Operar en los mercados exige enfrentarse al futuro, no importa si hablamos de trading, inversión en compañías o inversión desde el punto de vista macro. Después de todo, se trata de aprovecharse de una serie de movimientos bursátiles o hechos futuros que sucederán a partir del momento de compra o venta.
Por este motivo, la mayoría de personas cree que lo importante en los mercados es ser capaz de predecir eventos con precisión. Es decir, se supone que acertar la tasa de crecimiento de la economía española es una gran cualidad para un inversor, así como ser capaz de acercarse al aumento de los beneficios de una determinada compañía. Muchas de esas predicciones acertadas no tienen ningún valor en los mercados. Una predicción del tipo “la economía española crecerá el año que viene un 3%” puede que no tenga demasiado valor si una mayoría de analistas espera algo similar. Es probable que los precios en bolsa ya recojan esta visión, por lo que el beneficio potencial no será muy grande.
Sin embargo, una predicción fallida puede otorgar grandes beneficios siempre y cuando sea en la dirección correcta con respecto al resto de operadores. Tomemos un ejemplo hipotético. Una mayoría de inversores espera que la economía española crezca el año que viene al 3%, pero resulta que acaba entrando en recesión, es decir, su tasa de crecimiento acaba por debajo del 0%. Aquel inversor que estableció su previsión en una desaceleración importante del crecimiento hasta un 1%, y en consecuencia apostó a la baja, probablemente haya obtenido un gran beneficio en su operativa, ya que una recesión suele coincidir con un mercado bajista y una caída considerable de las cotizaciones. Hay que anotar que el inversor no acertó en su predicción, ya que el crecimiento de la economía se sitúa por debajo del 0%, mientras que él estableció su predicción en el 1%. Lo que le otorga un potencial beneficio no es su acierto con precisión, sino la dirección en la que se producen las sorpresas. Este inversor esperaba una sorpresa negativa, y así fue, la economía española dio una gran sorpresa negativa, mayor de lo que esperaba. Es más importante fallar sin estar muy desencaminado (mientras el resto sí lo está) que acertar con precisión junto con la mayoría.
Este aspecto es importante a la hora de elaborar una filosofía de inversión adecuada. No se trata de ser preciso, sino de estar en el lado correcto. Por este motivo, no suelo utilizar precios objetivos cuando analizo compañías, ni para comprar ni para vender. Es común en análisis fundamentales de compañías ver horquillas de precios, con precios de entrada y salida. En el fondo se trata de una predicción precisa con un precio concreto. Estas señales no son ambiguas, ya que si un valor cotiza a 10€ por acción y el precio objetivo o el precio de salida es de 20€ por acción, está claro que el análisis espera sorpresas al alza en la cotización. Su defecto se basa en que lo importante es la precisión o la diferencia entre la predicción y el precio actual, cuando lo verdaderamente importante es la seguridad con la que creemos que las sorpresas se producirán por el lado positivo.
El libro de Kahneman “Pensar rápido, pensar despacio” contiene unos excelentes párrafos sobre la discusión sobre si es mejor el uso de fórmulas o el juicio humano cualitativo, en el contexto sobre el problema sobre los expertos. Reproduzco a continuación los dos extractos que resumen la problemática:
Why are experts inferior to algorithms? One reason, which Meehl suspected, is that experts try to be clever, think outside the box, and consider complex combinations of features in making their predictions. Complexity may work in the odd case, but more often than not it reduces validity. Simple combinations of features are better. Several studies have shown that human decision makers are inferior to a prediction formula even when they are given the score suggested by the formula! They feel that they can overrule the formula because they have additional information about the case, but they are wrong more often than not.
¿Por qué son los expertos inferiores a los algoritmos? Una razón, que Meehl intuía, es que los expertos intentan ser inteligentes, pensar "outside the box", y considerar complejas combinaciones de factores a la hora de hacer predicciones. La complejidad podría funcionar en un caso aislado, pero a menudo reduce la validez de las predicciones. Las combinaciones simples de factores son mejores. Varios estudios han mostrado que los encargados de la toma de decisiones son inferiores a la predicción de una fórmula incluso cuando se les da el resultado sugerido por la fórmula. Creen que pueden invalidar la fórmula porque poseen información adicional sobre el caso, pero lo más frecuente es que se equivoquen.
