Nota a 7/1/15: El artículo formó parte de un trabajo más extenso que data de mayo de 2014 por lo que algunas cifras y apreciaciones pueden haber sufrido cambios.
Ahora que se empieza a dejar atrás la crisis económica es un buen momento para girar la cabeza y reflexionar acerca de las políticas macroeconómicas que se han llevado a cabo en España durante estos últimos años.
Una de las decisiones más polémicas y controvertidas fue la de inyectar dinero público a la banca. Una línea de acción que ha sido muy criticada por algunos sectores de la sociedad, que cuestionaron la ética y los resultados de tal acción.
Aquí se pretende dejar a un lado los aspectos más subjetivos y nos centraremos en la ideología y casuística que motivaron el rescate. ¿Por qué se rescató a los bancos? ¿Por qué ellos y no a otras empresas en dificultades?
Intereses políticos
La reforma del sistema bancario cubre un horizonte temporal que abarca dos legislaturas. La IX Legislatura de España da comienzo en abril de 2008 bajo el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y se extiende hasta diciembre de 2011 cuando el Partido Popular se adjudica la victoria en las elecciones y Mariano Rajoy asume la presidencia.
Prestamos especial atención al marco político puesto que, si bien es de admitir que el grueso de las reformas se han dado bajo el mandato de los populares, ya bajo la batuta socialista se proyectó una primera fase reformista sobre la que se cimentaron posteriores desarrollos de ésta. A donde queremos llegar, es a la conclusión que la reforma bancaria queda al margen del partidismo e ideología de los dos grandes partidos que dominan la carrera política estatal. El ámbito de actuación- admitiendo matices circunstanciales- ha sido prácticamente el mismo durante ambas legislaturas, hecho que ejemplifica que el rescate bancario, poco tiene que ver con los rasgos ideológicos protagonistas en otros aspectos de la política económica.
Si damos un paso al frente, la conclusión a la que hemos llegado anteriormente nos ha permitido descartar que se haya abordado la reforma del sistema bancario como un mecanismo maximizador de votos. En la misma línea, una vez descartados los intereses electorales debemos reconocer que el rescate a los bancos obedecía a intereses estrictamente económicos. Este hecho nos abre un nuevo perfil de investigación: los intereses económicos.
Intereses económicos
Cabe subrayar que cuando hablamos de intereses económicos no estamos afirmando que éstos sean paralelos a los intereses sociales. No es una diferencia menor puesto que en el rescate y posterior reforma del sistema financiero confluyen cuatro intereses distintos: el del gobierno español; el de la sociedad española; el de la empresa privada y el de la comunidad internacional (especialmente los países de la zona euro). En consecuencia, procederemos a profundizar un poco más en cada uno de los intereses apuntados con anterioridad.
Intereses del gobierno
El primer sujeto de estudio debe ser el principal impulsor del rescate: el Gobierno central. Habiendo descrito ya las principales líneas de actuación acometidas durante estos años es el momento de indagar en el porqué de dicha actuación.
Desde nuestro punto de vista, los intereses del gobierno pudieran dividirse en tres semblantes diferenciables:
- Estabilidad marco: Como veremos más adelante, la reforma bancaria y sus subsiguientes derivaciones contribuyeron a una estabilización del marco económico general. Mucha es la literatura escrita acerca de la ineficiencia derivada de la intervención del estado en la banca y que responde a clientelismo e intereses propios. Si bien des de aquí apoyamos la mayoría de esta discurso, no invalidamos las decisiones de política económica del gobierno pues han contribuido a una re estabilización del sistema financiero. ¿Podría haberse hecho mejor? Seguro que sí. “Definitivamente, puede que no exista alternativa a la recapitalización de Bankia y del conjunto del sistema financiero español, pero sí la hay a que esa recapitalización deba consistir en hipotecar el presente y el futuro de la economía española.” Son palabras de Juan Ramon Rallo, economista del Instituto Juan de Mariana y que proponía una alternativa a la inyección de capital en 20121
- Financiación estatal: En un paper de finales de 2013 titulado “La crisis bancaria y de deuda soberana en España: Orígenes e interrelaciones” de Ángel Berges, Emilio Ontiveros y Francisco J.Valero se dedican dos capítulos enteros a analizar la relación simbiótica estado-banco. A corte de ejemplo, el encabezado de los capítulos resume a la perfección el hecho: “Los estados que rescatan a bancos... y asumen más deuda” y “Los bancos que financian a estados... y asumen más riegos”. Es cierto pues que los bancos compran un porcentaje considerable de la deuda que emite el estado y que por lo tanto tienen una posición acreedora frente al deudor estado. ¿Qué persona (o estado) en su sano juicio querría ver desaparecer su principal fuente de financiación?
