El principal error que se comete al invertir en negocios e invertir en los mercados financieros

6 de noviembre, 2018 15
Gestor cuentas gestionadas en GPM Sociedad de Valores. Profesor del Experto de Bolsa de la Universidad de Alicante Autor libro "El Inversor... [+ info]
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5º en inB
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Ciertamente no puedo decir que exponga esta reflexión con una enorme experiencia empresarial a mis espaldas, toda vez que mi primera empresa (inBestia.com) la creé en el año 2012 y la segunda en 2015, hace sólo 6 y 3 años respectivamente. Sobre los mercados financieros sí tengo más experiencia, ya que mi  primer contacto con ellos fue ya hace más de 12 años. Y dentro de la industria de inversión, que es donde he venido a entender en profundidad muchas cosas sobre el comportamiento de los inversores, llevo algo más de 3 años.

Sin embargo, a pesar de que no son periodos de tiempo muy extensos o no son la “experiencia de toda una vida”, me han sido suficientes para entender uno de los mayores errores que se comete a la hora de ser socio de un negocio o emprender el mismo y también a la hora de invertir en los mercados financieros. Sí, en ambos casos el error es básicamente el mismo.

El error se llama no tener “la paciencia mínima”. O dicho de otro modo, enfocarse demasiado en el último trimestre o año y perder la perspectiva de cómo funcionan las cosas. No hablo de la paciencia del Santo Job, o la paciencia que te hace esperar una década, sino de tener un mínimo de paciencia. La que te lleva a no describir, pontificar, o extraer conclusiones definitivas sobre las cosas por lo que ocurre en un año dado.

La creación de nuevas empresas y su desarrollo

Desde mi punto de vista, en España impera la mentalidad del rentista, que es una mentalidad enfrentada a la mentalidad necesaria para llevar a cabo una actividad empresarial: la mentalidad capitalista.

El rentista tiene 10.000 € y si le convencen para invertir en un negocio necesita saber fehacientemente cuánta rentabilidad va a poder extraer de su inversión. El rentista ha sido educado de esta manera porque siempre ha encontrado respuestas más o menos precisas a preguntas que se ha hecho del tipo: ¿cuánto me da el banco por este depósito? o ¿cuánta rentabilidad voy a sacar comprando y alquilando este piso?

Sin embargo, hay otro tipo de inversiones, ya de carácter más empresarial que no pueden responder con precisión a estas preguntas. Por supuesto, hay inversiones especialmente en grandes proyectos, normalmente muy acotados y regulados por el Estado, donde supuestamente se pueden hacer mejor los números y concluir rentabilidades esperadas. Pero incluso en este tipo de proyectos hay una gran incertidumbre y muchos son fallidos. No hace falta más que recordar como quebraron las autopistas radiales de Madrid. Y es que como escuché hace poco, se han contando más historias de ficción sobre Excel que en Word.

La inversión empresarial o capitalista, no tiene mucho que ver con aquella mentalidad del rentista aunque lo pudiera parecer superficialmente. El capital por supuesto espera rentabilidad y se hace a sí mismo suposiciones de lo que puede esperar, teniendo en cuenta diferentes escenarios. Pero el capitalismo es sobre todo apostar por una idea, por una posibilidad, que puede tener más o menos probabilidades de éxito. El grado de incertidumbre es mayor porque hay que crear cosas, aprender, equivocarse, explorar, investigar, volver a equivocarse y tratar de tener éxito al final, sabiendo que también la apuesta puede salir perdedora. El rentista nunca espera perder, el capitalista saber que puede perder.

Crear una empresa o invertir en una empresa nueva -vamos a obviar a las grandes empresas ya establecidas-, no tiene casi nada que ver con poner unos números en Excel. Crear una empresa tiene mucho más que ver con estar en un laboratorio, donde se realizan hipótesis, se hacen experimentos -muchas veces fallidos- y se investiga hasta dar con la clave.

