¿"Crees" en el cambio climático? Tu respuesta determinará, según Paramés, si tienes alma "contrarian"

Varias veces me han preguntado si creo en el cambio climático. Y la propia pregunta ya me hace saltar: ¿cómo que si "CREO"? ¿Acaso estamos ante un acto de fe? Pues en realidad sí lo estamos. No debería de ser así, porque es un tema científico, pero la realidad es que es un tema tremendamente pasional y la razón queda totalmente prostituida. 

Recuerdo hace años, cuando este tema tocó su punto álgido, un debate en la TV francesa donde intervenía un ministro (no recuerdo si era de medioambiente o algo parecido) que estaba totalmente fuera de sí, insultando a un interlocutor que se mostraba escéptico no con el cambio climático en sí (una realidad científica con datos...a veces contradictorios) sino con toda la parafernalia y todo el movimiento social que hay detrás. Porque sin duda, lo más llamativo es lo pasional que es el tema.

Personalmente lo tengo muy claro: dentro de unos siglos, nuestros descendientes nos ridiculizarán por este tipo de creencias y obsesiones, de la misma manera que la sociedad actual valora la ignorancia o simpleza de creencias de nuestros antepasados.

El cambio climático está lleno de intereses contrapuestos, pero sobre todo, pone de relieve la poca sabiduría del ser humano occidental, muy orgulloso y satisfecho de su poder y superioridad. Alegrémonos porque si no fuera así, los mercados financieros no ofrecerían tantísimas oportunidades. Las lagunas en la teoría del cambio climático son tan importantes que todo debería quedarse en el mundo de los científicos, y seguir en el estado de debate. Pero por alguna razón (que no merece la pena entrar a comentar aquí), la teoría saltó más allá del mundo científico y se convirtió en una verdad absoluta para muchos políticos y muchos ciudadanos. Es uno de los principales dogmas del tiempo moderno en este s.XXI, pero como todos los dogmas, solo se hará visible que se trata de un dogma cuando hayan transcurrido muchas décadas (incluso siglos) y la humanidad haya pasado a otra fase.

Me llamó muchísimo la atención cuando leyendo el libro de Paramés -Invirtiendo a largo plazo- me encontré en las páginas 323 a 327 (3ª edición en papel), un recuadro donde habla del cambio climático como máximo ejemplo del comportamiento de rebaño. ¡Qué osadía! En algunos círculos, Paramés podría ser considerado hereje y proscrito. Menos mal que es un gestor, personaje desconocido entre el gran público, y menos mal que su puesto de trabajo no depende de ningún político, asociación, empresa o grupo que pueda sufrir presiones externas.

Paramés cuenta en pocas palabras, lo siguiente:

- El cambio climático es un ejemplo de comportamiento de rebaño del que es difícil escapar.
- Lo que realmente está sucediendo no coincide con lo que escucho con regularidad en los medios que crean la opinión pública.
- Si observamos lo ocurrido durante los últimos 20 años desde 1996, vemos que las emisiones globales de CO2 han pasado de 24 billones de toneladas anuales a 37 billones, un aumento del 54% pero sobre todo el mayor incremento en valor absoluto en la historia de la humanidad para un período de 20 años.

- Si fuera cierta la relación causal directa entre las emisiones y el incremento de las temperaturas globales, un periodo de 20 años parece suficiente estadísticamente para establecer una causalidad. Sin embargo, en el gráfico de temperaturas calculado por la NASA se observa que la temperatura global se ha mantenido prácticamente inmutable durante este periodo (salvo los dos episodios conocidos como "el niño" en 1998 y 2016).

- Esto podría cambiar durante los próximos años, pero por el momento es evidente que la emisión global de CO2 en los últimos 20 años no está afectando a la temperatura global del planeta.
- No comprendo qué intereses puede haber en la falta de discusión pública sobre ello, analizando posibles causas alternativas (como la intensidad de las radiaciones solares). Es incomprensible que medios de comunicación que deberían estar a la cabeza del escepticismo ni siquiera recogan los datos de manera correcta o que haya todavía científicos que no planteen dudas sobre ellos. Supongo que hay ya demasiados intereses establecidos como para no ver lo obvio. Es una verdad inconveniente.

Si todo esto te sorprende y sigues estando seguro de que el cambio climático es una verdad como un puño, entonces probablemente no tienes alma contrarian, especialmente si te "enciendes" (es decir, te pones de mala leche) cuando alguien se atreve a poner en duda la teoría del cambio climático, porque esa pasión que pones en defender esa posición es señal de lo integrado que estás en el rebaño (sin ser consciente de ello).

