La Beta (β) es una medida estadística utilizada en finanzas y gestión de carteras, que pretende ser una representación del riesgo o volatilidad de una acción, activo o cartera determinada. A efectos didácticos, centrémonos en esta entrada en una acción individual. En esencia, lo que hace es comparar el movimiento pasado del precio de esta acción, con el movimiento del precio en el mismo periodo de un índice de referencia comparable del mercado. Por ejemplo, la Beta de una acción como Facebook debería compararse con el índice S&P 500 o Nasdaq, y la Beta de Iberdrola debería compararse con el Ibex 35.
La Beta puede interpretarse como el grado de correlación que una acción individual tiene sobre un índice de mercado, y se calcula a partir de los rendimientos históricos de una acción frente a los de un índice del mercado. La fórmula es la siguiente:
Es decir, en términos formales, la Beta es el cociente entre la covarianza (Cov) de los rendimientos de la acción (s) y el mercado (m), que mide cómo los cambios en los rendimientos de una acción se relacionan con los cambios en los rendimientos del mercado, y la varianza (Var) de los rendimientos del mercado (m), que mide su variabilidad alrededor de un nivel promedio.
Se pueden dar varias casuísticas. Si la Beta de una acción es 1, quiere decir que está muy correlacionada con el mercado, es decir, su precio se mueve a la par que el mercado, cuando éste sube, la acción sube en una proporción muy similar, y cuando baja el mercado, la acción baja también en la misma medida. Si la Beta de una acción es 0, quiere decir que está descorrelacionada respecto al mercado, es decir, los movimientos del precio de la acción y del mercado son independientes. También se puede dar el caso de una Beta negativa, en cuyo caso sí que existirá correlación entre ambos, pero será negativa, es decir, cuando el mercado suba, la acción tenderá a caer, y viceversa.
¿Cómo puede una acción tener Beta o correlación negativa? Por ejemplo, en determinados momentos una acción de una minera de oro puede tener una correlación negativa con el mercado bursátil debido a la característica de activo refugio del oro (atrayendo el interés inversor cuando la percepción del riesgo crece). O una acción de un productor de petróleo puede moverse de forma inversa al mercado en entornos de alto estrés geopolítico en Oriente Medio, que dispara el precio del crudo por temor a una reducción de la oferta. Hemos puesto dos ejemplos de materias primas porque quizá son los más obvios, pero también podemos encontrar otros ejemplos en compañías que guardan una correlación negativa con el mercado. Pensemos en una compañía que se dedica a proporcionar liquidez intermediando en transacciones de productos financieros, y que cuanto mayor volumen de negociación se mueva, normalmente asociado a la volatilidad en periodos de caídas, más ingresos obtendrá (Flow Traders). O una empresa que proporciona servicios a la industria hipotecaria, beneficiándose de un alto número de impagos (Altisource).
Una vez que tenemos claro qué es la Beta y cómo interpretar sus niveles según varias casuísticas, ¿qué se considera una acción de Alta (High) Beta y de Baja (Low) Beta? Hemos mencionado lo que significa que una acción tenga Beta (β) = 1 y Beta positiva. Pero vayamos más allá.
Cuando una acción tiene una Beta por debajo de 1 pero positiva, implica que sus movimientos son menos pronunciados o volátiles que los movimientos del índice de referencia al que se compara. Si la Beta es, por ejemplo, del 0,5, pongamos que el índice en un día concreto ha subido el 1%, entonces la acción habrá subido menos del 1%. Esto sería una acción de baja Beta. Este tipo de acciones los podemos encontrar fácilmente en las compañías o sectores llamados defensivos, que son aquellos que tienen una estabilidad de ingresos relativamente alta y su sensibilidad al ciclo económico tiende a ser baja. Por ejemplo, sectores como el de servicios públicos/utilities (compañías españolas como Iberdrola con β=0,43 o Red Eléctrica con β=0,20) o consumo básico (compañías como Procter & Gamble o Unilever, ambas con β=0,40)*.
En cambio, cuando una acción tiene una Beta superior a 1, implica que sus movimientos son más pronunciados o volátiles que los del índice de referencia. Así, si la Beta es de 1,5 y el índice ha subido un 1%, la acción habrá subido más de ese 1%. Oh, qué maravilla, se podría pensar. No tan rápido, porque el reverso también es cierto, esto es, si el mercado cae un 1%, esta acción considerada de alta Beta habrá caído más de ese 1%. Son acciones más volátiles, normalmente asociadas a sectores menos predecibles y/o más cíclicos (más sensibles a las variables del ciclo económico en su conjunto o de su industria particular), como el industrial (Caterpillar con β=1,52 o Daimler con β=1,56) o tecnológico (Nvidia con β=2,06) o algunos casos del bancario (Citigroup con β=1,80 o Banco Santander con β=1,44)*. Las pequeñas empresas también tienden a ser en promedio más volátiles, es decir, tienen una Beta por encima de 1 en relación a los índices de gran capitalización.
