En este artículo conocerás en detalle el procedimiento que han de seguir las empresas para comenzar a cotizar en Bolsa. Estos organismos son entidades públicas o privadas cuya finalidad es ofrecer a sus miembros los medios y facilidades necesarias para que realicen negociaciones de compra y venta de acciones u obligaciones. Éstas poseen un precio público denominado cambio o cotización. Por su parte, los acuerdos pueden ser propios (inversores) o atendiendo las necesidades y requerimientos de sus clientes (gestores de patrimonio).
Para que una empresa pueda ofertar sus acciones en Bolsa deberá hacer previamente una Oferta Pública de Venta de Valores (OPV), que es una operación a través de la cual se propone a los inversores la venta de un determinado número de acciones de una sociedad. Con esta operación se permite repartir su propiedad para garantizar la liquidez, al tiempo que se produce la admisión a negociación, o incrementarla si ya cotiza. En el caso de que no se realizara una venta de acciones, sino una ampliación de capital que permitiera la entrada de nuevos accionistas, estaríamos ante una Oferta Pública de Suscripción (OPS).
Si una empresa quiere salir a Bolsa debe cumplir con al menos los siguientes requisitos:
Las OPV suelen realizarse en varios tramos. Uno para los empleados, otro para inversores domésticos y otro de ámbito internacional, normalmente destinado a inversores institucionales. Después, los inversores realizan sus peticiones y, si hay exceso de demanda, se procede al prorrateo para la adjudicación de las acciones.
El precio de una OPV se fija a lo largo del periodo de suscripción, pero antes de la emisión. En el momento inicial se establece una banda de precios que podrá ser vinculante o informativo. Cuando la banda no es vinculante, una vez fijado el precio máximo, se abre el precio de revocación para que el inversor pueda anular su orden si el precio no le parece el adecuado. Este precio máximo minorista se comunica previamente a la emisión y a la fijación final del precio.
En una OPV intervienen los siguientes actores:
En la salida a Bolsa de una empresa también es imprescindible el dossier, un documento que contiene información muy útil (emisores, plazos, riesgos, etc.), aprobado previamente por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Una vez puestas en circulación (mercado primario), las acciones de las sociedades anónimas se compran y se venden en la Bolsa (mercado secundario), mediante los intermediarios o brokers, y su precio varía continuamente en función de la oferta y la demanda.
Por norma general, adquirir acciones de una empresa lleva implícito una confianza y apuesta por el futuro de esa empresa. Si una empresa se muestra solvente, obtiene beneficios (o al menos su balance de cuentas no es negativo), cierra acuerdos y contratos con proyección de crecimiento. Si los inversores creen que la empresa seguirá teniendo beneficios y se interesan por comprar acciones de ella, el precio de éstas subirá. Del mismo modo pero a la baja, ocurriría en el escenario más pesimista. Y así estaríamos ante el esbozo del Análisis Fundamental de una empresa.
Puesto que una acción es una de las partes en que se divide una empresa, todo accionista se convierte en dueño de esa empresa, aunque su porcentaje de participación sea muy pequeño. Las acciones otorgan a sus propietarios derechos económicos y puede que políticos. De ello dependerá el tipo de acciones que se hayan adquirido: acciones Ordinarias, Preferentes, etc.
Aparte del beneficio que otorgan los dividendos, el accionista también puede ganar dinero si consigue vender las acciones a un precio superior al de compra. Del mismo modo, por supuesto, también puede perder dinero si las acciones caen o si la empresa de la que posee una parte tiene pérdidas. Conviene recordar que, tal y como ocurre con cualquier inversión, la compra de acciones lleva implícito un riesgo económico importante.
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