Recientemente, Pedro Sánchez, nos ha vuelto a sorprender con sus piruetas políticas. La última, el acuerdo con Marruecos , que parece ser aliviará las tensiones con ese país eliminando para siempre las reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla y las aguas territoriales de Canarias, así como reducir el tráfico de pateras. Un acuerdo que incluye también el Sahara, frustrando las ambiciones del Frente Polisario.
La cuestión es que en un momento en el que prima la seguridad energética del país, esta se pone en riesgo. Cuando además, dudo mucho que las garantías dadas por Mohamed VI sean mucho mayores de a las que nos tiene acostumbrados nuestro presidente de gobierno.
La cuestión es que los acuerdos de Sánchez con Marruecos pueden tener consecuencias energéticas para España, lo que depende de muchos factores.
Europa es el principal cliente del gas argelino, siendo el destino del 83% de sus exportaciones de gas. Principalmente a través de gasoductos, el Medgaz a España con una capacidad que será ampliada a 10 bcm (bcm- miles de millones de m3), y a Italia a través del gasoducto Transmed, de 32bcm de capacidad, pero solo usado en un 66% de su capacidad.
Se expone que ello no ocurrirá dado que Argelia depende en gran medida de las exportaciones de combustibles fósiles, que en 2016 supusieron 1/3 de los ingresos públicos . Pero indicar que eso impedirá el corte de suministro de gas a España no es correcto dada la capacidad de desviarlo hacia Italia.
Indudablemente, otra cuestión es cómo estén redactados los contratos de suministro y las consecuencias de romper dichos acuerdos. España importó de Argelia en 2021 el 42,8% del gas, aunque el volumen se fue reduciendo a lo largo del año hasta suponer en diciembre el 26,8%.
En cualquier caso, las importaciones se están desplazando desde el gasoducto al GNL, siendo este último un 81% más caro en estos momentos, dada la rigidez de la oferta y el incremento de la demanda. Constituyendo adicionalmente un problema tratar de desviar los buques hacia España.
Motivo por el que el hecho de que España presente un exceso de capacidad de regasificación no tiene importancia significativa, tanto por precio, como por encontrar oferta, como por presentar capacidad de importaciones vía gasoducto.
Cuando además, el argumento de que España podría convertirse en un centro estratégico de exportación de gas hacia Europa dada la su capacidad de regasificación. Una pura falacia si consideramos que Europa importa 155 bcm de gas ruso y la construcción de Midcat (un nuevo gasoducto de interconexión con Francia), elevaría la capacidad de interconexión con Francia a solo 17 bcm.
Y en este sentido, el acuerdo con Marruecos tendría importancia si permitiera reabrir el gasoducto Magreb, lo cual parece extremadamente improbable dadas las tensiones políticas entre Marruecos y Argelia.
En principio, por tanto, dado el escenario actual, constituye una imprudencia notable el incrementar la tensión con países de los cuales dependemos energéticamente. Y ello independientemente de la capacidad de Argelia, dada su limitada infraestructura , de incrementar sus exportaciones. Lo que interesa es garantizar el volumen de importaciones actuales.