Crear una empresa no significa que uno sabe todo lo que hay que hacer desde el día 1; sino que se tiene una idea, idea que se quiere llevar a cabo por una motivación concreta y que esa idea tiene que ponerse en práctica, lo cual siempre requiere equivocarse en muchas cosas y necesitará tiempo para aprender, tiempo para comprender y si el proceso es adecuado, y hay algo de suerte, entonces crecer y triunfar. Ray Dalio, el célebre inversor estadounidense, lo explicó estupendamente en un libro “Principles” cuando hablaba de los 5 pasos para “obtener lo que deseas”. Primero estableces unas metas (1), luego te encuentras -inevitablemente- los problemas (2), haces el diagnóstico de lo que ha ido mal (3), diseñas lo que hay que cambiar o corregir (4) y finalmente lo consigues (5) si has podido completar el proceso satisfactoriamente (de lo que no hay garantías).

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Todo en un bucle continuo porque cuando se logran nuevas metas, aparecen nuevos objetivos y, por tanto, nuevos problemas. Una empresa necesita espacio para “poder hacer y deshacer” cumpliendo las diferentes fases de este ciclo.

Pero si se ponen demasiadas trabas de “precisión exceliana”, del tipo que ponen los rentistas en todo momento y lugar como “si no renta X% en X tiempo me voy”, entonces muchas empresas no funcionarían jamás, ya sea al principio o en algunos momentos intermedios de sus vidas.

La mentalidad del rentista es por su naturaleza cortoplacista y limitada porque exige unas condiciones muy precisas sin margen de error. Por supuesto existe la destrucción creativa y hay empresas que desaparecerán por el bien general. Pero hay que entender el capitalismo en términos orgánicos o biológicos. Para que más empresas sobrevivan y triunfen, hay que establecer las condiciones adecuadas, un ecosistema propicio para que nazcan y  prosperen el máximo número de ellas. Y a más exigencias milimétricas, más Excel, más reglas externas (regulación estatal) o más expectativas equivocadas como las que genera la impaciencia del rentista, más pobre será el caldo del cultivo y por tanto habrá menos empresas, menos historias de éxito y sí mucha más pobreza.

Al intentar ser expresivo y explicar este punto de vista, pudiera parecer que estoy degradando el rentista. Nada más lejos de la realidad. Por supuesto que respeto al rentista, porque con su dinero privado tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que quiera y buscar su seguridad, faltaría más. Sólo trato de señalar las diferencias entre ser rentista y capitalista, que no son cosas iguales y que llevan a enfoques dispares.

Confundir una mentalidad con la otra hace que muchos inviertan en negocios nuevos y esperen ver resultados automáticamente, casi literalmente, de un día para otro, sin dejar oportunidad a todo el proceso explorador y a permitir que el empresario se equivoque, aprenda, corrija, para esta vez sí, acertar.

Como decía antes, no es una cuestión de paciencia infinita, sino de la mínima paciencia que permita ese proceso, el ciclo de Ray Dalio.

En mi corta experiencia ya he experimentado esto. Al crear inBestia con otros 3 socios, al año tuve que comprar el paquete accionarial de 2 de ellos. No le vieron sentido inmediato a su capital, tenían expectativas de rentabilidad automática o al menos no le dieron tiempo a que su capital se apreciara. No estaban preparados para tener que aguantar una mínima paciencia y tratar los problemas que iban surgiendo.

Hoy en día, inBestia de forma directa no es un gran negocio -la comunicación per se nunca lo es-, pero es una empresa en la que están involucradas 4 personas a tiempo completo y otras 3 a tiempo parcial, donde tenemos abiertas varias líneas de negocio. Y si bien no es super rentable, si da de comer a todas esas bocas y el valor de la empresa es, 6 años después, exponencialmente más que el dinero que se puso al principio. No es muy rentable, pero el capital se ha multiplicado en un periodo que no es largo. Además, que no sea muy rentable de forma directa, no significa que no lo sea de forma indirecta. La comunicación tiene en buena medida un valor intangible pero muy real.

Esta, en mi opinión, es la diferencia esencial entre el rentista y el capital. Uno quiere saber cuánto va a obtener a final del año y el otro apuesta por una idea, muchas veces por una visión y por un sueño que tiene su fundación en el espíritu de “quiero superarme, quiero ir más allá”. Lo primero es mucho más seguro, pero sólo da migajas en el largo plazo. Lo segundo es más incierto, cuenta con una mayor tasa de fracasos, pero a cambio cuenta con un mayor potencial.

