomar medidas costosas mientras otros países no lo hacen induce al fenómeno del free-riding (parasitismo-gorroneo). A pesar de ello, también hay que reconocer que la electrificación de la economía, y menor dependencia de los combustibles fósiles, dará lugar a importantes beneficios económicos a través de la balanza comercial, al reducir el peso de sus importaciones.

Los aceites crudos de petróleo y derivados supusieron en 2020 importaciones por valor de unos 16.000 mill de euros, una cantidad inferior a la de 2018 y 2019 como consecuencia de la crisis del coronavirus.

Motivo por el debemos recoger como referencia los datos de estos años, en los que las importaciones de aceites crudos de petróleo y derivados supusieron entre 29.000-27.000 mill de euros, y las de gas de petróleo y otros hidrocarburos unos 7.500 mill de euros. Un importe superior a los gastos financieros del estado en 2021.

La tasa de dependencia española de las importaciones energéticas era del 73,3% en 2018, motivo por el que el consumo de energía primaria es claramente superior a la producción, tal como se puede apreciar en la figura siguiente.

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Figura.- Producción y consumo de energía primaria en España en TWh. Datos de ENERDATA: Global Statistical Yearbook 2020

Por tanto, España puede beneficiarse de la transición energética si esta se realiza eficientemente, y además  contribuir a mitigar el cambio climático. Si bien es cierto que su margen de actuación es escaso a nivel global, y que los países que emiten más emisiones también se han comprometido con objetivos de reducción de emisiones. A pesar de lo cual la UE, China y USA emiten solo el 45% de las emisiones totales de CO2, reflejándose la necesidad de que otros países se impliquen en el proceso.

Por otra parte, se ha hecho referencia a una reducción del 7,5% por país, lo que es simplemente una estupidez, cuando unos países emiten mucho más que otros. Y cuando además, las emisiones deben evaluarse per cápita. No es lo mismo las emisiones de un país de 1 mill de habitantes que otro de 100 mill

Y en este sentido recordar que las perspectivas actuales son de que la población global se incremente, estimando la ONU que la población mundial puede llegar hasta los 11.000 mill de personas en 2.100. Al mismo tiempo que muchos países elevan su calidad de vida, implicando ambos efectos un mayor consumo de energía per cápita, que en parte será paliado por el incremento de eficiencia energética o reducción de intensidad energética (la cantidad de energía consumida por unidad de PIB).

Por otra parte, tampoco debemos olvidar que China, el principal emisor, pero que lo es también porque la producción occidental se ha desplazado. Es decir, se ha deslocalizado la producción y con ella las emisiones. Aunque China es parcialmente responsable del volumen de emisiones, que depende de su mix de generación.

Indudablemente debemos luchar contra el cambio climático, pero esta lucha debe ir principalmente de mano de la ciencia, no de la política. La electrificación de la economía es el futuro, pero mientras la generación de electricidad siga dependiendo de la necesidad de respaldo de combustibles fósiles tendremos un problema.

Es indudable que la economía sufre un proceso de electrificación progresivo, tanto a nivel mundial como español (figura siguiente). A pesar de lo cual, el nivel de electrificación en el año 2019 ha llegado solo al 13,82% y 16,48% para el mundo y España respectivamente. Es decir, queda un largo camino por recorrer. 

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Figura.- Grado de electrificación de la economía, medido como porcentaje del consumo de electricidad sobre el consumo de energía total. Elaboración propia a partir de datos de  ENERDATA

Complicándose más la situación si valoramos la contribución de las energías renovables a la generación eléctrica (figura siguiente), observando como este tipo de energías contribuyen cada vez en mayor medida a la generación eléctrica, y como la contribución de las energías eólica y solar avanza a un paso mucho mayor con respecto a la contribución de la generación renovable total.

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Figura.- Evolución de la participación de la generación renovable en el mix de generación eléctrico, y de las energías eólica y solar en la generación renovable en el mundo y España. Datos ENERDATA.

El cambio hacia las energías renovables se ve favorecido por distintos factores. Tanto  a través de las economías de escala como de la curva de aprendizaje, incluyendo esta el desarrollo tecnológico (medido como número de patentes). Habiéndose estimado que doblar la producción reduce el precio un 25%, pero que doblar el desarrollo tecnológico lo reduce un 40%

En esta transformación también jugará un papel esencial la electrificación del transporte, que contribuyen al 24% de las emisiones procedentes del consumo de energía, suponiendo el transporte por carretera ¾ de las mismas (figura siguiente)

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Figura.- Cars, planes, trains: where do CO2 emissions from transport come from?

Pero el número de vehículos eléctricos en el mundo era de 7,2 mill en 2019  (figura siguiente), habiéndose incrementado un 40% sobre 2018. Un incremento sustancial que se explica  en parte por los bajos números de partida, y es previsible que estas tasas se reduzcan con el tiempo.

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Figura.- IEA. GLOBAL EV OUTLOOK 2020

En cualquier caso, se estima que en el mundo circulan unos 1.400 mill de vehículos   , motivo por el que la sustitución del vehículo de combustión interna por uno eléctrico, llevará tiempo.

Es decir, la penetración del vehículo eléctrico, del cual es pieza fundamental las baterías. Estas suponen del orden de 1/3 del coste del coche eléctrico , y la reducción de su precio es esencial para que el vehículo eléctrico compita con el de combustión interna.

Considerándose que el precio del vehículo eléctrico se hará competitivo cuando el precio de la batería de ión-litio sea de 100 euros/KWh, siendo actualmente de 140 euros/KWh, lo que se podría alcanzar en un par de años.

Por tanto, un objetivo claro es que se debe luchar contra el cambio climático, que esta lucha debe ser global. Y que además de evitar los costes de desastres naturales, contribuirá en nuestro país a equilibrar nuestra balanza comercial.

Sin embargo, la transición hay que hacerla con cabeza. Los políticos, por lo menos los españoles, entienden la lucha contra el cambio climático como llenar todo de placas y molinos, olvidándose de que actualmente el principal problema para la penetración de las energías eólica y solar no es el precio, sino su no gestionabilidad, es decir, su dependencia del viento y el sol.

Y en esta carrera renovable se olvidan nuestros políticos de que España solo utiliza, en el momento de mayor demanda anual, del orden de solo el 40% de la capacidad instalada, a pesar de lo cual somos importadores netos de electricidad.

Además, convenientemente, también se olvidan del daño medioambiental originado por la masificación de este tipo de energías renovables, al mismo tiempo que inciden poco en el desarrollo tecnológico. Lo que en nuestro país hace traer a la memoria la lapidaria frase de Unamuno: que inventen ellos. Siendo esta una de las lacras que impiden el progreso del país.

En el proceso de transición, el problema se atenuará como resultado del cambio de mix de generación (por ejemplo sustitución de carbón por gas), pero seguiremos dependiendo de tecnologías de respaldo fósiles. Que habrá que financiar como resultado de su cada vez menor uso mientras no se logren sistemas de almacenamiento de energía masivos, fiables y baratos, que también incrementarán la factura eléctrica.

Y por último no quería dejar de mencionar que se ha incluido como parte de la solución de las transición energética, no solo la electrificación, sino también la fabricación de biocombustibles. Nos hemos parado a pensar los efectos de la producción masiva de biocombustibles?: deforestación, menor fijación de tierras, menor absorción de CO2, mayor efecto albedo.

Por tanto, resumiendo. Transición energética sí, pero evaluando el coste/beneficio de la estrategia a implementar, incidiendo en la tecnología y olvidándonos de RDL e ideologías que contribuyen a arruinar el país.


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