-Avales crediticios: Cuando estalló la crisis financiera y se cerró el flujo del crédito interbancario muchas entidades se tambalearon. Ante la imposibilidad de captar financiación mediante bonos, los bancos y las cajas acudieron al Estado en busca de protección. El Estado avaló la emisión de bonos de distintas entidades. La más cuantiosa fue la emisión de BFA (matriz de Bankia) por un importe de 15.000 millones de euros. En total, y tras sumar otros avales en entidades como Bancaja y la CAM, los avales ascendieron hasta los 35.000 millones de euros.
Una hipotética quiebra de las entidades avaladas se hubiera traducido en el Estado respondiendo de los bonos como avalista.
Intereses de la comunidad internacional
En un artículo de 20105, el economista integrante de FEDEA, César Molinas hacía especial hincapié en este aspecto y ponía de manifiesto los intereses de países acreedores como Alemania en rescatar a los bancos deudores españoles.
Los mecanismos de rescate impulsados por el FMI y la UE escondían (en parte) los intereses de países acreedores de deuda y derivados financieros españoles. Estos países representados por Alemania son economías con exceso de ahorro crónico que buscaron rentabilidades extras en activos financieros de países periféricos como España, deficitario en ahorro y dependiente de financiamiento exterior.
La alta rentabilidad de los activos financieros estatales gestados durante la burbuja inmobiliaria fueron un excelente valor para la inversión germánica, en busca de unos intereses mayores.
Para explicar detalladamente la exposición de riesgo acudiremos nuevamente al artículo de César Molinas:
“En España la exposición a ese riesgo era directa, se tomaba a partir de hipotecas que estaban en el balance de las instituciones de crédito. En Alemania, la exposición a ese mismo riesgo era indirecta, a través de unos títulos hipotecarios que podían ser vendidos en mercado secundario para obtener liquidez. Esto parecía, hace tan sólo tres años, una gran ventaja.”
Cuando la crisis se hizo patente, el mercado primario colapsó y lo mismo sucedió en el mercado secundario de títulos por lo que pese a su cobertura inicial, las entidades alemanas debieron asumir la totalidad de las pérdidas y provisionar. Un tema que no nos incumbe aquí pero que merece ser tratado es que pese a la gravedad de la crisis en España, los principales bancos alemanes tuvieron que recibir inyecciones de capital masivas para evitar la quiebra, algo que los bancos sistémicos españoles no han precisado en ningún momento.
Sin embargo, des de aquí nos atrevemos a ir más allá. El interés fundamental de la comunidad internacional a la hora de rescatar los bancos españoles fue la estabilidad monetaria y evitar el desmembramiento de la zona euro. Los anteriores rescates (si bien no parciales como el de España) en Irlanda, Grecia y Portugal perseguían la supervivencia del euro. ¿Por qué no así también en España?
El Memorando de entendimiento sobre condiciones de política sectorial financiera de la comisión europea de 2012 no es más que eso: una hoja de ruta que contiene los plazos y operaciones necesarios para recapitalizar y reformar el sistema financiero con el fin de preservar el sistema financiero español, pero sobretodo, europeo.
Para concluir con este apartado dedicaremos unas líneas a la actuación del Banco Central Europeo, artífice de la “recuperación” económica de la eurozona. Durante la crisis, y sobretodo durante la presidencia de Mario Draghi, la entidad ha tomado diferentes medidas monetarias que condujesen a la recuperación. Tanto es así que el BCE llegó a engordar su balance hasta los 3 billones de euros frente a los 1,19 billones que mantenía en 2007. Aunque estas cifras no nos sirvan para constatar su actuación directa en España, sí nos sirven para entender todavía más, la disposición que tenían los entes europeos en preservar su moneda y la estabilidad financiera y monetaria.
Intereses sociales
En este último capítulo tienen cabida aquellas circunstancias que provienen exclusivamente de los intereses de la sociedad. Sociedad entendida como el ciudadano de a pie. ¿Por qué querría la ciudadanía anónima que se rescataran los bancos?
