Como dice bien Hugo Ferrer en Inbestia, los grandes CEOS manifiestan en general un gran pesimismo sobre el negro futuro que ya asoma por el horizonte. Por ejemplo, James Dimon, presidente de Morgan,
Mientras, las cabeceras de periódicos irresponsables (todas) invitan a comprar en bolsa ahora, con la excusa que los mercados han caído y es el momento de aprovechar las oportunidades que serían, según ellos, suculentas. Es lo que venden, y hay gente deseando oír eso. Vean los ejemplos en H. Ferrer citado.
La razón es que la gran incertidumbre sobre lo sucedido en los precios básicos, la escasez de alimentos y energía que va a originar la guerra en cualquier parte del mundo, y cómo deben los bancos centrales enfrentarse a ello, y durante cuánto tiempo, dejan pocas esperanzas sobre normalidad económica. En el gráfico siguiente vemos la gran caída del la oferta monetaria en EEUU (después de la gran subida para contrarrestar la pandemia), mientras que la FED ahora no sabe qué hacer ante esto y la alta inflación.
Véase por ejemplo, Egipto como potencial muestra del futuro que nos espera. Este país importa el 85% de su trigo de Ucrania (sí, ya se que Egipto fue el gran granero del Imperio Romano). En Egipto, para mantener La Paz social, el gobierno se ve obligado a subvencionar cinco panecillos al día a cada habitante, lo que será literalmente imposible este invierno. Por lo tanto, aquí como en otros países, habrá revueltas sociales y inestabilidad. Ídem con la energía en Europa, que, como dice Clemente Polo,
Pero las negativas consecuencias económicas de la invasión de Ucrania van a golpear también a la UE en su conjunto y a los países de la Eurozona, en particular, cuando algunos países, entre los que se encuentra España, no han logrado recuperar todavía los niveles de PIB anteriores a la pandemia, y apenas cuentan con margen de maniobra para afrontar una nueva perturbación adversa hipotecados por la ingente deuda pública acumulada desde el inicio de la Gran Recesión a finales de 2008. Para empeorar las cosas, la UE ha registrado tasas de inflación muy elevadas en 2021 y comienzos de 2022 que van a anticipar las subidas de tipos de interés y a acelerar la retirada de los estímulos extraordinarios puestos en marcha por el BCE tras la irrupción del Covid-19 en la primavera de 2020.
Llegados a este punto parece ya difícil dar marcha atrás en la UE y las posibilidades de recomponer las fuentes de suministro de energía para sustituir el gas y petróleo rusos, evitando disrupciones en la producción y aumentos todavía mayores en costes y precios, se antojan más bien escasas a corto plazo. Ahora bien, importar gas licuado de Estados Unidos como medida de emergencia, y proyectar aumentos en los suministros procedentes de otros productores, como Catar, así como acometer inversiones en energías renovables a medio plazo, no van a resolver los problemas energéticos de la UE a corto plazo ni desde luego van a mejorar la competitividad de nuestras empresas.
Nos espera un invierno duro, racionamiento incluido. Vivimos una época en que todos los lideres políticos muestran una estruendosa falta de nivel. No hay la más mínima capacidad de previsión no sólo al futuro cercano, sino también, obviamente al lejano. No auguro además un gran éxito, al revés, al próximo gobierno porque no tendrán palancas que mover.
Esta falta de competencia de lideres españoles y de otros lugares se van a encontrar con una situación muy complicada, me temo que larga, que no dejará de desestabilizar a muchos pueblos. La globalización perecerá y no sabemos si podrá reconstruirse.