¿Realmente nadie lo vio? Presentando a Jesús Huerta de Soto

3 de abril, 2012 0
Director de Inversiones en Metagestión. Inversor "value" y seguidor de la Escuela Austriaca de Economía.
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Siempre se dice que la condición necesaria para que surja una crisis, es que nadie la vea venir. De hecho, el argumento favorito de los gobiernos y bancos centrales para justificar sus intervenciones, es que vivimos en unas circunstancias absolutamente extraordinarias, que no se podían anticipar. Pero, ¿realmente esto es así? ¿Son las crisis económicas imposibles de predecir?

Si leyó el post anterior ya sabe la respuesta. Para los nuevos lectores, decirles que hubo varios economistas e inversores que advirtieron sobre la grave crisis económica  global que estaba a punto de estallar. La mayoría de ellos son seguidores de la Escuela Austriaca de Economía. Digo "la mayoría" porque es cierto que, en cada crisis, han "aparecido" otros economistas que supieron ver lo que se nos venía encima. Sin embargo, estos economistas suelen anticiparse al crash de la economía  centrándose en los síntomas de la crisis (burbuja inmobiliariaprecios materias primas...) y no en sus causas (expansión monetariatipos bajos...). Lo que les impide diagnosticar de manera correcta la enfermedad del paciente y, por tanto, su tratamiento

La Escuela Austriaca sí que cuenta con un marco teórico capaz de explicar cada una de las fases del ciclo económico. Es por eso, que todas las grandes crisis económicas del último siglo, fueron profetizadas por economistas austriacos. En este post, vamos a introducir el libro más influyente de uno de sus representantes más destacados : el profesor Jesús Huerta de Soto.


Para el que quiera profundizar en su biografía o leer alguno de los libros y artículos que ha escrito, le invito a visitar su página web, donde encontrará toda su obra en formato electrónico. No se preocupe si carece de formación académica en el campo de la economía. Si algo caracteriza al profesor Huerta de Soto, además de su brillantez, es su increíble capacidad para explicar de manera sencilla temas sumamente complejos. 

El libro que vamos a presentar se llama  "Dinero, crédito bancario y ciclos económicos".

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Estamos, en mi humilde opinión, ante uno de los libros de economía más importantes de los últimos veinte años. El tiempo dirá si también uno de los más influyentes en los próximos veinte. Como comprenderán, es imposible resumir en unas cuantas líneas un libro de estas características. Así que comenzaremos hoy dándole unas pinceladas a la primera parte de esta obra (capítulos I, II y III).

En estos capítulos iniciales, Huerta de Soto nos muestra cómo, a lo largo de la historia, los bancos han hecho uso ilegal del dinero de los ciudadanos para obtener grandes beneficios. Para ello, nos explica primeramente en qué consiste el contrato de "depósito irregular" de dinero. No se preocupe. No vamos a entrar en detalles legales. Simplemente tiene que entender que, según este contrato, el banco está obligado a custodiar y devolver en las mismas condiciones de valor, el dinero que le fue depositado y que devolverá en el momento en que el depositante lo solicite. A cambio, el depositante abonará normalmente al banco una comisión, pactada de antemano, por guardarle su dinero. Para que esto se cumpla es necesario que el banco no pueda hacer uso de ese dinero o, en su defecto, aunque no nos devuelva los mismos billetes originalmente depositados, sí que tenga siempre disponible una cantidad equivalente. Esta condición se denomina "coeficiente de caja del 100 por cien". 

Pues bien, como demuestra Huerta de Soto en el libro, los bancos han incumplido esta condición desde los tiempos de la Antigua Grecia hasta nuestros días. Unas veces por la codicia de los propios banqueros, tentados por la posibilidad de prestar ese dinero que no les pertenece y obtener unos jugosos intereses. Otras, influenciados por gobernantes despilfarradores e irresponsables, necesitados de financiación para poder acometer sus proyectos (guerras, infraestructuras, promesas inasumibles...). Lo que más llama la atención de este proceso es que, lo que antiguamente se consideraba delito y era perseguido y condenado (hubo épocas en las se cortaba la cabeza al banquero que hiciera uso ilegal del dinero depositado), hoy se consiente con naturalidad pasmosa. Y es que la figura del depósito irregular se ha ido distorsionando conforme avanzaba el tiempo y se introducían innovaciones tecnológicas. Hoy uno ya no deposita su dinero en el banco. Lo que hace es abrir una cuenta nómina o una cuenta remunerada. Eso sí, a cambio de hacer uso de nuestro dinero, el banco nos "compensa" con un exiguo interés y, en el mejor de los casos, no nos cobrará comisiones por tener contratados algunos de sus productos o realizar transferencias. 

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En resumen, hemos pasado de pagar al banco por hacer su trabajo, a cobrarle por hacer uso ilegítimo de nuestro dinero. A lo mejor, estimado lector, a usted no le parece un mal trato. Ni tampoco le preocupa que el banco nunca tenga disponible la totalidad de nuestros ahorros. O no es consciente de que cada vez que depositamos dinero en el banco, la economía puede llegar a recibir varias veces esa cantidad, como si del milagro de los panes y los peces se tratase.  Es cierto que esto último puede no sonar tan mal después de todo, ¿no le parece? Sin embargo, para desgracia nuestra, las consecuencias económicas y sociales de esta forma de operar de los bancos, son mucho más graves de lo que pueda parecer a simple vista. Pero eso lo veremos en el próximo post.

Hasta pronto!
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