Unión Europea: Recuperación Económica y Política Medioambiental

1 de noviembre, 2020 0
Inversor particular. Autor del libro: "El Camino hacia el Sol: Economía, Energía, Medio Ambiente y Sociedad"
Inversor particular. Autor del libro: "El Camino hacia... [+ info]

La actual pandemia del corononavirus y la crisis económica asociada ha dejado en un segundo plano el problema del cambio climático. Este problema es previsible que se retomará antes o después, pero las secuelas de la crisis pueden afectar a los recursos que se puedan destinar a reconducir el problema del cambio climático.

A nivel global, la OCDE estima que será necesaria una inversión anual de 6,9 bill de $ anuales hasta 2030 para alcanzar los objetivos de la convención de París. Inversión que deberá realizarse principalmente en los países en vías de desarrollo.

Y en lo que respecta a la Unión Europea (UE), esta ha reaccionado con una serie de medidas de estímulo entre las que se incluye un impulso a la transición verde. Mediante el cual se trata de impulsar la economía y el desarrollo tecnológico al mismo tiempo que se contribuye a paliar los efectos del cambio climático, encontrándose el foco central en la reducción de las emisiones de CO2, tal como se recoge en el Green Deal

El Green Deal constituye una serie de normas para lograr reducir las emisiones en un 55% en el año 2030 respecto a los niveles de 1990, siendo este un paso intermedio para lograr que las emisiones netas de CO2 sean nulas en el año 2050 (figura siguiente). Implicando en ello a la industria del acero, química y cemento, así como la descarbonización del sector de la electricidad, construir una infraestructura inteligente y ecológica, potenciar el traslado de mercancías por tren y transporte marítimo, e incidir en el sector agroalimentario.

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Figura.- FMI:  How to Meet the European Unions Ambitious Climate Mitigation Goals

 

El 21 de julio de este año, los líderes de la UE acordaron lanzar un paquete de estímulo de 1,8 bill de euros para relanzar la economía. Este paquete incluye el presupuesto de la UE de 1,074 bill más 750.000 mill del fondo denominado Next Generation (NGEU). Siendo prioritario en la utilización de estos fondos la transición energética, de tal forma que un 30% de ambos fondos se destinará a este fin, lo que supone 547.000 mill euros hasta el año 2027. Esta cantidad, sin embargo representa solo el 25% de la inversión necesaria para alcanzar una reducción de emisiones del 55% en el año 2030, habiéndose estimado que  es necesaria una inversión anual de 300.000 mill, motivo que hará necesaria la intervención del sector privado.

El NGEU se repartirá entre los estados en función de población, tasa de desempleo, PIB per cápita y caída del PIB; y el 37% del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), que constituye el 90% del NGEU  , se destinará a inversiones en transición climática.

Por tanto, un problema del proyecto es que implicará movilizar un volumen importante de financiación, y no solo para inversiones en infraestructura renovable, sino también por ejemplo, y bajo la iniciativa de asegurar una transición justa y no dejar a nadie atrás, de financiar a aquellos trabajadores perjudicados por la transición verde, tanto a través de ayudas directas como formación.

La consecuencia es que se requerirá una importante fuente de recursos que habrá que obtener de alguna forma.  Por lo que en este proceso de transformación, la UE ya se está planteando introducir impuestos verdes. Entre ellos,  un impuesto en frontera sobre las importaciones de productos intensivos en emisiones, así como un IVA especial a estos productos, o extender el sistema de derechos de emisiones (Emissions Trading System- ETS) a las importaciones, obligando a las empresas extranjeras a comprar estos derechos.

Estas iniciativas presentan muchas derivadas, algunas negativas. En primer lugar, todo tipo de imposición recaerá probablemente sobre el consumidor europeo, elevando la inflación y reduciendo su poder adquisitivo. Sin perjuicio de que los países afectados tomen represalias e implanten algún tipo de arancel o similar a los productos europeos importados, lo que probablemente contribuiría a contraer la economía, reducir los beneficios empresariales y el empleo.

Medidas que por otra parte son parcialmente hipócritas, ya que la fabricación de manufacturas de los países desarrollados se ha ido desplazando durante décadas a estos países, entre los que se encuentran China e India, y otros en vías de desarrollo. Una deslocalización manufacturera que se ha visto acompañada de una deslocalización de emisiones, atribuyendo a estos países las emisiones que antes se generaban en Europa. Si bien es cierto  que el volumen de emisiones en esos países depende de su mix de energía primaria, de tal forma que en cuanta mayor medida se utilicen combustibles fósiles, y especialmente el carbón, mayor será el volumen de emisiones.

