Para conseguir rentabilidad invirtiendo en el mercado de valores hay una regla muy evidente que nunca falla: comprar barato y vender caro. El problema reside en que cuando no sabemos valorar empresas extrapolamos a las acciones el concepto de caro y barato que usamos normalmente en nuestra vida cotidiana y nos olvidamos de la gran diferencia que existe entre precio y valor.
En bolsa el precio es una variable muy importante (ya que nos determina la rentabilidad) y en ocasiones muy engañosa si hacemos una valoración aislada de la acción: hay empresas que cotizan a precios altos que pueden resultar baratas y al contrario, empresas que cotizan a precios bajos que pueden resultar carísimas.
La acción más cara que he comprado me costó 0,8 €, sin embargo la más barata la compré recientemente a 45€; a simple vista parece una locura pero como muchos de vosotros ya sabéis ocurre a menudo. La acción que compré a 0,8 € tras una serie de canjes y conversiones ha llegado a cotizar a 0,1 €, es decir el precio ha descendido un 87,5% (el valor por supuesto se aproxima a 0 porque la acción se podría decir que es papel mojado). La acción que compré a 45$, gracias a la recompra de acciones por parte de la empresa y a la buena gestión que está demostrando la dirección ha incrementado su valor contable a una media anual de más del 10% e incluso se ha permitido el "lujo" de incrementar el dividendo. La diferencia entre una inversión y otra ha sido muy simple, en el primer caso no me detuve a investigar que se escondía detrás de la cotización, mientras que con la acción de 45$ analicé hasta el más último detalle de la empresa; el esfuerzo ha valido la pena y ha venido recompensado en forma de rentabilidad y tranquilidad (duermo mejor por las noches, xD)
La inversión en el mercado de valores puede resultar desastrosa si se desconoce la realidad de las empresas en las que invertimos. El riesgo no proviene de invertir en Bolsa, el riesgo aparece cuando desconocemos en que tipo empresas estamos depositando nuestra confianza, ¿Está siendo la dirección ejemplar?, ¿Qué estructura tiene el capital de la empresa?, ¿Cuál es su nivel de endeudamiento?, ¿Qué gastos de capital mantiene la empresa? etc. Éstas son algunas de las preguntas que nos debemos de plantear y en las que es recomendable centrarse para no caer en errores de principiante. Por supuesto hay inversiones que se "tuercen" tras realizar un análisis exhaustivo, sin embargo las probabilidades de que esto ocurra son pequeñas si nuestro análisis ha sido detallado.
Mi experiencia me ha demostrado que el análisis de una determinada empresa carece de sentido si se hace de forma aislada. Las conclusiones más interesantes sólo se pueden obtener si hacemos un análisis relacional, es decir comparando varias empresas, incluso aunque se trate de empresas que pertenezcan a diferentes sectores o que tengan diferentes tamaños.
Para lograrlo usaremos ratios en términos relativos que nos permitirán homogeneizar la información contable de empresas muy diferentes y para establecer dichas relaciones nos podemos apoyar en herramientas como el CCV que expuse en mi publicación Cuadro Comparativo de Valores (CCV), ya que nos ayudará a sintetizar una gran cantidad de información y nos permitirá jerarquizar de forma sencilla nuestras opciones de inversión.
Como ya comenté el análisis no debe concluir con el CCV, sino que tendremos además muy presente la información contable de la empresa para descartar aquellos valores que puedan resultar atractivos a priori pero arriesgados a lo largo del tiempo. Por tanto va a ser la contabilidad de la empresa la que nos guie en nuestras decisiones de inversión y no las opiniones de analistas o las cotizaciones.
Cuando operamos en bolsa nuestro peor enemigo normalmente somos nosotros mismos si no logramos controlar los impulsos que nos inducen a comprar o vender acciones en momentos en los que es mejor mantenerse a la espera. Como dice el gran W.Buffett, gran parte del éxito puede atribuirse a la inactividad; uno se sus secretos es realizar pocas operaciones pero seguras en lugar de muchas con un nivel de riesgo mayor. Por tanto debemos hacer un esfuerzo importante para ser disciplinados en las operaciones bursátiles y saber distinguir cuando es el momento idóneo para comprar, vender o simplemente mantenernos a la espera.
Como hemos visto, el precio de las acciones además de ser una variable muy volátil es muy relativa. No podemos decir que una acción es más barata que otra porque su precio sea menor, debemos abandonar este planteamiento ya que en bolsa los conceptos de caro y barato son bastante más complejos. El PER nos puede ayudar en este aspecto, sin embargo no es una variable en la que se pueda confiar al 100%, porque detrás de una cotización existe una empresa real que tiene sus fortalezas y sus debilidades y cuyo valor no depende tan sólo de la relación entre su precio y su BPA, si esto fuera así de sencillo seríamos todos ricos.
Además del PER , el BPA y el dividendo son dos variables que siempre es importante relacionar porque nos puede aclarar algunas cosas. Hay empresas que obtienen grandes beneficios y que sin embargo no reparten dividendos, por qué? , mi experiencia me ha demostrado que generalmente existen tres escenarios posibles:
1. La empresa está muy endeudada y destina el beneficio generado a pagar intereses de deuda y a amortizar el capital pendiente de devolución a sus acreedores.
2. La empresa necesita reinvertir el beneficio generado para seguir funcionando puesto que tiene unos gastos de capital muy elevados.
3. La empresa reinvierte gran parte del beneficio con el objetivo de maximizar el valor de la empresa para el accionista.
Hay pocas empresas que se encuentren en la tercera situación, sin embargo existen y en ocasiones se negocian a precios razonables o incluso ridículos cuando el río está revuelto. Por ello es fundamental analizar el estado de cash-flow para conocer de dónde proviene el dinero que ingresa la empresa y en qué lo está empleando. En el estado de cash-flow se observa claramente el origen y la aplicación de los distintos cobros y pagos en efectivo que se están realizando; si observamos que la empresa destina gran parte de el dinero generado a pagar deuda o a hacer fuertes inversiones de capital, estamos en disposición de descartar las acciones de esa empresa como buena opción de inversión, puesto que a largo plazo es difícil que una empresa de este tipo logre maximizar el valor de la empresa para sus accionistas.
Twitter:@Serts1
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