Un post necesario

5 de septiembre, 2012 2
Director de Inversiones en Metagestión. Inversor "value" y seguidor de la Escuela Austriaca de Economía.
Director de Inversiones en Metagestión. Inversor... [+ info]

Aprovechando que muchos de ustedes seguramente acaben de volver de unas merecidas vacaciones, voy a realizar un nuevo resumen de lo que hemos aprendido hasta ahora. Quizás peque de repetitivo. Pero creo que es muy necesario afianzar lo que hemos visto durante estos meses, para poder tener una base sólida que nos permita entender lo que está sucediendo en el mundo, desde finales de 2009. 

Es importante que el lector comprenda, primeramente, cómo las principales economías occidentales (entre las que se encuentra España), han llegado a una situación tan crítica y, segundo, por qué las medidas adoptadas por los gobiernos y bancos centrales están empeorando la situación. Hoy repasaremos lo primero, para en las próximas entradas, poder demostrar por qué el tan mentado debate entre "crecimiento y austeridad", carece de total fundamento.

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"The Four Riders of the Apocalypse" (Fortean Picture Library)


Empezaremos, como no podía ser de otra forma, recordando a nuestros particulares Jinetes del Apocalipsis. Cuatro son los factores que más influyen en la formación de los, cada vez más virulentos, ciclos económicos que padecemos recurrentemente. Como cuatro son los Jinetes del Apocalipsis. De ahí, que asociara a cada uno de estos factores un jinete. 

Si recuerda, caracterizamos al sector público como Jinete de la Victoria, al sistema bancario (oferente de crédito) como Jinete de la Guerra, al sector privado (demandante de crédito) como Jinete del Hambre y, por último, a los bancos centrales como Jinete de la Muerte

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"Cada bajón se vuelve más profundo"


Como comentamos en otra ocasión, los ciclos económicos han existido siempre. Históricamente, sus causas estaban asociadas a una mejora tecnológica o de procesos productivos, a cambios demográficos, guerras, etcétera. Sin embargo, su frecuencia y virulencia han ido aumentado con el paso del tiempo. Especialmente, desde el abandono del patrón oro y, más aún, desde la aparición de los bancos centrales. Estos dos hechos permitieron a nuestros gobernantes cambiar las reglas del juego, liberándose de la única atadura que les impedía gastar dinero que no tenían, entrar en guerras que, de otra manera no podrían financiarse y acaparar, cada vez, más poder. Hoy repasaremos el último ciclo económico de las economías occidentales, que es el que hemos estado estudiando en las anteriores entradas del blog. En posts posteriores, veremos por qué creo que volver al patrón oro es tan necesario.


Varios sucesos alimentaron, durante la década de los 90, el caldo de cultivo para que se produjera la "gran burbuja" de nuestro tiempo. Por un lado, Estados Unidos saldría reforzado de la Guerra del Golfo como gran potencia mundial. Así mismo, las entidades financieras del país se acababan de recuperar de una de sus peores crisis, causada por la concesión de préstamos de baja calidad al sector inmobiliario (¿les suena de algo?). 

Con confianza renovada, los bancos y resto de entidades del país, se lanzaron a conceder préstamos a un ritmo no visto en años, lo que propició un clima de euforia desmedida en la economía americana.

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Tasa de variación de préstamos bancarios en Estados Unidos, desde 1988 a 1999


Al mismo tiempo, las continuas crisis financieras en la economías emergentes ("Efecto Tequila", crisis de Rusia y de los "Tigres Asiáticos", etc.), llevaron a los inversores de todo el mundo a concentrar su dinero en un sector llamado a revolucionar el mundo: Internet. Esta ingente cantidad de flujo de dinero dirigido al sector tecnológico, especialmente al índice NASDAQ (Estados Unidos), produjo una de las mayores burbujas en el mercado de acciones que se recuerda.

