Escribía esta semana Hugo Ferrer sobre una leyenda viva de los mercados financieros: Stanley Druckenmiller. Si Warren Buffett fuera el yerno que toda madre sueña para su hija, establishment cien por cien, Stanley Druckenmiller sería el joven rebelde y contestón que tras más de treinta años de vida en común continuaría alimentando esa parte adolescente que habita en el corazón de su chica.
Nació Stanley como todos: con un prácticamente ilimitado potencial. Y después de probar por aquí y por allí, con esto y con aquello, encontró finalmente algo que le gustaba y se implicó en ello con esa mezcla de ganas, ilusión y entusiasmo que todos ponemos cuando nos vamos asomando al mundo. Algún tiempo después, Stan tuvo la fortuna de encontrarse con un jefe ( léase un padre, un tutor, un maestro, un entrenador...), cuyo mix de inteligencia, talento y experiencia cristalizó un día en unas pocas palabras que terminaron de orientar a su pupilo para siempre: "Este informe no vale para nada. Díme qué hace que los bancos suban o bajen".
Los factores.
Algunos años después fue entonces posible que se produjera una conexión entre almas gemelas como las de Druckenmiller, Soros o Paul Tudor Jones. No me voy a extender en el resto de las historia, las consecuencias, por estar aquella y estas al alcance de cualquiera en internet. Pero no puedo dejar de contarles lo que un día leí por ahí. Y es que a la vez que Soros, Druckenmiller, Jim Rogers y Paul Tudor Jones se unieron para ponerse cortos en la libra esterlina y apalancados hasta las cejas a través de los fondos de inversión que gestionaban, con el fin de aprovechar la oportunidad que el gobernador del Banco de Inglaterra había brindado al mercado, y una vez que la divisa inglesa se hubo desplomado tras quedar fuera del juego de las bandas de fluctuación fijas imperantes en aquel momento, Stanley Druckenmiller terminó completando su jugada al día siguiente hinchándose a comprar para su cartera personal millones y millones, y millones, en una selección de empresas sólidas denominadas en libras esterlinas.
Moraleja.
Aprende a pensar en factores.
Selecciona después los tuyos para aproximarte a los mercados.
Practica.
Y el día que sientas que ha llegado tu momento,
y sea cual sea la dirección,
coge el tren.
Saludos.
Hay muchos trenes y de cercanias ni te cuento, jajaja
Yo a Stan no lo conocia ma ha sorprendido lo parecido que somos, una de las claves es coger experiencia y con paciencia abusar
No sabía la jugada de Druckenmiller después del miércoles negro.
Pero es como la que hizo después de las elecciones americanas, tras estar bajista y hasta arriba de oro, la noche de las elecciones se deshizo de todo y compró acciones!
Que claridad mental.
En respuesta a Hugo Ferrer
La verdad que sí. Pero me quedo más, por lo inusual, con la instantaneidad de reacción que le proporciona su cintura. Es como que hubiera conseguido crearse un mundo real paralelo y se moviera por el mismo completamente libre de prejuicio conceptual, ambiental o emocional alguno. S2.
En realidad lo que hace Stan es abusar , cuando hay que abusar , todos vemos que todos los años hay 3 o 4 veces que se puede abusar ya sea lateral , bajista o alcista la tendencia, si uno suma en posicion alcista en cualquiera de esas tendencias es el equivalente a una tendencia alcista sostenida
Es la unica manera de sacar un 30 % de rentabilidad anual durante años ,gestionando grandes sumas que no es lo mismo que gestionar calderilla, pero Stan lo hace como si fuera calderilla,jajaja
Y por supuesto no ser un gato de escayola,jajaja
En respuesta a Pepe mary y el chucho de colastani
Enhorabuena, razonamiento impecable y de una lógica pragmática bursátil impresionante. No hay más.
En respuesta a antonio garcia
Gracias Antonio,
Es prepararse para el pelotazo de tu vida y una vez que lo hagas a por el siguiente, tienes que dar rienda suelta a tus emociones pero canalizada para tu beneficio, sin emociones te quedas mas tieso que la mojama,jajaja
Lo bueno es que aquí hay trenes para todos. Desde los de altísima velocidad, a los tranquilos y panorámicos. Lo ideal es que además de saber coger el tren que mejor te convenga para llegar a dónde tú quieras ir, disfrutemos del camino y el paisaje. Y de los compañeros de vagón.