Desde hace más de un año que se vienen publicando artículos con recuentos de ondas y siempre se llega a la conclusión de que estamos en una onda 5, que normalmente viene siendo la última del ciclo, aunque por lo que he leído a veces se forma una onda 6 e incluso una onda 7. Y después vendrán las correspondientes bajadas como la noche sucede al día o el invierno al verano y así sucesivamente. Lo normal.
Os pongo a continuación un gráfico del SP 500 en velas mensuales para que abarque mucho tiempo y se vean con claridad las diferentes ondas que se han formado en el último ciclo alcista en el que seguimos inmerso. No me paro a más recuento porque no es mi especialidad y sé que muchos de los que vais a leer este artículo estáis más puestos en la materia de los recuentos que nosotros, pero es que a simple vista se ven las diferentes ondas sin necesidad de marcarlas o numerarlas.
Según mi idea es que dentro de la onda 5 en que nos encontramos, los precios están corrigiendo para hacer una subonda y lo suyo es que para completar la onda 5 mencionada, vuelva a hacer otra subonda de una magnitud y duración aproximada a la primera que se ha formado.
Lo anterior no significa que en caso de que se den las situaciones de volver con otra subonda 5 como comento, y se cumplan las ideas que más abajo exponemos, no vaya a haber caídas secundarias o terciarias o que todos los fondos de inversión mobiliarias vayan a subir o bajar lo mismo. Esto de que cada valor vaya por libre siempre ha sido así, y lo mismo le pasa a los fondos de inversión mobiliaria y planes de pensiones que dependen de la composición de su cartera, subirán más, se mantendrán o bajaran más que otros.
Pero dicho lo anterior, según mi opinión técnica escasamente expresada, creo que no hemos llegado al final por varios puntos que os comento a continuación, unos que suelen darse en los cambios de tendencias ya sean primarias, secundarias o terciarias y otros que echo de menos en la fase actual, pues no solo de análisis técnico vive el hombre. Os cuento mis ideas:
Hay un principio que tengo catalogado como que “cuando la Bolsa no puede subir, siempre acaba bajando” y esto se ve siempre antes de cambiar las tendencias, que se produce un parón, normalmente después de un máximo, absoluto o relativo, que un tiempo después quiere volver a superar y tras diferentes intentos acaba apagándose y quedándose sin fuerza como al gaseosa sin tapón.
Normalmente antes de llegar a esos máximos y ese quedarse sin fuerza, ha habido un periodo final de subidas (o bajadas) continuas, donde ya “todo está descontado” pero sigue la continuidad de la tendencia, para arriba o para abajo, por una inercia que no se sostiene en nada. Parece que hemos entrado en el movimiento alcista o bajista infinito como el bolero de Ravel. Salga la noticia que salga siempre se le busca la parte positiva o la parte negativa, según vayamos para arriba o para abajo.
Al final se suelen producir los techos redondeados que de producirse acaban en una bajada abrupta, hasta limpiar la sobrecompra anterior y poner los precios atractivos para volver a entrar.
Y para no hablar solo de teoría especulativa, vayamos a la descripción de hechos concretos. Fue en julio del año pasado cuando publiqué un artículo en nuestra página web y en algunas más donde colaboro sobre como juegan las manos fuertes con las manos débiles, que también titule como “la parábola de los ogros y los niños traviesos” y en el citado artículo citaba las portadas de los diarios económicos en el mes de agosto del 2015, donde se pusieron de acuerdo en que venía una guerra de divisas, con unas devaluaciones de la moneda china, más o menos insoportables para el resto de las economías occidentales y que en una semana limpió más de un 15% a las Bolsas. Os recomiendo que volváis al artículo anterior, para que desde una perspectiva de los casi 3 años pasados veáis como las manos fuertes juegan con todos nosotros, tal y como resumía en el título del artículo anterior. El descuento de dos devaluaciones mínimas en China en al 2ª semana de agosto del 2015, que en realidad no nos afectaban en nada, pero lo vendieron exageradamente como el inicio de un cambio de tendencia cuando era el final de la anterior, esto es de la espectacular subida desde noviembre del 2014, hasta mitad de abril del 2015. El cambio de tendencia secundaria ya estaba sobradamente descontado con la caída de las materias primas en los 6 meses anteriores, pero generan una semana de pánico que acaba el 24 de agosto.
El grafico no puede ser más esclarecedor de lo que comento. Esta limpieza de la sobrecompra la volvieron a repetir en diciembre del 2015, hasta llegar a final de febrero del 2016 que ya estaba limpio de verdad de sobrecompra el mercado y se reinicia el camino alcista con sus correspondientes paradiñas como la actual.
Os cuento otro caso de como los ogros quitan los euros a los niños traviesos. Es el caso de Banesto a principio de los años 90 que tenía una grupo industrial potentísimo formado por más de 200 empresas industriales, de construcción y de servicios, el primero de España que generaba más del 1% del PIB, donde había las 9 perlas que os cito a continuación tal y como lo he encontrado en la hemeroteca:
“Estas compañías, que suman 150.000 empleos directos, son por orden de importancia la Unión y el Fénix (seguros), Asturiana del Zinc (minería), Acerinox (siderurgia), Petromed (petroquímica), Agromán (construcción), Auxiliar de la Construcción Sanson (cementos), Carburos Metálicos (químicas), Tudor (baterías) y Sniace (papel).”