El otro suceso que prepararía el terreno para la actual crisis que estamos viviendo en Europa, fue la adopción del euro y, más en concreto, la fijación de un tipo de interés igual para todos los países de la Unión Europea, por parte del Banco Central Europeo. 

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Ejemplares de billetes de euros


A principios del año 2000, se pincharía finalmente la burbuja tecnológica. La economía americana comenzaría a tambalearse, llegando la necesaria recesión que obligase a terminar con las malas inversiones/proyectos empresariales y a re-colocar los factores de producción donde fueran más necesarios, para el mejor funcionamiento de la economía. En ese proceso el crédito se colapsó y se produjo una caída de precios en los activos en los que se había concentrado el "nuevo" dinero: bolsa e inmuebles (sí, la historia se repite y no por casualidad).

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Tasa de variación de préstamos bancarios en Estados Unidos, desde 1988 hasta 2002


En Europa, Alemania entraría también en recesión, incapaz de encontrar suficiente demanda exterior para sus exportaciones y afectada aún por la Reunificación, lo que le llevaría incluso a incumplir con el objetivo de déficit fijado por la Unión Europea para sus países miembros.

Sin embargo, como ya vimos en otra ocasión, un hecho cambió el devenir de las economías: los atentados del 11-S. Nuestro Jinete de la Muerte (bancos centrales), aprovecharía el clima de miedo y desconfianza del momento, para hacer lo único que saben hacer: intentar reflotar las economías con una nueva burbuja. Receta que, no me cansaré de repetirlo, siempre recomienda para salir de la crisis el Premio Nobel de Economía Paul Krugman (sirva de ejemplo el minuto 4:00 del siguiente vídeo). 


Los bancos centrales de todo el mundo realizarían una acción, más o menos coordinada, de bajada de tipos de interés, con el fin de volver a estimular el crédito y que las economías volviesen a crecer, sin importar que este crecimiento estuviese basado en deuda y no en ahorro previo. Como suelen decir los economistas austriacos, las economías intentan pasar la resaca, causada por la borrachera de la expansión crediticia y los bancos centrales, lo único que hacen es inyectarle más alcohol para mantener el estado de euforia. Hasta que el cuerpo aguante... 

A esto hay que unir, el plan anunciado por el presidente Bush para que todos los ciudadanos pudieran comprar una vivienda. O, más bien, pudieran acceder a una hipoteca que les endeudase de por vida. Mientras tanto, en Europa, la llegada del euro desataría una sensación de mayor prosperidad en sus países miembros, especialmente en las naciones de la periferia.

Los bancos y demás entidades financieras (Jinete de la Guerra) aceptaron el envite de los bancos centrales y gobiernos, y expandieron el crédito tanto como les fue posible. 

En Estados Unidos...

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Tasa de variación de préstamos bancarios en Estados Unidos, desde 1988 hasta 2007


Europa...

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Total préstamos bancarios. Fuente: Natixis


y economías emergentes.

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Tasa de variación crédito en los BRICM (Brasil, Rusia, India, China y México). Fuente: PIMCO


Dos factores explican está brutal expansión crediticia en la primera década del siglo XXI. Por un lado,el endeudamiento de las familias y empresas (Jinete del Hambre) era relativamente reducido. Por otro, los bancos cuentan con un privilegio que les permite crear dinero de la nada: el encaje fraccionario.

Repasemos qué quiere decir que el sistema bancario opere con reserva fraccionaria. Como ya explicamos hace tiempo aquí, los bancos y entidades similares, gozan de un privilegio con el que nadie más cuenta: pueden hacer uso del dinero de sus cliente sin su consentimiento explícito. Así, cuando una persona abre una cuenta en un banco y deposita su dinero, esta entidad podrá prestar ese dinero a otro cliente, manteniendo por ley un mínimo de ese dinero a su cargo, para poder hacer frente a eventuales retiradas de efectivo. 

