Lo que realmente necesitan los inversores
Invertir no es exactamente encontrar la próxima acción que multiplique por 10 su valor ("tenbagger" según la nomenclatura de Peter Lynch), o encontrar un chicharro o chicharros que te de un pelotazo, o poseer en cartera los fondos más de moda o decir que eres un inversor pasivo, indexado, value o técnico, o lo que sea como si de una religión se tratara.
Invertir es en primer lugar (1) saber cuáles son tus objetivos financieros de largo plazo, en segundo lugar (2) conocer los mercados para saber qué puedes esperar de ellos y en tercer lugar (3), en base a tus objetivos y el conocimiento que tengas del mercado, tener la psicología o enfoque personal adecuado en las inversiones. Todo lo demás es secundario y bastante folclórico.
La industria quiere tu dinero -queremos tu dinero-, de una manera en la que no dejamos de parecernos a las prostitutas menos elegantes que solo quieren sexo rápido a cambio de un puñado de billetes. Lo que le interesa a la industria, a rasgos generales, es básicamente cobrarte la minuta del mes, del año y le importas una mierda, porque sólo eres un número. Tampoco es nada personal contra ti, igual que las meretrices no te desprecian. Es como es el sistema y el esquema de incentivos humanos.
En realidad lo que necesitas no es más sexo -sigo con la metáfora-, sino un poco de amor. Alguien que te quiera un poco, que te respete y que en vez de hablarte de chuminadas de segundo orden de importancia, te pregunte cuál es tu situación vital, qué patrimonio tienes, qué esperas de la vida, cómo son tus relaciones y tu estilo de vida y así un largo etcétera, hasta conocer cuáles son tus objetivos financieros de largo plazo (1). Lo que la enorme mayoría de inversores particulares no profesionales necesitan, no es un calentón, sino un buen consejero, un asesor de inversiones cercano, honesto y profesional. Una persona que una vez te conozca bien, pueda ayudarte a elegir tus inversiones, enseñarte cómo funcionan los mercados (2) -primero declarando que muchas veces no tienen sentido alguno- y siempre apoyándote psicológicamente para que no cometas los peores errores en los peores momentos (3).
¿Para qué quieres un "tenbagger" si al primer retroceso te vas a acojonar? ¿Para qué quieres un chicharro si solo es una aproximación ludópata a la inversión bursátil? ¿Para qué quieres los fondos de moda si probablemente los estás comprando en el peor momento y cuando caigan te vas a ir? ¿Para qué te declaras de una religión inversora si realmente eres un don nadie sin apenas experiencia?
Lo que el inversor particular necesita en primer lugar, son las 3 cosas que nombro: definición de metas financieras, entendimiento de los mercados y ayuda con ello, y atención psicológica.
1. La definición de metas u objetivos vitales, son los que definirán que tipo de inversiones se van a necesitar. Dependiendo de cuáles son, tu cartera puede variar radicalmente.
2. El entendimiento de los mercados no se logra leyendo un post o un libro, sino que necesitan años y experiencia o al menos la ayuda de alguien que te supla con ello.
3. La atención psicológica, es el que da un consejero para que no compras o vendas motivado por arranques emocionales, ya que estos se suelen llevar a cabo en los peores momentos y son la mayor fuente de resultados subpares.
Si no se tiene esto, entonces da igual que estrategia o fondo elijas porque vas a cometer tal cantidad de errores, que da igual si eliges los fondos conscientemente o tirando un dardo en una lista de fondos. El primer enemigo de un inversor es su ignorancia.
Y la ignorancia no se cura inviertiendo en "los mejores fondos" o en las "estrategias más calientes" o ni siquiera siendo "pasivo" o "indexado", sino buscando un buen asesor, cercano, honesto y con los intereses alineados contigo. Lo malo es que habrá buenos y malos asesores, así que hasta esto es un esfuerzo importante. Pero es tan importante que no deberías escatimar ese tiempo y trabajo.
Yo, que no utilizo asesoramiento, si tuviera que sentarme con un asesor, lo primero que valoraría es si se ha interesado por mí y mi situación. No en media hora de charla rápida y rellenando un estúpido formulario, sino en varias sesiones, casi como si de un psicólogo se tratara. Diferentes charlas, que no tienen por qué ser largas, en las que poco a poco me va conociendo a mí y a mis circunstancias, mi conocimiento de mercado, mi verdadero perfil de riesgo, etcétera. Si no lo hace así, mucho me temo que se estaría ante un servicio de comida o sexo rápido. Y por tanto de poca calidad.