*La Beta ha sido calculada a 3 años con rendimientos mensuales, fuente: Yahoo Finanzas.
Entonces, ya podemos hacernos una idea de lo que es y significa el ratio High Beta / Low Beta: compara el movimiento del precio de las acciones de mayor volatilidad con el de las acciones de menor volatilidad. De alguna manera, dado que el consenso tiende a equiparar volatilidad y riesgo, este ratio suele ser visto como una forma de aproximarse al apetito por el riesgo de los inversores y operadores del mercado. Cuando existe mayor y creciente apetito por el riesgo, los flujos de capitales tienden a dirigirse más hacia las compañías y sectores de mayor Beta respecto al mercado, frente a los activos de menor volatilidad o más defensivos, y viceversa. Esto, en teoría, haría que el ratio lo hiciera bien en periodos de mercado alcista (apetito por el riesgo alto y creciente), y mal en periodos de mercado bajista o correcciones fuertes (huida del riesgo hacia la seguridad). Pero la práctica es algo más complicada.
Podemos ver la evolución de este ratio en datos y gráficamente para el S&P 500 (mercado para el que existen mejores datos), dado que existe un índice para cada área: S&P 500 High Beta Index y S&P 500 Low Volatility Index, con sus respectivos ETFs (tickers SPHB y SPLV, respectivamente). En contra de lo que podríamos pensar atendiendo a lo anterior, en estos últimos 10 años de mercado alcista en EEUU, el índice de baja volatilidad ha batido con holgura al índice de alta Beta, con un rendimiento anualizado del primero de casi el 14% vs. 11,4% del segundo (en este periodo el S&P 500 rindió un 13,5% anualizado, es decir, por encima del índice de alta Beta y ligeramente por debajo del índice de baja volatilidad). Aun así, se mantiene el comportamiento relativo mucho peor del índice de alta Beta durante las correcciones (2011, 2015-16 y 2018), que no se ha compensado con su mejor comportamiento relativo durante las subidas, particularmente en el tiempo más reciente. Estos rendimientos superiores del índice de baja volatilidad, además, se han obtenido con una volatilidad muy inferior respecto al índice de alta Beta, como se puede observar claramente en el gráfico inferior:
Fuente: Elaboración propia con datos de S&P Dow Jones Indices.
Este comportamiento relativo contrasta con lo sucedido en el anterior mercado alcista que fue desde 2003 al 2007, donde el índice de alta Beta (línea morada) superó con gran holgura al de baja volatilidad (blanca):
Entre medias, en el mercado bajista de 2008 también se cumplió el guión en un contexto de pánico y huida del riesgo hacia la seguridad. Las acciones de baja volatilidad destrozaron a las de alta Beta, es decir, el ratio High Beta / Low Volatility se desplomó, para luego rebotar en el suelo del mercado de marzo 2009:
En definitiva, es un ratio que puede ser útil en determinadas circunstancias para aproximarse al apetito por el riesgo de los operadores del mercado, pero que como hemos visto, se ha desviado de la interpretación convencional en el actual mercado alcista. De hecho, ha podido confundir a los operadores que lo utilizaran en su batería de indicadores y lo vieran como una divergencia bajista frente a las subidas de los índices y una alerta de su sostenibilidad.
Profundizando en estas limitaciones, debe mencionarse que la Beta como indicador de riesgo recibe fuertes críticas. En primer lugar, por parte de aquellos que no consideran que la volatilidad sea una medida apropiada del riesgo de una acción. Éstos, más bien, definen el riesgo de una inversión como la probabilidad de sufrir una pérdida permanente de capital, independientemente de la volatilidad de los rendimientos que puedan experimentar. En segundo lugar, porque lo que hace la Beta es básicamente echar la vista atrás a los rendimientos pasados, y de ahí se obtiene un número que es indicativo del pasado, pero no necesariamente del futuro de una acción. Si bien existen patrones que tienden a repetirse y ser consistentes en el tiempo, una acción que ha experimentado una alta volatilidad en el pasado, no necesariamente la experimentará en el futuro. Y el hecho de que las acciones de una compañía se hayan desplomado en el pasado reciente por un motivo temporal, haciendo que la volatilidad pasada haya sido elevada, no hace que la inversión tras el desplome sea más arriesgada que antes, como podría sugerir la Beta.
Fuentes:
https://us.spindices.com/indices/strategy/sp-500-low-volatility-index
https://my.spindices.com/indices/strategy/sp-500-high-beta-index
https://inbestia.com/analisis/por-que-las-acciones-aburridas-son-maravillosas-y-pueden-ser-muy-arriesgadas-hoy