Esta forma de actuar tiene dos problemas serios. El primero es que, si se produce lo que se denomina "pánico bancario", y los ciudadanos intentan retirar su efectivo todos al mismo tiempo, el banco no puede devolver el dinero a sus clientes. Sencillamente porque no lo tiene. El segundo problema es que los bancos, al operar con encaje fraccionario, están creando dinero. Cuando el banco presta el dinero depositado por un cliente, a otra persona, esta hará uso de él. Por ejemplo, para comprar un coche. El vendedor ingresa esa cantidad en un banco y, esta entidad, podrá prestar nuevamente el dinero. Y así sucesivamente, hasta multiplicar por varias veces el dinero inicial que un único cliente depositó. ¿Cuál es la trampa? La creación de dinero genera inflación y no beneficia a todos por igual, lo que exacerba la desigualdad entre los primeros en acceder al crédito nuevo y los ciudadanos que acceden más tarde o, ni siquiera, acceden a él. Otros que se benefician de la creación de dinero, serían los dueños de activos susceptibles de subir de precio por la expansión crediticia: bolsa, materias primas, vivienda, etc.

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Efecto de la subida de precios sobre personas con distintos ingresos Fuente: www.economicnoise.com


Por tanto, a principios de la década pasada, los bancos centrales bajaron los tipos de interés para reflotar las economías. Los gobiernos animaban a comprar casas y a consumir. Las familias y empresas no estaban demasiado endeudadas. Y, por último, el sistema bancario era la herramienta perfecta para cumplir los deseos de todos los implicados. Es, entonces, cuando se forma la gran burbuja de nuestro tiempo.

La bajada de tipos de interés y el crédito fácil, convirtieron en rentables proyectos de inversión alejados del consumo que antes no lo eran (viviendas y automóviles fundamentalmente). Los países de todo el mundo (con la excepción de economías "tocadas" como Alemania o Japón) vieron crecer su parque inmobiliario a un ritmo vertiginoso. 

Pero, además, como el crédito se filtra por toda la economía, los empresarios se animaron a realizar planes de expansión que antes no podían realizar. Para llevarlos a cabo, necesitaban de factores de producción (mano de obra y materias primas) y comenzaron una competencia voraz por acapararlos. Esto hizo subir los salarios y el precio de las materias primas. Las familias vieron aumentar sus ingresos, lo que les llevó a incrementar su consumo, con lo que se dispararon los beneficios empresariales y se apreciaron las bolsas de todo el mundo. Los empresarios ganaron aún más confianza e iniciaron nuevos planes de inversión que, obviamente, necesitaban de nueva mano de obra y recursos. Los salarios volvieron a aumentar y las familias, animadas por la euforia del momento, comenzaron a endeudarse para incrementar aún más su consumo: viviendas, coches, televisores, vacaciones... El precio de todos los bienes subió, especialmente el de los activos donde más se concentró el crédito, generando una gran burbuja inmobiliaria. Con lo que esta espiral auto-destructiva creció exponencialmente y se perpetuó durante unos cuantos años.

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Waterfall (1961), de M. C. Escher


En este proceso, uno de los ganadores fue el sector público (Jinete de la Victoria) que vio subir sus ingresos fiscales a ritmo vertiginoso, gracias a la "buena" marcha de la economía. La subida de ingresos fiscales, permitió a nuestros gobernantes aumentar el gasto público. Con lo que el mal llamado "Estado del Bienestar" creció sin mesura. Se subvencionó todo lo inimaginable. Se cedió a cualquier demanda de los sindicatos o de las autonomías. Se crearon un sinfín de empresas públicas. Los políticos ocuparon simultáneamente cargos en distintas empresas, organizaciones, fundaciones... la mayoría de ellas sin un objeto social claramente definido. Pero, claro, cuando todo va bien nadie se cuestiona nada.