Mi consejo, si se me permite darlo ya que como se ve no cuento con la experiencia de toda una vida, es que lo más importante es saber si se está actuando como rentista o como capitalista, para así no confundir los términos y tener muy claro qué se está haciendo. Y con ello no comportarse impacientemente como un rentista cuando se está en realidad en una inversión capitalista.

La inversión en fondos de inversión

La reflexión, que me surge porque estos días estoy creando mi tercera empresa, también se puede aplicar al mundo de la inversión en los mercados financieros y en especial en los fondos de inversión, que he venido en conocer en profundidad en los últimos 3 años y pico.

El 95% de los inversores en fondos de inversión, adolecen de esa mentalidad rentista hipercentrada en el corto plazo, que les hace perder la perspectiva. A pesar de que en bolsa no existe directamente el concepto de rentabilidad exacta esperada -de ahí lo de “renta variable”-, la mentalidad rentista ha conseguido transformar la rentabilidad del último año, o de los últimos 3 años, en la rentabilidad que se puede esperar a largo plazo de una inversión.

En definitiva, el inversor juzga un fondo de inversión por el muy corto plazo. Su único criterio es mirar el gráfico de lo ocurrido en el pasado reciente. Si sube es bueno y si baja es malo, sin aportar mayor profundidad y perspectiva en la mayoría de los casos, sin tener en cuenta cosas como el contexto de mercado y el proceso de toma de decisiones (se pueden tomar buenas decisiones y obtener malos resultados en el corto plazo y viceversa).

Los inversores que actúan así tienden a ignorar la gran aleatoriedad que inunda el mercado en el corto plazo, lo que incluye periodos de 1 o 3 años, por supuesto.

En un campo de actividad humana en el que no existe casi azar -pensemos por ejemplo en el ajedrez- no cabe esperar ganar la partida decidiendo los movimientos en base al lanzamiento de una moneda al aire. Sin embargo, el hecho de que alguien lance una moneda al aire el 31 de diciembre, para decidir si el próximo año va a comprar o vender bolsa, y que haciéndolo así pueda ganar ese año e incluso varios años seguidos, es la mejor prueba de cuán aleatorio puede ser el mercado en el corto plazo.

La mayoría de la gente ignora esto porque aparte de contar con una mentalidad de rentista de corto plazo -e incluyo aquí a la mayoría que se llama así misma inversores de largo plazo y profesionales-, el presente siempre es muy vívido, intenso, inmenso y acuciante, mientras que tener perspectiva necesita experiencia, conocimiento, siempre es de “color gris difuso” y exige tener la capacidad de alejarse de la realidad del momento.

Por esa conjunción de mentalidad inadecuada junto con la fuerza de presente, la gran mayoría tiende a pensar que un fondo es la mejor opción de largo plazo, sólo por la razón de si ha ganado sobremanera en los últimos 3 años, cuando en realidad es muy probable que, talento del gestor aparte, ese fondo haya disfrutado de su mejor racha, de un momento en el que el segmento de mercado en el que invierte, ha estado muy caliente.

Pero como todo lo que ha estado muy caliente sube al haber cotizado los beneficios futuros, inevitablemente llega el momento en el que la estrategia estará muy fría. Y lo que ocurre a continuación, es que el futuro rendimiento de ese fondo será subpar.

La mayoría de inversores en fondos, al igual que la mayoría de inversores en empresas, no cuentan con la “paciencia mínima”, pone demasiado énfasis en el corto plazo y por supuesto acaban tomando decisiones pobres.

Todo esto es lo que he aprendido sufriéndolo en mis propias carnes y observando a otros fondos. Voy a poner el ejemplo de dos vehículos de inversión para retratar esta realidad.

Por un lado, Josef Ajram, que supongo que todos conocen a estas alturas, empezó a gestionar una SICAV llamada Ajram SICAV. Cualquiera con un poco de conocimiento y que no fuera un ignorante completo, sabía que su proceso de toma de decisiones era muy pobre. Creo, si no me equivoco, que empezó con unos 4 millones aproximadamente.

