Hoy ha habido gran reunión (Consejo de Gobierno) del BCE, y Draghi ha salido anunciando que su política contra la deflación ha sido un éxito, por lo que ya no contempla prolongar la medidas que se empezaron a tomar hace dos años de expansión cuantitativa. Se espera, pues, que en diciembre deje de inyectar 6 mm mensuales, y a partir a de entonces, serán posibles las subidas de tipos de interés.
Mucha prisa ha mostrado el gran jefe en demostrar lo bien que lo ha hecho. Hay que decir que los lobos alemanes le muerden los zancajos: tres miembros del Consejo (Weidssman entre ellos) le han dicho que hay que cambiar de rumbo. ¿Que mejor que estrategia anunciar que uno no se ha equivocado y lo ha hecho bien? Aquí no hay árbitros. Se declara vencedor el que quiere.
Pero ¿no es precipitado? Vamos a ver: la inflación ha subido hasta casi el 2%, justo el de objetivo del BCE (el 2% pero sin llegar a esa cifras. Una cosa ridícula digna de alemanes). La verdad es que ese acelerón es básicamente por culpa del petróleo, pues la inflación interna, que se mide mejor por la subyacente (excluyendo alimentos sin elaborar y energía), sólo llega al 0,9%. Una gran diferencia que invita a ser prudentes.
Ahora Draghi quiere que los salarios se enganchen a la inflación, y la sostengan. Lo que debe querer decir que todavía los salarios andan renqueando...
“Wages growth is the linchpin of a self-sustaining rise in inflation . . . that is the key variable,” he said, later adding: “It’s not the only point, but it’s an important element of our assessment.”
Quién podría imaginar hace dos décadas una declaración así de un banquero central. A los alemanes les debe arder el estómago cuando oyen que su banquero quiere que los salarios se aceleren y sostengan la inflación alta, cuando ellos ven la cosas de modo diametralmente opuesto: el riesgo es que si los salarios empiezan a subir, es que las expectativas de inflación están disparadas, lo que haría conveniente una política represiva...
En suma: Draghi está muy orgulloso de su obra. Y la verdad, merece un aplauso. Si hubiera llegado antes que el imfame Trichet, nos hubiéramos ahorrado muchas lamentaciones. Eso sí, no sé si simplemente se ha frenado la caída o se ha dado la vuelta a la economía y estamos en la senda del crecimiento sostenido. Eso es otra historia.
En Europa hay muchas cuentas pendientes. Brexit, elecciones, pero sobre todo, una que es fija: Grecia. FMI Y La UE no se ponen de acuerdo. La UE dice que Grecia ha conseguido logros, mientras que el FMI dice que tiene una deuda explosiva imposible de pagar (o de cobrar), y que, por ende, ha de practicarse una quita. La quita correría a cuenta de los contribuyentes alemanes, puesto que la deuda griega ya es casi totalmente oficial. Esto es tabú en un país como Alemania, donde Merkel está cayendo en la apreciación pública y los grupos más anti liberales y anti europeos están en alza. Ergo: olvídense de la quita. Ergo: olvídese Grecia de recuperarse del todo (yo estoy de acuerdo con el FMI). Si Grecia no se recupera mínimamente, habrá conflictos políticos que salpicarán cuando en Europa quizás las elecciones hayan cambiado a los que mandan. Aquí lo que está a la orden del día es la sumisión. Sumisión de un agrefia de izquierdas al mandato de los acreedores, que son de los únicos que esperan un poquito de dinero. A cambio, sometimiento total. Pero, ¿qué esperar, si Grecia después de votar en el referéndum dijeron que quieren ser de Tsipras y de Europa? Pues toma tsipras y toma Europa.