According to Meehl, there are few circumstances under which it is a good idea to substitute judgment for a formula. In a famous thought experiment, he described a formula that predicts whether a particular person will go to the movies tonight and noted that it is proper to disregard the formula if information is received that the individual broke a leg today. The name “broken-leg rule” has stuck. The point, of course, is that broken legs are very rare— as well as decisive.
Según Meehl, pocas son las circunstancias en las cuales es una buena idea sustituir la fórmula por un juicio. En un famoso experimento imaginario describió una fórmula que predecía si una persona concreta iría al cine por la noche, y advirtió que había que ignorar la fórmula si se recibía la información de que dicha persona se había roto una pierna por la mañana. A esto se le puso el nombre de “regla de la pierna rota”. Lo determinante en este caso es, naturalmente, que romperse una pierna es algo raro y decisivo.
Daniel Kahneman - Pensar rápido, pensar despacio
Esta última idea es la más interesante. Lo verdaderamente rentable en el mercado es encontrar piernas rotas, informaciones con un impacto decisivo en los futuros acontecimientos que las fórmulas y los modelos estándar no son capaces de incorporar. En este sentido es más importante partir del consenso de mercado y comenzar a buscar situaciones concretas en las que se producirá una desviación con una alta probabilidad.
Veamos un ejemplo actual. Lo que recogen los actuales precios de la mayoría de bonos es que la inflación va a ser muy baja o negativa durante los próximos años. El bono alemán ofrece un rendimiento del 0% anual a 10 años, descontando un escenario de inflación negativa y una probabilidad de impago casi nula. ¿Está el mercado en lo correcto? ¿O habrá subidas de los tipos de interés de mercado en los próximos años? El segundo caso sería una clara sorpresa negativa para el precio de los bonos. Lo realmente importante no es acertar con precisión milimétrica donde quedará el rendimiento del bono alemán a 10 años más adelante, sino si esa sorpresa negativa para los bonos se va a producir y cuándo. Al operador le importa si habrá sorpresas y la dirección de las mismas. En este sentido, si cree que el rendimiento de los bonos alemanes se va a aumentar hasta el 3% y finalmente se dispara hasta el 10%, está en el lado correcto y por lo tanto obtendrá una rentabilidad muy atractiva si opera de forma adecuada.
Con el objetivo de aumentar las probabilidades de estar en el lado correcto, las estimaciones no son tan importantes como acotar bien los posibles resultados. Por ejemplo, en una idea de inversión al alza en una compañía, es adecuado establecer supuestos prudentes o no muy optimistas. Se busca una conclusión del tipo: “incluso si las cosas no salen del todo bien para la empresa, yo sigo ganando”. Si en ese caso todavía resulta una idea de inversión atractiva, las posibilidades de que las sorpresas sean al alza en las cotizaciones son elevadas. Es probable que estemos en el lado correcto.
En la situación actual tiendo a rebajar las previsiones de beneficios de compañías altamente endeudadas, ya que una subida de los tipos de interés de mercado de forma continuada mermará los beneficios de forma considerable por mayor gasto en intereses, mientras que aquellas compañías con una buena situación financiera aumentarán sus ingresos financieros derivados de su exceso de caja. Para el segundo tipo de compañías aplico el enunciado “si suben los tipos de interés la compañía no saldrá mal parada”. Todo ello se basa en que considero un escenario de subidas de tipos de interés con posibilidades reales en los próximos años. Es decir, espero que la situación de los tipos de interés se normalice gradualmente, es por ahí donde creo que llegarán las sorpresas para algunos operadores de mercado que ven correcto comprar bonos con un rendimiento del 0%. Sin embargo, no me atrevo a dar un tipo de interés concreto del bono alemán dentro de dos años. Con establecer la dirección de los acontecimientos es suficiente.
Acotar escenarios es la forma correcta de pensar para evitar los grandes errores, no optimizar el acierto de nuestras predicciones. No se trata de acertar con mayor precisión, sino de no estar muy desencaminado y acertar más que fallar la dirección de las sorpresas que van surgiendo.
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