En los tiempos que corren hemos sido testigos de innumerables manifestaciones en contra de los bancos y sus dirigentes, representantes del capitalismo atroz que- según mucha gente- nos ha conducido de manera inevitable a la crisis. Muchos denunciaban el rescate bancario, y el hecho de que fuera el gobierno el que salvara las entidades de la quiebra. En cuanto se les preguntaba qué pasaría con los depósitos de los ahorradores, aludían al Fondo de garantía de depósitos.
El Fondo de garantía de depósitos, dedicado a cubrir eventuales pérdidas de los depositantes en caso de insolvencia de alguna entidad financiera garantiza hasta los 100.000€. La financiación de los Fondos de Garantía de depósitos procede de las aportaciones anuales que deben hacer las entidades adheridas. Para que se hagan una idea, el capital conjunto del Fondo de garantía de depósitos en Establecimientos Bancarios (FGDEB) y del Fondo de garantía de depósitos en Cajas de Ahorro no llegaba a los 7.500 millones de euros en 2009, en pleno apogeo de la crisis.
La última revisión efectuada por el Banco de España cifraba las ayudas a la banca en 61.366 millones de euros. Si bien esta cantidad comprende provisiones, reestructuraciones y nacionalizaciones, nos da una idea aproximada de la magnitud del rescate y relativiza las cifras que maneja el Fondo de garantía de depósitos. En otras palabras: si el sistema bancario hubiera colapsado, el FGD no hubiera bastado para garantizar los ahorros de muchos de los depositantes.
Otro grupo a tener en cuenta en este apartado son los beneficiarios de productos financieros de las entidades bancarias rescatadas. Nos referimos sobretodo a bonistas y dejamos de un lado a los accionistas, que pueden interferir en la marcha de la entidad y que, como socios capitalistas están expuestos al riesgo que esto comporta. Los bonistas, en cambio, que en su mayoría contemplaban los bonos de estas entidades como productos de bajo riesgo, hubieran perdido la mayor parte de su capital invertido en caso de insolvencia por parte del banco.
En el discurso capitalista que aboga por la caída de los bancos, hemos oído muchas veces alabanzas hacia la actuación de Islandia y su gestión de la crisis y especialmente de su sector financiero. Daniel Lacalle, en su libro Viaje a la libertad económica (Deusto 2013) critica dicho discurso y lo tilda de mentira. Tanto es así, que cita un artículo de Baldur Bjarnason que lleva por título “What is actually going on in Iceland” y que desmitifica de forma clarificadora la actuación gubernamental.
Intereses de los entes privados
La gran empresa privada española, al lado de las PYMES era también un colectivo interesado en que se procediera al rescate bancario. Éste, se interpretaría como una actuación en busca de estabilidad y la calma de los mercados. En muchos casos, se interpretó la reforma como un primer paso para que volviera a fluir el crédito si bien es cierto que en este aspecto, las expectativas todavía no se han materializado.
Por último hacer una pequeña mención a otro grupo enormemente beneficiado de la realización del rescate bancario: el resto de bancos españoles. Al sanearse las cuentas de las entidades intervenidas, los bancos sistémicos se beneficiaron de tres formas distintas:
- Se retomó la estabilidad financiera y su solvencia quedó ratificada al no precisar intervención estatal.
- Aumentaron su volumen de negocio mediante adquisiciones y fusiones
- Fluyó el crédito interbancario otra vez, colapsado desde la caída de Lehman Brothers en 2008.
Aunque de forma breve, también hemos visto como las entidades sistémicas (séase BBVA y Santander) pudieron presionar en pro de un rescate y reforma bancaria que acabara favoreciendo su modelo de negocio y perspectivas de crecimiento.
Conclusión
Tal y como se prometía en la introducción del capítulo, en estas líneas se ha intentado dar respuesta al porqué de la intervención y posterior rescate bancario. Durante los últimos años, múltiples interpretaciones y lecturas han abordado la gestión de la crisis en este ámbito y desde aquí hemos pretendido dar cabida a todas y cada una de ellas si ejercitar ningún juicio de valor. Nuestra intención no ha sido analizar si el rescate fue acertado o no o si debería haberse realizado o no. Nuestra modesta intención era exponer los motivos que había detrás de la actuación conjunta del Gobierno español, el FMI y el BCE en materia del rescate bancario.