"Que les den por el culo, Presidente".

Por definición, la masa es incapaz de validar aquello que ocurre todos los días. Y no es porque todos y cada uno de sus integrantes sean subnormales profundos, aunque a veces lleguemos a estar prácticamente convencidos de que otra causa no parece haber, sino sencillamente porque su punto de vista es siempre prestado. En efecto, la opinión de la masa la conforman los medios de comunicación, y estos nunca fueron sino simple consecuencia de la naturaleza humana.

"La bolsa va a fluctuar" ( J.P.Morgan)."Los nacionalistas van a tocar los cojones" (R.T.Alonso). Esto es así todos los días del año, siete días a la semana y desde que el mundo es mundo. Unas veces en un continente, otras veces en otro. Unas veces en un país, otras veces en otro. Unas veces en una Comunidad Autónoma, otras veces en otra. Unas veces aprovechando una situación -- un terrorismo, por ejemplo --, y otras veces por simple desesperación -- tu mundo chorizo se acaba--. Y no es porque todos y cada uno de los integrantes de los continentes, de los países o de las regiones a los que les toque guardia esa temporada sean subnormales profundos, aunque a veces lleguemos a estar prácticamente convencidos de que otra causa no puede haber, sino sencillamente porque su punto de vista es siempre prestado. La opinión de la masa nacionalista la conforman por definición las oligarquías conservadoras y reaccionarias del terruño a través de los medios de comunicación que crean expresamente para la defensa de sus intereses y de su posición prevalente. Y esta, esos y aquella nunca fueron otra cosa que consecuencias de la misma naturaleza humana de siempre.

Así, de la misma manera que antes Zapatero no tenía por qué haber hecho nada en sus ocho años al frente del gobierno español para "arreglar" la burbuja creada por Aznar, ahora es Rajoy el que debería de haber hecho algo desde el primer día para "arreglar" la burbuja nacionalista catalana creada... pues también por Aznar, venga. "La masa española es así, traga con todo", sentenciaría algún casposo socialista de los que ya no quieren oír hablar sino de conservar lo que tras la Transición les tocó en suerte, contestando a la exposición razonada de cualquier cacique nacionalista vasco, andaluz o catalán tras haberse levantado juntos de la mesa y disfrutando ya en corrillo e intimidad de su Partagás y su Moet Chandon.

Sin embargo, amigos, esto es como las tendencias bursátiles, "a todo cerdo le llega su San Martín". El Presidente Rajoy ha sido el primer y el único presidente español desde el advenimiento de la democracia que ha tenido la inteligencia, los principios y los cojones de plantarse, levantar el dedo y, delante de los nacionalistas vascos, los gallegos, los valencianos, los andaluces y de todos los caciques que en la España postfranquista ha terminado habiendo, decirles a todos en la puta cara de Artur Mas: "monta aquí y pedalea, nen". Rajoy podía haberse bajado los pantalones, como hicieron los anteriores, y empezar a pastelear, como hicieron los anteriores: que si nación, que si nacionalidad, que si región, nacioncilla, que si federalismo, confederalismo o sideralismo... Pero Rajoy dijo no, y ya son para cuatro años descolocados todos y cada uno de los integrantes del Antiguo Régimen, incluído su mentor José María Aznar, y-todos-los-que-en-su-vida-no-han-visto,leído,-ni-vivido-otra-puta-cosa-que-no-sea el caciquismo franquista y el máscaciciquismo autonomista.

No hago estos días más que oír a unos, a otros, a estos, a aquellos, a los de más allá, a los catedráticos, a los tontos, a los listos, a los doctores, a los filósofos, a los lelos, a los acojonados, a los hijosdeputa, a los sabios, a los expertos, e incluso a algún otro prestarle su punto de vista a la masa de la misma manera que se la prestaron a otros desde que el mundo es mundo. La naturaleza humana toca esta vez, como Sam, aquella de "La inacción de Rajoy". Pero tengo para mí que solo se quejan, balbucean y patalean, y lo hacen de la misma manera que lo hacen Artur Mas y los separatistas catalanes tras haberse enterado de repente hasta dónde y para qué cierto gallego les ha permitido llegar y con quién se la están jugando realmente: "Rajoy no debió haberlo hecho. ¡ Pero qué le costaba !", oigo lloriquear a Bárcenas, a los Pujol y a muchos más entre lágrimas, lamentos y pañuelos: unos ya dentro y otros a punto de entrar en la trena tras haberse fumado hasta la caja y haberse bebido hasta el agua de los floreros durante los últimos ochenta años. "Que les den por el culo, Presidente". Y liderando, que es gerundio.