Mr Trump, China y la Política Económica que nos puede devolver a La Gran Depresión

21 de noviembre, 2016 0
Inversor particular. Autor del libro: "El Camino hacia el Sol: Economía, Energía, Medio Ambiente y Sociedad"
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Entre los focos de incertidumbre económica actual se encuentran dos países: U.S, debido a la elección del presidente Trump; y China, cuya tasa de crecimiento se ha reducido los últimos años. Siendo estos dos focos de inestabilidad importantes, ya que ambas economías representan el 39,24% de la economía mundial.

Estos dos problemas se encuentran parcialmente interrelacionados. Ya que comercialmente, las posibles restricciones comerciales estadounidenses anunciadas sobre la importación de productos chinos dará lugar a efectos negativos sobre ambas economías. En la estadounidense porque provocará un incremento deinflación, perjudicando a las clases con menos ingresos, que destinan una mayor parte de su renta a consumo, frenando el consumo y la economía, al mismo tiempo que se profundiza en el problema de la desigualdad social ; y en China, contribuyendo a una mayor contracción del PIB.

Estos efectos pueden potenciarse en el caso de llevarse a cabo las importantes inversiones en infraestructuras anunciadas en U.S., ya que incrementará la deuda y con ella los tipos de interés, hecho que puede provocar la entrada de divisas en U.S. fortaleciendo el dólar.

Al mismo tiempo, dicha apreciación también afectará a la balanza de capitales china, ya que previsiblemente inducirá la salida de divisas contribuyendo a una mayor apreciación del dólar frente al yuan, lo que dificultará las exportaciones estadounidenses, contribuirá a incrementar su déficit comercial, y por supuesto afectará a los intercambios comerciales con China.

En esta situación, las autoridades chinas tienen dos opciones: dejar que el yuan se deprecie contra el dólar, o reforzar la política monetaria para evitar o paliar los efectos de la devaluación, lo que contraería la economía china, por lo que ahora no parece muy probable.

Comercialmente, tanto U.S. como China son grandes potencias, ocupando los dos primeros puestos en el ranking de exportadores e importadores mundiales en dólares. Siendo China el mayor y U.S. el segundo mayor exportador mundial de bienes y servicios, suponiendo entre ambos el 21,89% de las exportaciones mundiales. Y U.S. el mayor importador mundial de bienes y servicios y China el segundo, suponiendo ambos el 23% de las importaciones mundiales.

Los datos muestran por tanto que los intercambios comerciales de ambos países con el resto del mundo suponen entre una quinta y una cuarta parte del comercio, lo que da idea de la importancia que suponen ambos países para el comercio mundial, repercutiendo sobre el conjunto de la economía global.

Sin embargo, y sin restar importancia a las cuotas de participación de ambos países en el comercio mundial y de las exportaciones sobre su tejido productivo, es también necesario desmitificar y valorar en su justa medida lo importante que es el comercio exterior para estas dos economías.

Las economías se consideran más abiertas cuanto más suponen sus intercambios comerciales con respecto a su PIB. Y en China, en el año 2015 las exportaciones han supuesto el 22,37% y las importaciones el 18,82%, aportando un 3,55% del PIB. Mientras que en U.S., las exportaciones han presentado un valor correspondiente al 12,55% del PIB y las importaciones el 15,5%, contribuyendo el sector exterior negativamente al PIB un 2,95%.

De estos datos se deduce que el grado de apertura comercial China es del 41,2% y la estadounidense del 28%, muy inferior a otras economías que llegan a casi el 400% como Hong Kong o Singapur (326%), u economías europeas como Irlanda (222%), Alemania (86%) o incluso España (63,8%).

Y en cuanto a la importancia del sector exterior en estas economías, es decir, en cuanto a su contribución al PIB, tampoco es tan importante como en otros países, ya que Singapur o Irlanda contribuye respectivamente 26,8 y 20,8% del PIB, en Alemania el 7,8% y en España el 2,49%.

Pero volviendo a las relaciones comerciales U.S:China, que podrían verse aectadas por las medidas proteccionistas estadounidenses. Su evolución reciente se puede observar en la figura siguiente, en ella se puede apreciar claramente el saldo favorable a China, mostrando además una tendencia creciente. Lo que podría, en principio, justificar las políticas proteccionistas de Trump, basando este el hecho del elevado déficit comercial en una competencia desleal que ha dado lugar a la transferencia de empleos a China como resultado de dos factores: a)sus menores costes laborales, lo que, como hemos visto en el post anterior tiene poca base en que sustentarse; y b) en la manipulación del tipo de cambio, hecho que por otra parte permitía la financiación norteamericana al llevarse a cabo mediante la compra de deuda.

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Figura. Evolución del comercio bilateral de bienes ente U.S: China en millones de dólares. Datos del año 2016 hasta septiembre. Datos del United States Census Bureau .

Sin embargo, el análisis de los intercambios comerciales entre ambos países no puede quedar circunscrito al valor en dólares, sino que también debe comprender como ha evolucionado la importancia que representa China para U.S. (figura siguiente) medido como su cuota de exportaciones e importaciones.

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Figura.- Evolución de la cuota de los intercambios comerciales de bienes entre U.S. y China con respecto al sector exterior estadounidense de bienes. Datos del U.S. Census Bureau : sector exterior e intercambios con China.