Ocurrió que en los primeros meses comenzó ganando por pura suerte. Como decía antes, la bolsa es una actividad en la que tirando una moneda al aire se puede ganar durante un tiempo. ¿Y qué ocurrió a continuación? Que bastante dinero se dirigió a esa SICAV porque supuestamente el gestor estaba demostrando su talento. Pero la historia real no era esa. Simplemente la fuerza del presente y lo vívido que es la rentabilidad de corto plazo, conjuntamente con la ignorancia general de la fuerte aleatoriedad que existe en este mundo y de una falta total de entendimiento y perspectiva, llevó a muchos inversores a poner ese dinero hasta triplicar el tamaño de la SICAV en solo unas semanas. Tan pobre y tan poco articulado era el pensamiento de Ajram, que no hizo falta mucho tiempo para que el suflé se viniera abajo, perdiendo dinero incluso en un mercado alcista donde todo subía con claridad.

Siento  utilizar su nombre, pero a veces los ejemplos necesitan apellidos -y este es el ejemplo perfecto- y le pido sincero perdón por hacerlo aquí. Sabiendo como es su carácter, optimista por naturaleza, estoy seguro que le irá bien en otras actividades.

El ejemplo contrario, e igual de significativo, es el de Francisco García Paramés, mítico gestor “value” español que ahora invierte desde su propia gestora Cobas Asset Management. Paramés comenzó su nueva etapa lanzando nuevos fondos de inversión hace un año y medio. Por toda medida un tiempo irrelevante en la inversión bursátil. Comenzó con la nada despreciable cantidad de más de mil millones de euros bajo gestión, lo cual parece lógico dado su historial y fama. Sin embargo, sus comienzos no han sido buenos, porque de forma aproximada, su fondo más representativo está un 5% por debajo de su valor de salida, mientras que la bolsa mundial muestra una rentabilidad bastante positiva y le saca 25 puntos porcentuales de ventaja.

Al principio, mientras el fondo no despegaba, le seguía llegando dinero, puesto que el inversor en valor está algo más entrenado para la resistencia y comprar con las caídas. Pero cuando se cumplió el año, la llegada de dinero se comenzó a secar e incluso ha habido salidas en los últimos meses -muy pocas en cualquier caso-. Y a medida que el fondo no despegaba en este periodo y que incluso acumulaba abultadas pérdidas este año 2018 de hasta el -17% mientras la bolsa mundial se mantenía plana, las críticas se han intensificado.

Por lo visto, entre otras elecciones, una de sus posiciones de mayor convicción, una empresa que fabrica el pan de las hamburguesas McDonald´s, ha tenido una evolución totalmente negativa en la que incluso ha tenido que ampliar capital para intentar darle la vuelta a la tortilla.

A mi el caso particular me da igual y no dudo que habrá cometido muchos errores en esta tesis de inversión. Lo gracioso es que las fuertes críticas por estos errores, son la otra cara de la moneda de todos esos que pusieron millones de euros tras los primeros beneficios de la SICAV de Ajram. De repente muchos hablan muy negativamente de Paramés, llamándolo incluso mentiroso (sic) porque supuestamente se ha saltado varias de sus reglas y principios en la inversión de Arytza.

Creo que desde Cobas ya han comenzado a admitir que ha sido un error de juicio. Pero lo que la mayoría de los inversores no entiende, es que un error es totalmente irrelevante. La rentabilidad de largo plazo incluye cometer muchos errores ya que hasta el mejor de todos comete entre un 30% y 40% de errores en todas sus tesis de inversión. Y eso incluye cometer errores en las ideas de inversión en las que se tiene una gran convicción. Errar es totalmente inevitable en este negocio y la gente juzga un caso particular o un año dado sólo por los resultados.  Este negocio incluye tener épocas de mala rentabilidad absoluta y relativa.

Teniendo en cuenta la aleatoriedad de corto plazo de la bolsa, si Paramés hubiera comenzado su nuevo fondo, digamos en julio de 2012, hubiera visto una enorme rentabilidad en la que incluso empresas que estructuralmente eran malas (malos negocios, mala gestión, etc), se hubieran apreciado y los mismos que lanzan fuertes críticas por sus decisiones, lo estarían elevando a los altares y aún más dinero estaría entrando en sus fondos. Todo a pesar de haber comprado la misma mala empresa.

