Esta entrada está basada y es un resumen de un artículo de J Jorrín en El Confidencial: “La economía va como una moto? No tan rápido, este es el balance de la legislatura”, en él, pone los puntos sobre las íes en cuanto al optimismo desplegado por el PSOE en función de los datos económicos.
Los titulares se hacen eco de que la economía española es la envidia del mundo. El PIB crece mucho más que la UE en el 1T2023, y las previsiones de la OCDE apuntan a un crecimiento mayor del 2%. Pero dos cuestiones: es necesario analizar los datos con perspectiva, y ya veremos si las previsiones se cumplen o no, las previsiones, previsiones son.
No se puede negar que el gobierno se ha tenido que enfrentar a dos crisis, la pandemia y la invasión de Ucrania. A lo que por cierto, también se han tenido que enfrentar el resto de países, implementando políticas de distinto signo con distinto resultado, o mejor dicho, distinta eficacia.
De hecho, el PIB español es inferior a 2019, solo por detrás de Alemania, mientras que la eurozona ya está un 2,2% por encima de los niveles de 2019. Y un elemento importante no mencionado, el PIB/cápita en paridad de poder adquisitivo es el que más ha caído de toda la UE entre 2019 y 2022, y es un 15% inferior a la media de la UE y un 18% inferior al de la eurozona.
Figura,- PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo en el año 2022. UE-27, base 100 (escala izquierda) en paridad de poder adquisitivo (PPA). Variación de dicho PIB/cápita entre los años 2029 y 2022. Datos EUROSTAT.
Indudablemente, el modelo productivo del país importa, y el ejecutivo no tiene toda la culpa del descalabro, como tampoco tiene todo el mérito de la recuperación. Una recuperación que puede considerarse todavía un rebote incompleto después de la importante caída.
La explicación que se ha buscado para justificar los datos de PIB es que este se mide mal. Personalmente me sorprende que si el método de cálculo no ha variado, antes el PIB se calculaba bien y ahora mal. En cualquier caso, los argumentos esgrimidos afectan a: La evolución del empleo, la recaudación tributaria y la facturación de las empresas.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que lo que importan son las horas trabajadas y la productividad, y que los datos de hacienda se expresan en términos nominales y el PIB en términos reales. Es decir, la inflación importa.
En cuanto al empleo, ha influido el crecimiento del empleo público, la reforma laboral en la contabilización de parados, así como la reducción de la economía sumergida al calor de las subvenciones. Pero en cuanto a lo que importa, la realidad de los hogares. Su poder adquisitivo se ha visto mermado por la inflación. En términos reales, entre 2019 y 2022 la renta de los hogares ha caído un 6,5% frente al 0,1% de la media de la eurozona (figura siguiente). Situación un tanto incompatible con los datos de empleo y PIB.
Y ello se produce por la evolución de las horas trabajadas, y por el hecho de que España crece en actividades de escaso valor añadido. Y el menor poder adquisitivo se ha traducido en menor consumo privado real, que se ha reducido un 3% con respecto a 2019, el peor registro de toda la eurozona. Un efecto que ha sido compensado por el consumo público, pero que no ha evitado una mayor pobreza de los hogares.
Y llegamos al tema de la inflación. La inflación acumulada durante la legislatura es del 8,7%, solo en Grecia ha sido inferior, del 8,5%. Este dato contrasta con la subida de precios del 11,5% del conjunto de la eurozona (figura siguiente). Lo que se explica por distintos factores: La excepción ibérica, menor exposición a Rusia, y la mayor capacidad de regasificación española.
En cualquier caso, la menor inflación ha dado lugar a menores subidas salariales, contribuyendo a que los hogares hayan perdido un 6,5% de poder adquisitivo.
Y esta situación se encuentra relacionada con el modelo productivo español. Seguimos compitiendo en precio. Un factor que presiona los salarios a la baja e incide en los niveles de pobreza. Al mismo tiempo que se trata de atraer la inversión extranjera en función de costes laborales y subvenciones.
Y no debemos olvidar que las subvenciones las pagamos entre todos. Un impuesto más que pagamos a las empresas extranjeras para comprar empleo en España. Y que supone un indicador de que algo falla en el modelo económico de país.
Un problema estructural del modelo productivo con origen en numerosos factores. ¿El sistema fiscal facilita el emprendimiento? La regulación laboral es la adecuada? Dónde está la iniciativa? Capacidad emprendedora? Tamaño empresarial? Inversión en I+D? capital humano? Etc…
Y en cuanto a la evolución del PIB, hay que destacar la evolución del sector exterior. A lo que ha contribuido un menor nivel de importaciones y el turismo. Este último derivado de que los españoles, al presentar menor poder adquisitivo, viajan menos al exterior.
En definitiva, el mayor incremento del PIB no excluye el hecho que no seamos más pobres, ya que a la inflación hay que sumar el incremento de impuestos que se ha producido bajo el absurdo objetivo de alcanzar la media de la presión fiscal europea. Olvidamos que el objetivo son los ingresos fiscales, que se elevan con crecimiento económico, y no la presión fiscal En cualquier caso, las políticas tributarias del gobierno se han traducido en un mayor tipo efectivo en el IRPF reduciendo el poder adquisitivo y el consumo del sector privado, que ha influido en la recaudación por IVA.
Figura.- El IRPF es ya el gran impuesto recaudador ingresa tanto como IVA y sociedades juntos
Y todo ello ha conducido a un incremento en el índice de pobreza y exclusión social ( AROPE), que ha pasado del 25,3 al 26,3 entre 2019 y 2022 . En definitiva, estos son los éxitos económicos del socialismo.