En cambio, si hace tiempo que te muestras escéptico con todo este tema (ni a favor ni en contra, pero sorprendido por el poder y la fuerza que tiene un movimiento que no te termina de convencer), entonces probablemente tienes la suficiente independencia de juicio para ser o acabar siendo un buen contrarian. Porque no lo olvidemos, como dijo Angel Martín Oro hace poco en este excelente post (todos sus posts son de obligada lectura), ser contrarian no significa llevar siempre la contraria, sino saber pensar por sí mismo y tener la independencia y el valor de pensar y actuar diferente cuando pensamos que es lo lógico y está razonado. Lo contrario es sucumbir a la psicología de rebaño, que es la que domina los mercados financieros (y la sociedad en general). Sobre este comportamiento de rebaño es sobre lo que habla Paramés en su libro en las páginas 323-327, destacando lo difícil que es ir contra la opinión generalizada sobre cualquier tema.

Rápidamente sale el hombre primitivo que llevamos dentro, para el que no fue razonable salirse del grupo para cazar o vivir solo, pues el grupo suele tener razón o al menos es lo más seguro. Cuando nos sentimos excluidos del grupo, se activa la misma parte del cerebro que lo hace cuando sentimos daño físico (cita 72 del libro de Paramés, de donde saco estas líneas, citando a Eisenberger, Lieberman, Williams 2003). Concluye Paramés: ¡Duele sentirse fuera del grupo!

También habla Paramés del famoso, extraordinario y sorprendente experimento de Ash, que muchos de vosotros ya conocéis porque hemos hablado de él varias veces en inBestia. Os pego el resumen de en qué consistió el experimento:

Los experimentadores, conducidos por Solomon Asch pidieron a unos estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad.

Es extraordinario constatar el enorme porcentaje de respuestas incorrectas a una pregunta no se puede más sencilla, simplemente por la presión del entorno. Si esto es así para una pregunta tan simple, ¿qué pasará cuando se trata de invertir en una empresa con PER muy bajo que todo el mundo da por acabada?

El experimento se repitió con 123 distintos participantes. Se encontró que aunque en circunstancias normales los participantes daban una respuesta errónea solo el 1% de las veces, la presencia de la presión de grupo causaba que los participantes se dejaran llevar por la opción incorrecta el 36,8% de las veces.¹ Las respuestas mostraron una variabilidad importante según los individuos: solo un 5% de los sujetos se adaptó siempre a la opinión errónea de la mayoría. Un 25% de los sujetos siempre desafió a la opinión mayoritaria, dando la respuesta objetivamente correcta. El 75% de los participantes dio al menos una respuesta errónea a las 12 preguntas, adaptándose a la mayoría.

Fuente de ambas citas: wikipedia.

La reflexión final de Paramés me parece un ejemplo de humildad a seguir. Es algo que siempre he comentado a mis alumnos y me sorprendió que Paramés lo enunciara con tanta claridad y simplicidad. Siempre me reconforta mucho ver que la gente que admiro (en lo humano y en lo técnico) dice las mismas cosas "extrañas" que yo suelo decir. Sin duda me llena de orgullo (peligro...), lo reconozco, así que intento que no se me suba a la cabeza y mantener un enfoque defensivo y prudente.

Dice Paramés que su método les lleva a comprar empresas cuando cae su precio y venderlas cuando sube. Pues bien, cuando venden subiendo lo llaman "fooled by randomness" (confusión entre suerte y habilidad) en honor al libro de Taleb (traducido como ¿"existe la suerte?"), que como sabéis admiro enormemente (es quizá mi gurú favorito). Continua Paramés argumentando que:

¿Quién sabe si hemos acertado solo por suerte y por tanto con la mera subida disminuyen las probabilidades de seguir teniendo suerte? ¿Quién sabe si lo que pensamos que es nuestra habilidad no es más que azar? Como dice Taleb, tendemos a confundir habilidad con suerte y una posible solución es asumir que hay una parte de suerte en nuestro éxito, y por lo tanto interesa actuar rápidamente antes de que la suerte cambie.

Esto es algo que aplico constantemente cuando tengo una buena racha. Siempre será más provechoso considerar que ha sido fruto del azar y no fruto de nuestra habilidad, y es que además nunca podremos demostrar que no ha sido suerte (y hay gente con suerte que dura años). De hecho, la cruda realidad es que en efecto, la suerte siempre influye en mayor o menor medida en nuestra vida, a todos los niveles. Pero para hablar de eso mejor me remito al propio Nassim Taleb.