En segundo lugar, valoraría su esfuerzo por explicar los mercados. No por lo que los mercados están haciendo, que es tarea de los periodistas, o de lo que harán, que es tarea de los gestores y analistas, sino por explicar cuáles son las rentabilidades posibles y más teniendo en cuenta si un mercado en concreto está caliente o no. Si no se esfuerza en enseñar los mercados desde la prudencia del largo plazo, se está ante un cuentista. Igualmente es un cuentista si sólo le habla de estrategias y fondos famosos. Por que de nuevo, qué elegir en concreto es una cuestión muy secundaria.
En tercer lugar, valoraré que mi asesor me contacte en los momentos más complicados. No para decirme que todo es maravilloso y que no venda, sino que me explique con números por qué a pesar de la volatilidad la inversión tiene sentido en el largo plazo, e igualmente con números porque vender o comprar aquí puede ser un gran error motivado por mi miedo o avaricia.
El gran valor añadido en esta industria no lo aportamos los gestores o asesores de fondos, los robo advisor, los indexados o los medios hablando de los fondos más calientes. El gran valor añadido siempre lo tendrá el asesor personal. Por eso, antes de nada, si no eres inversor profesional o muy avanzado, no te intereses tanto por cosas no muy importantes y primero busca un buen asesor con todas las cualidades que he mencionado. Y ya con el tiempo ganarás experiencia para valorar por ti mismo cosas de menor importancia.
Invertir es lograr una buena media ganadora en el largo plazo
Una vez uno tiene el asesoramiento adecuado, o al menos ese conocimiento y experiencia por sí mismo, el invertir sigue siendo una tarea de medias estadísticas en el largo plazo. Igual que un gran delantero no es grande ni pequeño por su última racha, sino que lo es por su estadística de largo plazo y el número de goles que marca por minutos jugados, la inversión es igual. Todas las estrategias tienen sus mejores y peores horas. Muchas de las mejores estrategias tienen periodos terribles y hasta las más malas de las estrategias tienen buenos momentos. Incluso el gran Warren Buffett tuvo una rentabilidad nula en el periodo de 11 años que va desde 1998 hasta principios de 2009. ¿Sorprendente verdad?
Pero al final da igual las rachas de corto plazo, da igual un año o tres, o si una fuerte caída devuelve a Buffett a 1998. Lo importante es la media de largo plazo. Muchas estrategias pueden y de hecho disfrutan, de rentabilidades del 20% anual durante unos pocos años. Pero eso es solo anecdótico y tienden a ser rachas de corto plazo, ya que lo relevante es cuánto va a conseguir durante 15 años. Y ahí es cuando la fuerza de la reversión a la media y la ley de los grandes números entra en escena. Y para conseguir buenas medias en el largo plazo, comprar los mercados, acciones y estrategias o fondos más calientes, no es precisamente la mejor solución. Sino que suele ser más bien el fallo. Y a pesar de ello, es con lo que casi todo el mundo está obsesionado.
Los defensores de la gestión pasiva o indexada dirán que ellos son la solución. Tururú, ellos también le están sacando los cuartos a cambio de casi nada, con productos genéricos y en relaciones con los clientes totalmente inadecuadas. No todos necesitamos el mismo mix de indexados y algunas veces, cuando se está en franca burbuja bursátil, estar indexado es un error de bulto. Pero como ellos tienen un incentivo brutal para que siga invertido con ellos, no se lo dirán. O mejor dicho, ni ellos mismos verán las burbujas porque el dinero les ciega. Poderoso caballero es don dinero que decía Quevedo.
A la hora de invertir es mejor centrase en el largo plazo, y no confundir lo principal por lo accesorio. Lo que realmente necesitas con lo que te quieren ofrecer. Si hacemos así, los inversores nos ahorraríamos muchos problemas, no dejándonos enredar en el ruido del día a día y todas las tonterías que se dicen en esta industria. Por parte de todos.
Dicha esta reflexión semanal en mi blog, que quede por delante que no soy asesor personal de inversiones porque no es mi vocación. Así que ruego no recibir consultas. Solo es un consejo para que, quien lo necesite, sepa mirar donde hay que mirar y ponga el esfuerzo en lo primordial. Busca un buen asesor de inversiones y te mejorará la vida. En este blog, solo hablamos en realidad de cosas secundarias y terciarias y como tal, así han de ser consideradas. E igualmente así han de ser consideradas la casi totalidad de cosas que leerá por ahí.
Buen fin de semana.
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