Cuentas de ahorro, depósitos a plazo, efectivo... Según la última encuesta de competencias financieras del Banco de España, ahí acaban los ahorros de más del 60% de los españoles. ¿Una inversión conservadora? Más bien, una pérdida segura por culpa del pernicioso e ineludible efecto de la inflación. A estas alturas, todos los que formáis parte de la comunidad de Value School conocéis cómo proteger el poder adquisitivo de vuestro dinero y cuáles son los mejores activos para construir vuestro patrimonio a largo plazo. Además, nos consta que muchos de vosotros habéis pasado de ser ahorradores a inversores conscientes. Si tú aún te lo estás pensando, abril es el mes que dedicamos a los activos de inversión y, este, el programa de actos que hemos preparado.
¿Qué clases de activos tiene a su disposición el inversor? Una sencilla clasificación nos lleva a hablar de los activos monetarios frente a los activos reales. Los primeros constituyen, esencialmente, una promesa de pago (los bonos del Estado, por ejemplo), pero no convierten al inversor en propietario real… estás a merced de que esas promesas se cumplan y de que el valor del dinero se mantenga más o menos constante (que no haya alta inflación). Sin embargo, los activos reales como los inmuebles, las materias primas o las acciones constituyen un derecho de propiedad real sobre determinados activos, cuyo valor se mantendrá siempre y cuando sigan proporcionando utilidad a las personas… y tienden a proteger mejor frente a la inflación. En este vídeo explicamos esta clasificación con más detalle:
Ahora bien, ¿qué activos reales escoger? Sin duda, la inversión en bolsa o renta variable es uno de los activos más populares. Pero, ¿en qué consiste realmente y qué supone?
Invertir en renta variable es, sencillamente, invertir en empresas. Eso significa asumir riesgos conscientemente, situándonos con orgullo junto a aquellos que se la juegan a diario en proyectos empresariales sometidos a la presión de la competencia y a la incertidumbre de los mercados.
Muchos proyectos empresariales se quedan en el camino. Ocurre una y otra vez porque una empresa opera en el mundo real, en un entorno de gran exigencia, expuesta a diario al desorden, a los cambios, a la competencia y a la volatilidad. En esos proyectos, la implicación personal y familiar de los empresarios acostumbra a ser absoluta. El empresario que, por hacer realidad una idea y garantizar la supervivencia de su empresa, asume deudas, compromisos y riesgos y aplaza una y otra vez el disfrute de los beneficios para reinvertir en la empresa, es el verdadero héroe de esta historia.
Elegir la inversión en renta variable es, además de la opción más rentable a largo plazo, una forma de posicionarse en el mundo. Cuando uno invierte en renta variable elige voluntariamente compartir el riesgo con los que más arriesgan, con los que lo arriesgan todo, apoyando con los propios ahorros el valor y el coraje de jugarse la piel para hacer empresa, para crear riqueza.
Pero, ¿merece la pena asumir tanto riesgo en términos de resultados? Si no voy a obtener una rentabilidad superior por asumir riesgos frente a otras alternativas de inversión, ¿por qué iba a incurrir en ellos? Esto es lo que se llama “prima de riesgo”. La historia ha mostrado que las acciones tienen, en el largo plazo, una rentabilidad muy superior frente a otros activos monetarios como los bonos o el dólar, y también mucho mayor que otros activos reales como el oro.
En este vídeo lo contamos:
Durante este mes estaremos abordando la temática de los “Tipos de activos” en nuestra Ruta Value. No te pierdas las distintas contribuciones visitando https://valueschool.es/blog o siguiendo nuestro perfil en inBestia: https://inbestia.com/usuarios/valueschool
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