La última reunión de la Opec celebrada el pasado mes de noviembre, el Ministro de Energía de Arabia Saudí dijo en rueda de prensa dos cosas interesantes:
Esta última frase me dejó algo pensativo ya que el impacto en los países puede afectar a las empresas que tengo en cartera. Así que empecé a ver el impacto en los países que llamo “coches” y los países “gasolineras”. Los países coches son aquellos países que importan petróleo, los que han de llenar el depósito, los “gasolineras” son los exportadores de petróleo y por tanto los que llenan el depósito a los coches. Por tanto, el impacto no será el mismo.
A los países “coches” les “cuesta” llenar el depósito entre un 3% (Europa o China) y un 6% (India y Japón) del PIB (% de importaciones sobre total del PIB). Luego, una rebaja les aportará beneficios.
En estos países vemos los siguientes efectos:
Para los países “gasolinera” , los ingresos por llenar los depósitos representan entre un 10-15% del PIB (Noruega, Rusia) y un 40% (Arabia Saudí y Venezuela). Aquí, los efectos serán los siguientes:
En este grupo, los más afectados serán Rusia, Venezuela, Nigeria o Irán. Veremos cómo evolucionan.
En las empresas, ocurre algo similar que en los países. Hay las empresas “coche” (aerolíneas, logística…) y las “gasolineras” (petroleras, refinerías, oil servicies…).
En cabeza de las empresas “coche” tenemos al sector aerolínea cuyo ahorro se espera que sea de unos 12.000 millones de dólares, buena cantidad teniendo en cuenta la sobreoferta que hay. Por esta razón que en promedio han subido un 20% los últimos 3 meses, mientras el curdo bajaba un 40%. Subidas menos espectaculares han vivido las empresas logísticas (DSV, Panalpina o Deutsche Post) o las altamente dependientes de la logística (H&M, Inditex...). Pero como detrás de una cotización hay un negocio, si las empresas tienen ahorros en costes, el beneficio aumentará. Si sube el beneficio, invertirán en obtener mayor cuota de mercado. Si se “pelean” por ganar cuota de mercado, los precios bajarán. Si bajan los precios, el beneficio también lo hará. Por tanto, volvemos al mismo punto de partida. Entonces, sectores como el de las aerolíneas donde existe sobrecapacidad, creo que estos beneficios altos serán flor de un día.
Por su parte, tenemos a las empresas “gasolineras”, donde no hace falta decir mucho. La bajada ha sido notable en las más endeudadas (Transocean, Statoil) o las de mayor coste de extracción (Canadian Natural Resources). Pero el Tsunami de precios ha afectado a las empresas que prestan servicio (oil services). Empresas como Seadrill, que alquila las plataformas para extraer petróleo cuya bajada en bolsa ha sido del 57%, cotizando a un PER de 4x.
En medio de las empresas “coche” y “gasolineras” tenemos a las químicas (Basf, Dow), empresa de neumáticos (Michelin, Pirelli) cuyo efecto ha sido negativo. Aunque a simple vista pueda parece positivo, la reducción de costes se traduce en menor precio de venta.
Como conclusión, parece que la batalla entre los países “gasolinera” no está en desincentivar a los métodos no tradicionales (fracking) sino parece más bien una batalla contra los países más dependientes de los ingresos (Rusia, Venezuela…). Esto me recuerda al típico caso del dilema del prisionero, desarrollado por Nash, donde lo mejor es cooperar. Y en petróleo, cooperar significa reducir producción. Entonces, el final de la película ya lo sabemos (o al menos nos gustaría pensar), pero no tanto el cuándo ocurrirá. Así que: hagan sus apuestas.
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