- 2.Segundo efecto: subida de tipos. Igual que hacen los bancos con los depósitos. Para evitar que la gente se lleve el dinero, el Banco Central debe ofrecer un incentivo en forma de aumento del tipo de interés. En este punto vimos como el Banco Central de Rusia subía tipos del 10,5% al 17%, o como el bono a 2 años venezolano pasó del 25% al 70%.
- 3.Tercer efecto: reducción de la liquidez. Cuando se dan los dos primeros efectos, el tercero viene rápido. Todos quieren vender y nadie quiere comprar. Por tanto, hay intervención del Estado actuando como contrapartida y vendiendo sus reservas en divisas. Cosa que ocurrió también en Rusia.
- 4.Cuarto efecto: Quiebra. Esto ocurre cuando los tres puntos se prolongan en el tiempo. Aquí el Estado se queda sin reservas, y por tanto no tiene dólares para vender. La divisa se hunde, los intereses se disparan y el sistema colapsa. Como ocurrió en los años 70 u 80.
En este grupo, los más afectados serán Rusia, Venezuela, Nigeria o Irán. Veremos cómo evolucionan.
En las empresas, ocurre algo similar que en los países. Hay las empresas “coche” (aerolíneas, logística…) y las “gasolineras” (petroleras, refinerías, oil servicies…).
En cabeza de las empresas “coche” tenemos al sector aerolínea cuyo ahorro se espera que sea de unos 12.000 millones de dólares, buena cantidad teniendo en cuenta la sobreoferta que hay. Por esta razón que en promedio han subido un 20% los últimos 3 meses, mientras el curdo bajaba un 40%. Subidas menos espectaculares han vivido las empresas logísticas (DSV, Panalpina o Deutsche Post) o las altamente dependientes de la logística (H&M, Inditex...). Pero como detrás de una cotización hay un negocio, si las empresas tienen ahorros en costes, el beneficio aumentará. Si sube el beneficio, invertirán en obtener mayor cuota de mercado. Si se “pelean” por ganar cuota de mercado, los precios bajarán. Si bajan los precios, el beneficio también lo hará. Por tanto, volvemos al mismo punto de partida. Entonces, sectores como el de las aerolíneas donde existe sobrecapacidad, creo que estos beneficios altos serán flor de un día.
Por su parte, tenemos a las empresas “gasolineras”, donde no hace falta decir mucho. La bajada ha sido notable en las más endeudadas (Transocean, Statoil) o las de mayor coste de extracción (Canadian Natural Resources). Pero el Tsunami de precios ha afectado a las empresas que prestan servicio (oil services). Empresas como Seadrill, que alquila las plataformas para extraer petróleo cuya bajada en bolsa ha sido del 57%, cotizando a un PER de 4x.
En medio de las empresas “coche” y “gasolineras” tenemos a las químicas (Basf, Dow), empresa de neumáticos (Michelin, Pirelli) cuyo efecto ha sido negativo. Aunque a simple vista pueda parece positivo, la reducción de costes se traduce en menor precio de venta.
Como conclusión, parece que la batalla entre los países “gasolinera” no está en desincentivar a los métodos no tradicionales (fracking) sino parece más bien una batalla contra los países más dependientes de los ingresos (Rusia, Venezuela…). Esto me recuerda al típico caso del dilema del prisionero, desarrollado por Nash, donde lo mejor es cooperar. Y en petróleo, cooperar significa reducir producción. Entonces, el final de la película ya lo sabemos (o al menos nos gustaría pensar), pero no tanto el cuándo ocurrirá. Así que: hagan sus apuestas.