Hoy tenemos un nuevo caso de una empresa que siendo, con diferencia, la principal posición de un gestor de fondos muy reputado, sufre un fuerte revés en bolsa. Nos referimos a la caída de Wirecard, empresa alemana de tecnología y servicios financieros, que llegó a rozar el 20%, aunque en estos momentos se ha reducido al 12,4%. Y al gestor francés Nicolas Walewski que lidera los fondos de Alken.
El motivo de esta caída ha sido la noticia publicada en el diario británico Financial Times según la cual la empresa habría cometido fraude contable, inflando sus cifras de ventas y beneficios de sus filiales en Dubai e Irlanda. En la información aparecida en el Financial Times, se informa que éste ha tenido acceso a diversas hojas de cálculo, documentos y correos electrónicos internos de la compañía en los cuales se refleja que la entidad alemana llevó a cabo una estrategia para inflar artificialmente los ingresos y beneficios y presentar de esta manera una cifras de crecimiento poco ajustadas a la realidad. Aunque la compañía no ha tardado en apresurarse a desmentir la noticia, la información ha puesto muy nerviosos a los inversores, originando el desplome de la compañía.
Pero más allá de este posible escándalo contable y su impacto futuro en la compañía y sus accionistas, es importante hacer referencia al riesgo que puede suponer en determinadas ocasiones una alta concentración de la cartera en determinados valores ante sucesos que son muy difíciles de prever. Wirecard es el caso más reciente, y Nicolas Walewski es el gestor más afectado, puesto que según los últimos datos disponibles, un 10,3% del fondo Alken Fund European Opportunities estaba invertido en la compañía alemana. Si bien es cierto que no sólo Walewski ha sido golpeado por el desplome de Wirecard.
Como decimos, Wirecard es sólo una muestra más de que incluso en posiciones de máxima convicción de los gestores, donde el peso está cerca o incluso por encima del 10% (máximo legal permitido en España), pueden ocurrir cosas inesperadas. No obstante, en este caso en particular debe notarse que la acción ha tenido una rentabilidad espectacular los últimos años, por lo que la concentración en el valor le ha dado buenos frutos a Walewski históricamente. Pero esto no ha sucedido así en tiempos más recientes, donde han sobrevolado varias sospechas acerca de la compañía.
Independientemente de cómo se resuelvan estas acusaciones, no podemos evitar recordar casos como los de Burford Capital o Aryzta, donde distintos gestores pusieron una parte significativa del capital de sus fondos (cerca del 10%), para luego arrepentirse por el devenir de los acontecimientos, principalmente del excesivo tamaño que se le otorgó a la posición.
El caso más reciente es el del desplome de más del 50% en una sóla sesión de Burford Capital, empresa británica dedicada a la financiación de litigios, a raíz de un informe publicado por Muddy Waters Research en el que se acusaba a la compañía de fraude contable. En este caso, más de un centenar de gestoras a nivel mundial se han visto atrapadas en esta compañía, entre ellas gestoras españolas como CaixaBank o Valentum con casi un 8% de la cartera invertido en la compañía. También numerosos inversores individuales fueron afectados por el valor, siendo una acción muy comentada en redes sociales (mayoritariamente con un tono muy positivo).
Otro caso paradigmático y muy conocido ha sido el de Aryzta, compañía suiza dedicada a la fabricación de panes, y que a día de hoy sigue siendo una de las principales posiciones de los fondos gestionados por Francisco García Paramés (cerca de un 8% en Cobas Selección a 31 de agosto de 2019). Los diversos “profit warning” que ha lanzado la compañía en los últimos años como consecuencia de las malas perspectivas económicas de su negocio, junto con una deuda enorme y malas decisiones del pasado, han originado que su cotización se sitúe actualmente muy cerca de mínimos históricos y acumule una caida cercana al 95% desde 2014. Como es evidente, y teniendo en cuenta que es la primera posición de los fondos principales de Cobas, éstos se han resentido de manera importante ante una caída de tal magnitud (siendo el detractor más importante de sus fondos hasta el momento, aunque no el único).
Como acabamos de ver, el desplome de una compañía en bolsa (incluso su quiebra) es algo que sucede, ha sucedido y sucederá en los mercados financieros. Es por ello que concentrar la cartera en exceso en determinados valores, por muy convencido de su tesis que esté un inversor, implica asumir unos riesgos que no siempre merecen la pena. Si bien es cierto que una elevada concentración de la cartera puede dar lugar a rentabilidades extraordinarias muy por encima del mercado, en caso de que las tesis de inversión no se cumplan o sucedan acontecimientos imprevistos fuera del control de los inversores, los efectos pueden ser muy desagradables. Por ello, la noticia de hoy de Wirecard puede servir como recordatorio de que, por muy buena idea de inversión que aparentemente tengas delante, la cautela y la diversificación suelen ser buenas consejeras a la hora de construir una cartera de inversión. Porque, como se dice vulgarmente en inglés, sh*t happens.