Todos estos cortoplacistas, que de nuevo, muchas veces se hacen llamar “inversores de largo plazo” y que incluye a casi todos los profesionales del sector, fallan en entender las altas dosis de aleatoriedad que gobierna los mercados, fallan en entender que el error es inevitable y no entienden que lo importante no es un caso concreto, o dos o tres, o un año o dos, sino si el proceso que hay detrás de toda toma de decisiones es sólido en el largo plazo.

Sí, es verdad que aceptan esta verdad de forma teórica, pero a la hora de la verdad no son capaces de asimilarla internamente y se dejan arrastrar por los resultados de corto plazo. Y acaban juzgando como bueno lo que sube y como malo lo que baja. En la práctica olvidan que la aleatoriedad les puede estar engañando completamente en el corto plazo y no pueden evitar pensar que algo es bueno porque ha tenido un buen año.

La prueba empírica de esto, es que el dinero solo entra en los fondos cuando suben y sale cuando bajan. Muy pocos, absolutamente muy pocos según mi experiencia, son los inversores que compran las estrategias o fondos más “fríos”. Porque la enorme mayoría primero observa el gráfico y luego invierte. Y acaban comprando lo que ha estado más caliente.

Lo importante, lo auténticamente relevante, es si se cuenta con un estilo de inversión sólido y de calidad en el largo plazo y si la mayoría de decisiones que se toman son mejores que peores. Y todo esto independientemente de si se ganó o perdió en el último año, y teniendo en cuenta la gran cantidad de errores que inevitablemente se van a cometer. Pero casi nadie estudia a fondo los procesos de toma de decisiones de los gestores, se quedan en la mayor de las superficialidades.

Que Paramés haya empezado un año y medio mal no me dice nada de lo que se puede esperar de sus fondos en el largo plazo. Y que Arytza haya sido una inversión paupérrima, no significa absolutamente nada, ni bueno, ni malo, es solo ruido. Para hablar en propiedad de Paramés, tendríamos que estudiar a fondo su proceso inversor sin mirar los gráficos de Morningstar o tabla alguna de resultados.

Ahora, poner de ejemplo a Paramés es muy forzado, porque él ya lo ha demostrado todo. Pero si salimos de ahí y de los 2 o 3 inversores de gran fama, entonces todo esto que digo adquiere todo su significado.

Y no es otro que la enorme mayoría afronta la inversión en fondos de inversión y en los mercados financieros con una mentalidad rentista y de corto plazo, sin profundidad alguna y dejándose llevar por la impaciencia.

Usuarios a los que les gusta este artículo:

Este artículo tiene 15 comentarios
Tienes razón, el temor a mas perdidas o la codicia a mas ganancias te lleva a tomar decisiones de ese indole,es muy dificil no ser humano,sabemos que vendran bajadas, pero una vez que han llegado que dificil es no torturarse con ideas de arrepentimiento(ESTO ES LO MAs DIFicil de la bolsa,la parte emocional)
06/11/2018 22:58
Al hilo del artículo, podemos ver como la mentalidad de los españoles ha variado en el tiempo y esto nos está perjudicando. Nosotros hemos sido una nación emprendedora nos aventuramos por el mundo y asumimos riesgos totales, incluso a perder la vida. Gracias a ello nuestra impronta ha quedado grabada en el mundo. Pero desde allí nos fuimos acostumbrando a vivir de aquellas rentas y fuimos cayendo cada vez más en el miedo y el conformismo. Hoy día el mundo que viene requiere de nuevo de valentía y espíritu de superación, sino nos quedaremos cada vez más atrás.
En la inversión que es lo nuestro, los españoles no somos tontos, pero por desgracia si demasiado conservadores y temerosos y buscamos una seguridad donde no la hay. Seamos de nuevo valientes y curiosos que para ellos será el futuro.
07/11/2018 10:34
Creo que, aunque en España prima la mentalidad conservadora en las inversiones, en Estados Unidos y los nuevos círculos el péndulo ha pasado por completo al otro lado, con un gran apetito por asumir riesgos enormes y complejos.

De cara a la supervivencia de las empresas a lo largo del tiempo, es fundamental tener en cuenta el principio de prudencia y exigir ciertos resultados mínimos antes de seguir escalando el negocio.

Las dos perspectivas son importantes, y no hay una que funcione mejor que otra siempre. Depende de las circunstancias y de qué es lo que demanda el cliente (la sociedad) o necesita en un preciso momento.

