Decíamos días atrás que sabes que le has cogido el aire a algo cuando a partir de determinado momento son los hechos los que te empiezan a buscar a ti. Hemos hablado unas cuantas veces de Valverde, hemos hablado unas cuantas veces de Florentino, hemos hablado de Mouriño, de Guardiola, de Zidane... De Zapatero, de Mas, de Puigdemont, de Rajoy... De Telefónica, de Repsol, de Brufau, de Ford, de Arcelor, de Acerinox, de Ercros... Y la realidad de los hechos no deja de perseguirnos. Una vez, y otra, y otra... y la siguiente. Y a la siguiente. Y lo hemos hecho o en tiempo real o por adelantado.
De Grecia y de los griegos, de Cataluña y los catalanes, de Iglesias, de Monedero, de los puigdemones y de los tontoslocojones; de EEUU, de Europa, de España, de Alemania, de Francia, de Merkel, de Macron... Y lo hemos hecho o en tiempo real o por adelantado. Y lo vamos a seguir haciendo, porque está en nuestra mano y porque nuestro potencial es prácticamente ilimitado. ¡ No se me limiten, carajo !
El Athletic del "Cuco" Ziganda, recién nacido hace diez días contra el Villarreal, no es un equipo fácil. El entrenador es el mismo, la plantilla es la misma, los jugadores son los mismos, seguimos jugando en el mismo rectángulo y con las misma reglas y el balón sigue siendo redondo. Sí, pero el Athletic ya no es un equipo fácil. Aunque el Depor nos diera un baño y nos ganara 2-3 en San Mamés cuatro días después. Tras entrenar tres días a puerta cerrada en Semana Santa, con el consiguiente enfado de periodistas, socios, aficionados, niños y familias, un entrenador del Athletic, José Ángel "Cuco" Ziganda, se ha atrevido a modificar la naturaleza del juego de los leones del último lustro. Los jugadores, yo el primero, encantados de la vida.
Después del partido contra la Roma en Italia, ahora ya todo el mundo hemos visto en qué se traduce lo que años atrás bauticé como "el Síndrome Valverde": el margen de mejora en lectura del juego es prácticamente del cien por cien; a partir de ahí se le abriría la posibilidad de acertar alguna vez con los cambios; siendo no obstante cierto que para ello tendría primero que superar la parálisis que le produce ver que el partido que tiene delante no es el que por defecto trae en la cabeza desde casa. Como además es muy joven -- recuerden que no hace falta correr para ser inversor, especulador o entrenador --, su margen de mejora es prácticamente ilimitado.
Termino con Zidane. Maravillas de la naturaleza humana, la misma falla sistémica en los fundamentales que a Valverde le provoca parálisis a Zizú le produce sobrerreacción. Otro suplicio chino para él..., para los jugadores, y para Florentino. La única diferencia, y no por ello menos curiosa, es que al ser menos sufrido que Txingurri, el francés se alivia rápido cambiando mucho, pronto y de golpe. "Y que sea lo que Dios quiera". Otra característica del "síndrome Zizú" es que trae los cambios hechos desde casa, síntoma inequívoco de su margen de mejora ilimitado en la lectura del juego. Así que pronto, muchos, de golpe y traídos de casa. ¿Alguien da más? Yo ayer en cuanto vi los cambios volví a escribír al instante -- a mí es que se me van los dedos -- "Zidane se suicida de nuevo".
-- "Pero si después empataron, enterado", dice uno al fondo.
-- Ya, pero es que "fútbol es fútbol",... pequeño saltamontes.