Y en este sentido recordar, que las emisiones derivadas de la industria suponen menos del 25% del conjunto de emisiones globales (figura siguiente), por lo que de cara a solucionar el problema medioambiental, habría que tocar muchos otros palos.

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Figura.- Our World in Data. Emissions by sector .

Se ha vendido en la UE esta estrategia como la lucha contra el cambio climático. Cuando Europa (la UE, según BP   ,  ha emitido el 9,7% del total de CO2 en 2019) no llega a emitir el 12% de las emisiones globales (tabla siguiente), menos que USA y China, que conjuntamente, en 2018, suponían el 43,36% de las emisiones totales, incrementando sus niveles  de emisiones con respecto a 2017, al contrario que Europa, que las redujo un 1,3% .

 

Total CO2 emissions (Mt CO2)

Growth Rate (%)

CO2 emissions (%/tOTAL)

 

2018

2017-2018

2018

United States

4 888

3,1%

14,75%

China

9 481

2,5%

28,61%

India

2 299

4,8%

6,94%

Europe

3 956

-1,3%

11,94%

Rest of the World

11 249

1,1%

33,94%

WORLD

33 143

1,7%

 


 

Tabla. IEA.- Global Energy & CO2 Status Report 2019

Motivo por el que este tipo de medidas tomadas aisladamente por la UE tendrán poco efecto ya que la UE contribuye relativamente poco al conjunto de emisiones de CO2, cuando además,  repercutirán sobre el poder adquisitivo de los europeos. 

Y en este sentido, el hecho de que los 20 países más contaminantes del mundo contribuyen al 80% de las emisiones totales podría facilitar una posible solución  a través de un acuerdo multilateral que determine una tasa al carbón común con el fin de  prevenir el carbón leakage (deslocalización de producción por tasas al carbón) en todos estos países principales emisores, haciendo el precio independiente del origen de los productos 

En este sentido, el Carbon Border Adjustment Mechanism  europeo pretende reducir la deslocalización de la producción y emisiones, al mismo tiempo que se reduce la pérdida de empleo en los sectores afectados.

Además de esta medida potencialmente peligrosa, la paranoia verde se extendió hasta tal punto que, el mes pasado, el Parlamento Europeo votó a favor de exigir que los barcos transoceánicos paguen por la contaminación que causan cuando transportan carga hacia y desde Europa al incluir el transporte marítimo en el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE.

Sin embargo, pensando mal, también podríamos plantearnos como hipótesis la intencionalidad de estas medidas con el objeto de incrementar la inflación. Sin embargo, subyacen los problemas latentes de la pérdida de poder adquisitivo, incremento de desigualdad, y crisis de deuda soberana ante el riesgo de que el BCE  se vea obligado a elevar los tipos de  interés.

Este riesgo, de momento, es mínimo, ya que la inflación actual medida a través del HICP, el índice que utiliza el BCE para hacer el seguimiento de los precios,y que incluye los precios de la  energía, era en septiembre de 2020 del -0,3% interanual . Por lo que existe un margen, dado que el objetivo de inflación del BCE se sitúa en el 2%. Aunque a más largo plazo, y en cierto modo autoengañándose conscientemente, puede ser necesario sustituir este índice por el de inflación subyacente.

Los defensores de este cambio lo justifican por el hecho de que el BCE no debe vigilar los cambios de precios derivados de cambios estructurales, sino intentar minimizar los derivados de los cambios temporales entre oferta y demanda. Sin embargo, el cambio propuesto pudiera no tener el efecto deseado, ya que los incrementos en los precios de la energía dan lugar a efectos de segunda ronda sobre otros precios. Incrementos de inflación que por otra parte podrían contribuir a reducir el ratio de deuda/PIB; pudiendo ser una opción dejar el objetivo de estabilidad de precios como de medio plazo.

Y como justificación a la importancia del precio de la energía, resaltar que en este momento, la energía es el item que impulsa la inflación hacia abajo en el área euro, contribuyendo de forma determinante en septiembre de 2020 con un -8,2% en términos interanuales (tabla siguiente), mientras que la inflación total ha sido del -0,3%.

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Tabla.- EUROSTAT Newsrelease. Annual inflation down -0,3% in the euro area .

 

Por tanto, tenemos un problema, el cambio climático afecta a la economía y a la sociedad, y también a la salud. Debemos tomar medidas para paliar sus efectos adversos. Pero ir de paladines de la humanidad a través de propuestas que dañan a los propios europeos sin contar con un apoyo del resto de países, suena a infantil y a cierta demagogia.

 


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