Cómo arreglar España sin contar con el Gobierno ni la Banca

Es terriblemente aburrido. El consenso en España opina que hay cambiar muchas cosas para sacar este país adelante. El mismo consenso opina que ese algo lo tiene que hacer el gobierno, el parlamento o cualquier otra organización medianamente decadente. La creencia de que los cambios están en manos de los otros o de alguna institución, es la confirmación de que uno cree que el destino no está en sus manos. Y no hay nada más lejos de la realidad. 

Un gran cambio no tiene lugar mediante la publicaciones de reales decretos, la creación de nuevos órganos, independencias, agencias o asambleas populares o creando incentivos fiscales de algún tipo. Los verdaderos cambios sociales siempre tienen su origen en la consciencia y entendimiento de los habitantes de un país. 

"Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. La mente lo es todo. Nos convertimos en lo que pensamos" 

                                                                                   (Siddharta Gautama, Buda)

La solución a España no se encuentra en ninguna reforma, en ningún acto externo que pueda llevar a cabo ninguna organización o colectivo de personas. El cambio es mucho más directo: está en ti, por mucho que esto suene místico.

El primer paso es entender que la banca presta un importante función en el sistema capitalista, pero se ha llegado a un punto de distorsión total, en el que la deuda ha dejado de ser una herramienta del capitalismo para convertirse en el centro neurálgico de nuestro sistema económico. Las bondades del capital, o de la inversión con dinero o bienes, de un socio en una empresa, es que si la empresa va bien genera mucha riqueza, y si la empresa va mal, la pérdida queda limitada al capital aportado. 

El problema de la deuda es que fragiliza completamente la estructura de una sociedad mercantil y en términos agregados fragiliza completamente el sistema económico. Cuando vienen mal dadas, uno no solo pierde el capital, sino que además no puede reiniciar nuevos proyectos debido a que está endeudado. Esclavizado. Encadenado.

La deuda es como el alcohol. Un poco puede sentar bien a la mayoría de la gente y de los proyectos. Pero cuando una copa se convierte en dos y en tres, la borrachera está servida. La serenida perdida. La pobreza asegurada.

España, al igual que los indígenas americanos o los aborígenes australianos que se perdieron como pueblos, no por el metal de las espadas o el fuego de las escopetas, sino por el efecto del alcohol, es el país más bancarizado del mundo -tras Chipre- según el Banco Mundial con 89,7 oficinas bancarias por cada 100,000 habitantes:

El camello campa a sus anchas.

Carece de sentido una persona que va al banco para que le den un 2% sobre un depósito de 100,000 €, interés que ni siquiera cubre la inflación en tiempos de cuasi deflación. Es necesario cambiar de mentalidad y hacer que esa persona destine una parte de sus ahorros a inversiones de riesgo en empresas de nueva creación. Tenemos una sociedad donde los mayores tienen dinero y por otro lado tenemos jóvenes con una tasa de paro escalofriante. 

El dinero tiene que fluir de la generación que ha vivido un boom favorable, hacia la generación que está viviendo una depresión. Y tiene que fluir en términos favorables para los dos. Solo el capitalismo en su estado más puro puede salvar la distancia que hoy existe entre ambas generaciones. Debemos hacer que los mayores pongan su capital en ideas de los jóvenes.

Ir al banco a que te den un 2% no es capitalismo. Es egoísmo y estulticia en grado absoluto. Un 2% es lamer las migajas del sistema como un muerto de hambre lamería las migajas que los pudientes van tirando por el camino. 

Capitalismo es coger tus 100,000 €, reunirte con lo jóvenes y no tan jóvenes y escuchar sus ideas y repartir tus 100,000 € entre 4 u 8 proyectos de tu localidad.

Sí, ya te lo adelanto yo. Algunos de esos proyectos van a fracasar pero los que triunfen no te pagarán un 2% como en el banco, sino que te pagarán vía dividendos y vía revalorización del capital. Además de que los proyectos ganadores te producen una satisfacción personal que un rídiculo 2% preinflación jamás te dará. 

¿Prefieres ser un cobarde que va con tu dinero al banco o prefieres apostar por una generación de jóvenes que de una u otra manera va a salir hacia adelante?

Muestra tu riqueza. Inviértela en crecimiento. Ilusiónate con el mundo, conoce a la gente de tu alrededor y apuesta por ellos.

No necesitamos a políticos o banqueros para mejorar nuestras vidas. Solo hace falta abrazar y confiar en que el capitalismo (el de verdad) es la mejor solución a nuestros problemas. Es el capitalismo, el que a pesar de las innumerables trabas que sufre, el que nos hace avanzar como raza.

Coge tu dinero y empieza a cambiar el mundo.