"Whatever it takes", o cómo Draghi salvó al euro en el último minuto

14 de noviembre, 2016 6
Treinta años Economista Titulado del Banco de España. Economía internacional. Autor del blog "Decadencia de Occidente", blog sobre los estragos... [+ info]
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1º en inB
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Del libro de Mervyn King, "El fin de la alquimia", cómo Draghi salvó al euro en 2012.

Grecia se convirtió en el primer país europeo en experimentar una depresión de la magnitud de la Gran Depresión de los años treinta en Estados Unidos. Entre 1929 y 1933, la producción total en Estados Unidos cayó un 27 por ciento. En Grecia, entre 2007 y 2015, la producción bajó un poco más que eso, y el gasto doméstico (el consumo y la inversión tanto en el sector privado como en el público) en no menos del 35 por ciento, una situación que nunca hubiera podido concebir cuando era estudiante en los sesenta con nuestro novedoso entendimiento de cómo impedir depresiones.

Existían, y siguen existiendo, muchas ineficiencias en la economía griega. Pero, en ausencia de una unión política, las decisiones que los atañen corresponden a los ciudadanos de Grecia. En marzo de 2012, Grecia incumplió con su deuda, o, para ser precisos, la «reestructuró». La reestructuración transfirió gran parte de la deuda de acreedores del sector privado a acreedores del sector público. En 2015, alrededor del 80 por ciento de la deuda soberana griega se debía a instituciones del sector público de otros sitios de la Unión Europea o al Fondo Monetario Internacional. La unión monetaria, lejos de propiciar una mayor integración política, estaba demostrando ser el proyecto más divisorio en la Europa de posguerra.

"A finales de julio de 2012, la salida del euro de Grecia, y quizá también de otros países, se estaba empezando a aceptar como probable. El BCE, la Comisión Europea y el gobierno alemán tenían planes sobre cómo manejar una salida griega. En general, se daba por sentado que la salida implicaría la imposición de controles de capital en Grecia, y probablemente un período de vacaciones bancarias para permitir al gobierno nacionalizar muchos, si no la mayoría, de los bancos locales. Entonces ocurrió un movimiento que transformó el sentimiento de mercado. El 26 de julio, en una Conferencia de Inversión Global, para marcar el comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres, presidí un panel de gobernadores de bancos centrales. Uno de ellos era Mario Draghi. Cuando se levantó para hacer sus observaciones, me di cuenta de que, excepcionalmente, no tenía la intención de leer un texto preparado. El BCE haría, dijo, «lo que haga falta para preservar el euro. Y créanme, será suficiente». Sus palabras resonaron por todo el mundo, pero igual de importante fue la declaración conjunta realizada al día siguiente por la canciller Merkel y el presidente Hollande, indicando su compromiso pleno con el euro y su apoyo a las intenciones de Draghi.

Estaba claro que el BCE compraría, o estaba activamente considerando comprar, deuda soberana española e italiana. Los rendimientos de los bonos españoles a diez años cayeron desde el 7,6 por ciento hasta algo menos del 7 por ciento. Las acciones bancarias de la eurozona subieron entre el 5 y el 10 por ciento en el día. Fue el comienzo de un marcado cambio en el sentimiento que iba a resultar en importantes caídas en los rendimientos de los bonos soberanos en los siguientes dos años.

"A finales de 2014, los rendimientos de los bonos a diez años en Grecia habían bajado desde el 25 por ciento hasta justo por encima del 8 por ciento, y los de España, desde por encima del 6 por ciento hasta por debajo del 2 por ciento. En efecto, a finales de 2014, España era capaz de financiarse a menor coste que el gobierno de Estados Unidos.

Obviamente, el compromiso de Draghi había funcionado. Pero también planteó un serio problema. El mandato del BCE no se extiende a las transferencias fiscales. Y era obvio, por los comentarios realizados tanto pública como privadamente, que el Bundesbank se oponía frontalmente a cualquier compra selectiva de deuda soberana, lo cual pensaba que podría ser inconstitucional.

"Ciertamente, ante esto es difícil reconciliar el programa de compra de deuda soberana con la cláusula de «no rescate» del Tratado Europeo. Así fue unas semanas antes de que el BCE anunciase el programa de operaciones monetarias de compraventa que le permitía comprar bonos estatales de países de la periferia a cambio de peticiones de asistencia para estos países prestada por el nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Desde la puesta en marcha hasta 2015, no se realizó ninguna compra.

"Globalmente, sin embargo, la promesa de Draghi de «hacer lo que haga falta» devolvió la calma a los mercados financieros y puso fin a una larga serie de fines de semana de crisis. Parecía que Alemania había abandonado la idea de una salida griega del euro. Los inversores de fuera de la zona euro fueron inducidos a comprar activos financieros, particularmente deuda soberana, en los países de la periferia; los rendimientos de los bonos cayeron aún más, y el BCE fue capaz de reducir sus préstamos a los bancos.

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Este artículo tiene 6 comentarios
“La crisis de la deuda no es una locura de la especulación desaforada, sino el intento de mantener con vida un capitalismo agonizante”

Incluso la palabra préstamo es engañosa en este contexto: se presta lo que se tiene y el banco no tiene lo que dice prestar.

La promesa de pago es suficiente para poner en
circulación nuevos billetes que antes no existían. Aunque a mucha gente le parezca increíble, el banco no tiene el dinero que “presta”, lo que sí tiene es el poder legal para crearlo”.

“El engaño consiste en que prácticamente no hay dinero real en el sistema financiero, sólo deudas”. La moneda tangible (billetes y monedas del banco central, que no representan deuda) supone únicamente un 3% del dinero circulante. El resto sólo existe como entradas de datos en pantallas de ordenador y fue creado por los bancos en
forma de préstamos que reportan jugosos intereses.
Al ser máquinas generadoras de burbujas, los bancos privados originan enormes cantidades de deuda –ya que su rentabilidad depende de la cantidad de crédito que puedan
generar

¿Por qué no crece el dinero así creado hasta el infinito?
Porque el dinero creado por un banco al otorgar un crédito se extingue cuando el crédito es pagado.
La inferencia lógica es de una relevancia abrumadora: los bancos crean dinero para el crédito pero no para los intereses. Éstos se tienen que pagar con más créditos y más
extracción de riqueza real, lo que convierte la espiral de la deuda y la sobreexplotación laboral en las conditio sine qua non de la actual fase parasitaria de la acumulación de
capital –no hay crecimiento sin deuda creciente-.......y a su vez sucede el truco final:
“Hay dos formas de conquistar y esclavizar una nación, una es con la espada, la otra es con
la deuda”.-John Adams
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?El-timo-de-la-deuda-soberana-II

LA BOMBA QUE HELARÁ EL MUNDO
(A partir de minuto: 12.20)
https://www.youtube.com/embed/5yA7jYoS6G0
15/11/2016 09:45
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