Un saludo.
07/11/2018 13:00
En respuesta a Enrique García Sáez
No hay duda de que en EEUU están en el otro lado del péndulo...es otra cultura, más "pro-riesgo". Hasta entre los bancos centrales de alli y de aquí se nota la diferencia.

Sobre tu segundo párrafo, no veo contradicción con lo que digo. Esa prudencia y "exigir ciertos resultados" están expresados con la suficiente amplitud para englobar el "dejar hacer" del que hablo.

s2
08/11/2018 10:03
La vida media de una empresa en España está en casi 12 años.
Sólo hay 41 empresas en este país con más de 100 años y casi todas ellas están en Madrid y Barcelona.
Paramés hace lo que siempre hizo, en Bestinver ya tuvo alguna acción en cartera que se fue a la quiebra total.
Nunca se tomó la molestia de hacer coberturas ni nada de nada, a los que les gusta el estilo de inversión de aspirar a un +15% anual a cambio de caer lo que haga falta por el medio del camino, en Bestinver fué más del --60% y tardar 6 años y medio o lo que haga falta en recuperar, para esa gente Paramés es perfecto.
Para gustos colores.
Pero por un lado esas salidas de capital demuestran que la gente no está bien informada, lo primero que tendría que decir paramés o cualquiera que gestione es, señores si las cosas van mal podemos caer X.
Si yo fuera gestor, lo que me volvería loco serían las salidas y entradas de capital.
La solución a eso es informar bien de todo lo malo que pueda pasar, lo bueno viene solo.
En segundo lugar penalizar las salidas de dinero todo lo que te permita la ley, en fondos creo que máximo 12 meses, pero en los hegde fund que tienen bastante libertad en todo, yo creo que se podría poner de 36 meses, y además las salidas o entradas de dinero sólo la última semana de cada trimestre.
Ahora que lo pienso bien, el hegde fund ideal sería aquel en el que casi todo el capital es del fundador y gestor.
07/11/2018 13:03
En respuesta a el Pavito
Sobre bloqueo temporal de reembolsos no estoy informado, pero se pueden aplicar comisiones por reembolso y que incluso repercutan en el resto de partícipes, creo.

A mí personalmente no me gustan, porque prefiero que la gente tenga libertad. Aunque claro, todo depende de la estrategia. Hay inversiones menos líquidas a las que se les puede hacer un roto saliendo en el peor momento.
08/11/2018 10:05
antiguo usuario
Muchas gracias por el artículo, en momentos como el actual con la mayor parte de las carteras en rojo, pero con beneficios en el año, dan ganas de vender todo para intentar salvar el año. Pero repasando las ideas de inversión, las empresas siguen siendo atractivas en la situación actual, así que hay que tener paciencia.
07/11/2018 17:00
En respuesta a Luis Mayoral
No lo sé, pero es una buena pregunta. ¿Toda esa gente que invierte con él ha estudiado cosas como estas a fondo?

Como digo, es más importante estudiar el gestor, la estrategia, la toma de decisiones y la cultura de ese fondo, que simplemente fijarse en el resultado del último año. Y dentro de eso cabe lo que dices.
08/11/2018 10:07
Enhorabuena Hugo por la pagina web no sabian que trabajaban hasta 7 personas en el proyecto. Me parece fantastico los analisis y comentarios son de mucha calidad. Comentar que la mentalidad cortoplacista no es solo en España hay un articulo en la web de Angel Martin Moro que dice que los inversores del mejor fondo de los 80 de Peter Lynch incluso perdieron dinero.

A mi personalmente me encanta la filosofia Global Macro seria interesante volver a realizar un articulo del Global Allocation Macro de Luis Bononato. Tambien me parece muy interesante la figura de Stan Druckenmiller el repasar como gestiona su family office sería sugerencia para otro articulo.
08/11/2018 14:01
Las perdidas en la renta variable, están relacionadas, desde mi perspectiva, con el PLAZO TEMPORAL; no es lo mismo, mantener acciones Ad infinitum, que comprar hoy para vender x ejemplo dentro de 100 días.
Durante un periodo Ad infinitum, hay muchas caídas, pero también subidas.
12/11/2018 19:24
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