La gráfica anterior muestra como los intercambios comerciales estadounidenses de bienes con China han constituido una parte cada vez más importante de los intercambios comerciales totales estadounidenses. Tanto en exportaciones como importaciones, ya que entre los años 2000 y 2015, la cuota de las exportaciones estadounidenses a China se ha multiplicado por 2,7 llegando al 7,69%, mientras que la cuota de importaciones se ha multiplicado por 1,6 llegando al 21,26%, sin que la evolución de las exportaciones impida que el déficit comercial de bienes con China haya pasado en ese periodo de tiempo de constituir el 18,76% al 48,15%, es decir, actualmente casi la mitad del déficit exterior estadounidense. Déficit es ligeramente paliado por un saldo positivo del intercambio de servicios entre los dos países, que en 2015 dio lugar a un superávit estadounidense de 29.500 mill $, reduciendo el déficit exterior estadounidense con China hasta los 336.200 mill de $.

Los datos muestran como China se ha hecho cada vez más importante para la economía estadounidense. Situación que podría cambiar en caso de imponerse tarifas a las importaciones chinas, que darían lugar a una respuesta de las autoridades de este país provocando una guerra comercial, lo que por otra parte facilitaría que las importaciones chinas desde U.S. se desplazaran a otros países, pudiendo favorecer a distintos países europeos, sobre todo aquellos con mayor desarrollo tecnológico.

Pero en este contexto, hay que tener en cuenta también que las exportaciones chinas hacia América no son exclusivamente de productos totalmente “made in China”. También se incluyen los que fabrican empresas estadounidenses en China. De hecho, más de la mitad pertenecen a esa categoría o son componentes que empresas americanas requieren para su producción local. Siendo un ejemplo la fabricación del iphone chino, en que el valor añadido por China se corresponde únicamente con el 4,4% del precio de venta , ya que el resto procede de importaciones chinas de terceros países que forman parte de la cadena de valor de creación de un iphone, aunque los norteamericanos imputen todo el valor a las importaciones chinas.

Este hecho es importante, ya que la reducción de las importaciones chinas afectará también las economías de los países exportadores a China, muchos de ellos socios comerciales de U.S., dando lugar a un efecto dominó que afectará al comercio y la economía mundiales reduciendo la eficiencia económica al mismo tiempo que dificulta la creación de ventajas comparativas, todo ello debido a la globalización de las cadenas de producción.

De hecho, China es clave en las cadenas de suministro regionales y globales, siendo un gran importador de bienes de capital e intermedios y de un amplio abanico de materias primas (ha supuesto el 40% de la demanda global en 2014), afectando la evolución de su demanda al movimiento de precios. Motivo por el que China puede trasladar shocks generados en otras economías, como la estadounidense, a terceras economías que exportan a China dando lugar a un efecto dominó sobre el comercio y la economía mundial.

En este sentido, merece la pena destacar que aunque el volumen comercial global estadounidense es superior en dólares al chino (5 billones de dólares con respecto a 4,78 billones), China es el principal socio comercial de 124 países, mientras que U.S. lo es de solo 56 . Aunque las zonas de influencia son distintas, ya que el comercio chino se lleva a cabo preferentemente con países de Asia, Europa Oriental, África y Australia, mientras que la esfera de influencia estadounidense abarca Europa y Norte y Sur América, por lo que sus esferas de relaciones comerciales difieren en gran medida (figura siguiente).

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Figura.- These 4 maps show how China is dominating global trade .

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Los recientes acontecimientos acaecidos en U.S., con la elección de D. Trump como presidente, ha levantado las alarmas sobre el futuro del comercio y economía mundiales, ya que se verían seriamente afectadas si finalmente se implantan las medidas proteccionistas anunciadas, entre las cuales se encuentra la imposición de barreras comerciales a las importaciones chinas, acusando al país de competencia desleal.

En realidad las acusaciones de Trump no se sustentan, pero las medidas de política económica hay que valorarlas en su conjunto y con sus múltiples efectos, ya que la imposición de barreras comerciales reducirá el poder adquisitivo de los norteamericanos al provocar incrementos de precio, pero al mismo tiempo la reducción de impuestos a las corporaciones facilitará la entrada de capitales en el país pudiendo incrementar la inversión y el PIB potencial.

Situación que se verá favorecida en parte a que los costes laborales no son tan importantes como anteriormente debido a los avances en la automatización de procesos en manufacturas, lo que facilita el reshoring (la vuelta a casa) de las empresas, ya que las ventas de los productos manufacturados fabricados en China por empresas norteamericanas también se verían afectadas por las tarifas que se impondrían, lo que sin embargo, tampoco recuperaría todo el trabajo perdido, ya que la automatización ha reducido la necesidad del factor trabajo en las manufacturas.

Pero a nivel global, las tensiones comerciales entre ambos países, debido a su importancia comercial y económica, se trasladarán a la economía mundial, ya que la interdependencia creada en las cadenas de suministro global crearán un efecto dominó reduciendo el crecimiento económico mundial.

Por tanto, el gran peligro que se cierne sobre la economía mundial es la implantación de políticas populistas y el retroceso de la globalización, situación semejante a la que ocurrió con posterioridad al comienzo de la Primera Guerra Mundial y dio lugar posteriormente a la de la Gran Depresión, en la que las medidas proteccionistas contrajeron el comercio y la economía mundiales y frenaron los avances aperturistas de las décadas anteriores .

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