Finalmente, la inflación se situó en niveles insostenibles y los bancos centrales terminaron subiendo aceleradamente los tipos de interés. Véase la paradoja: las entidades que iniciaron la burbuja, son las que terminaron con ella. Sólo que, en el proceso, nunca admitieron que hubiera ninguna burbuja, hasta que les explotó encima. Al mismo tiempo, muchas empresas se vieron incapaces de encontrar nuevo crédito que les ayudase a soportar los constantes incrementos de costes (mayores salarios y precios de materias primas). 

Entramos ya en la fase depresiva de este ciclo económico que se inició en los años 90 y se cerró en falso a primeros de la década pasada. Como esta segunda parte, es la más reciente del blog, resumiré lo sucedido sin entrar ya en demasiado detalle.

Como vimos aquí, en el año 2006 el mercado inmobiliario de Estados Unidos, daría signos inequívocos de enfriamiento, al contraerse la venta de nueva vivienda. Poco después, el precio de la vivienda haría techo, iniciando una caída que, varios años después, aún perdura. Se produjo entonces el pinchazo de la burbuja. Rumores de bancos con problemas, causaron situaciones de pánico bancario en países desarrollados, algo impensable en esos momentos. 

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Fuente: www.libertaddigital.com


Los gobiernos de todos los países repitieron, hasta la saciedad, que los depósitos estaban garantizados, para calmar a la población (lo que no dicen es por quién). En 2008, la banca de inversión entra en quiebra técnica al contar con un modelo de negocio abocado al fracaso. Estas entidades invertían a muy largo plazo y se financiaban a muy corto plazo, incurriendo en lo que se denomina "descalce de plazos". Mientras durase la fiesta, el diferencial que obtenían les garantizaba cuantiosas ganancias. Sin embargo, el pinchazo de la burbuja llevó a un colapso del mercado de crédito, con lo que los bancos dejaron de prestarse dinero entre ellos. La banca de inversión, no podía recuperar sus inversiones de largo plazo (por eso son de largo plazo) y se quedó sin financiación a corto plazo para poder mantener el negocio a flote. Al carecer de recursos propios suficientes, todas, sin excepción, estaban destinadas a la quiebra. 

A principios de ese año Bear Stearns sería adquirida por JP Morgan, con el respaldo de la Reserva Federal. Luego, caerían Lehman Brothers, Merrill Lynch sería absorbida por Bank of America y, el resto de bancos de inversión, junto con entidades que se lucraban de su negocio (Freddie Mac, Fannie Mae o AIG), serían rescatados por la Reserva Federal. Para terminar "bien" el año, Islandia, una economía donde las malas prácticas bancarias se elevaron a la enésima potencia, anunciaría su quiebra. También, saldrían a la luz varias estafas en la industria financiera, siendo la más sonada la de Bernard Madoff.

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Un trabajador abandona su puesto en Lehman Brothers. Fuente: The Guardian


En 2009, tras un inicio bursátil para olvidar, la Reserva Federal volvió a cambiar las reglas del juego e inició compras de activos tóxicos bancarios, para sanear los balances de los bancos. Las bolsas de todo el mundo vivieron un rally alcista no visto en décadas. Sin embargo, la recuperación de las bolsas no tuvo su reflejo en las economías. Las empresas comenzaron a ajustar costes para poder mantenerse a flote y despidieron trabajadores masivamente. El paro creció en todo el mundo, especialmente en las economías que vivieron los "felices" años de la burbuja. Los gobiernos, incapaces de entender la raíz del problema, anunciaron gigantes planes de estímulo (despilfarro) económico, sin tener en cuenta que al pincharse la burbuja, se pincha también gran parte de los ingresos fiscales que habían disfrutado hasta entonces. Se dispararon, entonces, los déficit y deuda públicos. Dubai tendría que ser rescatada por su vecino "mayor" Abu Dabhi y Grecia entraría en serios problemas de solvencia. Comenzaría, en ese momento, la crisis actual de la zona euro. 

Y aquí es donde lo dejamos en el último post. En la próxima entrada, veremos cómo ha reaccionado a la crisis Estados Unidos y por qué su economía, se asemeja cada vez más a la de Japón.


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