En todas o casi todas tenía una participación del 100% o muy mayoritaria, por lo que consolidaba sus resultados en su cuenta de pérdidas y ganancias, pero he aquí que llega un mago de las finanzas y empieza a vender las citadas empresas y cada vez que anunciaba que iba a vender una empresa la cotización de Banesto subía como la espuma, como si acabara de anunciar el descubrimiento de pozos de petróleo debajo de cada sucursal del banco. Pero vamos a ver, si mi hijo tiene un cerdito con sus ahorros de toda la vida que sumas 1.000 euros o 1 millón de euros, como puede ser que si anuncia que va romper el cerdito alguien le considere más rico, cuando lo que me está anunciando es que se va a liquidar sus ahorros, como así sucedió en un par de años, donde llegó la intervención del banco y posterior desaparición.
Otro tanto de lo mismo pasó con Telefónica, que a base de sacar a Bolsa empresas vendedoras de humo como Terra o TPI (páginas amarillas), con cada anuncio tenía unas subidas espectaculares. De como acabaron Terra y TPI no hablo para no abrir viejas heridas, pero diré que lo del Popular fue un juego de niños en comparacion a la golfada de las anteriores. Telefónicavendía humo pero Banesto vendía un grupo industrial de verdad.
Traigo estos ejemplo para mostraros que los finales de ciclos suele haber movimientos muy exagerados, donde empiezan a colocar empresas grandes, con salidas a Bolsas de las que habla hasta el portero de mi casa, las peticiones en las colocaciones superar en 5 ó 10 veces o más el capital ofertado y nadie tiene una referencia del precio más o menos objetivo, pero lo hacen tan bien que todo el público quiere comprar cuanto más mejor.
Pues bien, volviendo al tema que nos ocupa, os diré que en la actualidad no se ven esos comportamientos, ni por parte de los bancos tratando de colocar acciones a casca porro al primero que se acerca a preguntar por algo donde invertir, ni la gente habla de Bolsa en los bares por si le colocan más preferentes, que casualmente no se las colocaron en las Bolsas.
Hay otra pauta fundamental para llegar al final que se echa de menos y es la falta de inflación. Hace ya varios años que lo menciono en mis artículos y comentarios que dejo en otros artículos sobre temas fundamentales. La economía mundial padece una situación deflacionaria a la que no se le ve el fin, de momento. Varias muestras, el precio del petróleo sigue muy por debajo de los niveles de hace unos años donde era normal verle muy por encima de los 100 dolores. El precio del oro que parecía que iba a sobrepasar los 2.000 dolores y que no es capaz de pasar los 1.350 dólares por más que lo intenta. Los precios de los coches cada vez más equipadísimos en tecnología y seguridad y los anuncian en la radio mientras me afeito por 6 euros al día. Los precios de las comunicaciones donde con tarifas de 20 ó 30 euros tienes llamadas ilimitadas y datos. Y un largo etc, etc.
Otro punto a considerar en los finales de ciclo bursátil es la subida indiscriminada de todos los valores, buenos o malos, grandes o pequeños, donde suben hasta los chicharros como se los llamaba en España a los valores pequeños que en lo finales subían porque sí. Si nos fijamos en el DB, el Banco Sabadell, en CS, en numerosos bancos italianos, las trillizas alemanas del automóvil, Ford, etc, etc se ven que están muy lejos de sus máximos, por lo que no parece que estén para entrar en una temporada de masiva distribución donde se acentúen las bajadas y que posiblemente a más de una de estas empresa las llevaría a su desaparición. Para vender el cochino, primero tiene que estar gordo, pues si está esquelético no es fácil engañar al comprador, pero si está gordo siempre se puede exagerar en que tiene alguna arroba demás y sacar provecho y hacer una buena venta.
Por último, el patrimonio de los españoles no se ha recuperado tras la crisis inmobiliaria, donde se han quedado enganchados con pisos donde la hipoteca, 10 años después, supera con mucho al valor actual del piso. Además sigue el miedo por si los engañan en Bolsa, no reconociendo que donde los han engañado no ha sido en Bolsa, sino en la televisión y luego sus comerciales de los bancos de toda la vida. Pero en Europa, en países donde no ha habido burbuja inmobiliaria están padeciendo la depreciación de sus ahorros donde tampoco consiguen retribución alguna. Japón sigue sin haberse recuperado 30 años después. Los únicos más avanzados son los americanos, pero no se los ve que estén haciendo locuras económicas o financieras gracias a las continuas reformas fiscales y de todos los aspectos que benefician a la economía del país.
Resumiendo, no veo para unos meses el final de la tendencia, lo que no quiere decir que de detectar nuestro sistema un cambio, nos vayamos a quedar quietos por no reconocer que nos hemos equivocado. Las posibilidades de acertar son del 50% aproximadamente.
Nuestro lema, sigue siendo: Las Bolsas son impredecibles, pero no anárquicas.