"Como novelista, soy yo el que me dedico a escribir y contar historias, y el que obtengo dinero con ello.
Con mi asesor y planificador financiero, él es el que me cuenta historias, y yo le doy dinero"
- Paul Auster
Creo que esta frase del famoso escritor neoyorkino resume cual es la concepción que me inspira el ámbito de la inversión, de los mercados financieros y de la industria financiera en general. A mis 35 anos, no tengo ni un remordimiento en cantar lo que muchos profesionales y muchas clases dirigentes, callan por su propio beneficio. Espero que este Hugo Ferrer, webmaster y alma mater de Inbestia, y por sentenciar esta opinión, no me vete cayendo en la misma secta de conocimiento secreto, enmascarado de hermosas palabras y falsas ilusiones.
Hay muchas industrias y estructuras institucionales que se apoyan en una auténtica farsa perfectamente equilibrada y enmascarada socialmente. El mundo nunca ha sido rosa, ni justo, ni bien intencionado. Desde el momento que hacer negocios supone maximizar el precio de un bien o servicio por encima de su valor real original, aceptamos como mentira plausible, un engano, y por tal, cierto grado de fraude. Es Nassim Taleb el que dicta que mientras "La ciencia intenta explicar la realidad. Los negocios tratan de que esta se malintreprete". En algunos casos el fraude llega a límites estratosféricos hoy día, como en el de la industria farmacéutica, un fraude sustentado y amparado en concesiones como las subvenciones y las patentes.
El caso del maravilloso mundo del dinero: esas notas de papel o apuntes electrónicos en servidores altamente encriptados, es sin duda el mayor de los fraudes de los negocios institucionalmente y socialmente consensuados. No me quiero alargar con detalles, pero razonemos la simple base de que la bancaria es la única industria que no debe competir en el mercado por una base de recursos finita, y de demanda limitada. Debido al funcionamiento de la públicamente legislada 'reserva fraccionaria', los bancos pueden a través de la expansión del crédito crear dinero de la nada: dinero del fino aire: money from thin air. Multiplicar la oferta como en el milagro de los peces y lo panes, y estimular la demanda mediante el ajuste de los tipos de interés, a veces hasta regalando el bien (como ocurrre en la actualidad). Así funciona el mercado monetario y los bancos centrales, canalizado hacia el sistema bancario, y coletaralizado por la deuda pública del órgano más conspicuo de todos: el Estado.
Soy formado en ciencia económica y financiera, y también credenciado en asesoramiento de la misma. Aunque admito que estudiar concienzudamente un temario, pasar un examen, y pasar a engrosar la lista de una entidad privada de prestigio, sí que me da cierto grado de credibilidad y ética en mi asesoramiento. Lo curioso es que en materia de inversión y finanzas, no soy por ello un experto en nada, ni mi palabra ni mi opinión tiene que estar por encima de la de cualquier otro. Pienso que la mayoría que obtienen estas credenciales pasan a ser otra pieza del sistema fraudulento, con una idea teórica poco profunda del complejo mundo que tratamos. Son eso sí, unos educados y astutos senores de la venta: asesores en el mejor de los casos; charlatanes y mentirosos en los peores.
He invertido a largo, a medio, a corto y a super-corto plazo. He trabajado con day trading, scalping, swing trading. He cubierto a traders en mesa de tesorería con bobbles y schatz (futuros de renta fija alemana). He desarrollado varios sistemas de trading, de pares principalmente. He especulado con acciones, fondos, ETFs, commodities, opciones CFDs, y hasta tuve la clásica cuenta de moda en Forex de US$ 1000, hasta que la tragaperras no daba para más.
He estado en el sell-side del producto y servicios de inversión, desde la banca privada, los offshore services y un boiler-room en Londres. He leído a Benjamin Graham y a Peter Lynch, pero lo que más beneficios me ha producido ha sido leer 'Inteligencia Emocional' de Daniel Goleman. La industria, y el sistema, me parece un fraude, y estoy convencido de que los mercados financieros se construyeron no para que los ciudadanos ganaran dinero... sino para que una minoría lo ganara con los recursos y el dinero de la mayoría.
Los bancos, firmas de inversión, sociedades de inversión colectiva, hacen dinero con las fortunas de los 'wealthy' (honestos y esforzados, la mayoría), y con los ahorros y los fondos de pensiones de los trabajadores (honestos y esforzados, la mayoría). El smart money barre al dumb money en los mercados, por las manos fuertes; 'leones contra gacelas', tal y como los bautiza uno de los especuladores más famosos de España. Los medios de comunicación, tv prensa y radio, se hacen de oro vendiendo humo y noticias tendenciosas a incautos, inexpertos e ignorantes . Verdaderamente, como mejor se hace dinero en los mercados es en el lado del intermediario: del broker, del fondo o hedge fund, del banco o del wealth manager. Las comisiones.
Ocurre algo similar que con la fiebre del oro. La Gold Fever o fiebre del oro, del s.XIX en el Far-West americano, tan reproducida en el cine, nunca acabó de aclarar que los que se hicieron verdaderamente de oro, nunca fueron los buscadores de pepitas, sino aquellos que fabricaron picos y palas.
Sin embargo, y dicho lo comentado, aun continúo invirtiendo, especulando, prediciendo, tomando riesgos financieros, y apasionado por el espectacular mundo del dinero. No es mi intención relatar en Inbestia que es lo que hago ahora. Por lo menos, por el momento. Lo que quiero que quede claro es que ni soy ni me he hecho millonario. Estoy convencido que hay un buen punado que se hacen millonarios e independientes financieramente con los mercados, entendiendo y aprendiendo las reglas de la especulación, con paciencia, capacidad de aprendizaje y asunción del riesgo, y capacidad de recuperación de la frustración y el fracaso. Pero son una minoría.
Creo que se debe tener muy claro cuando observamos cualquier mercado o instrumento de las finanzas que no nos vamos a hacer ricos, con ellos. Conformémonos simplemente con tratar de sacarles una rentabilidad, de superar la inflación, y conseguir no dejarte convencer con el primer agente comercial de turno de tu oficina bancaria, de cara amable y formas educadas, y que puede ser aun más ignorante que tú,a la hora de escoger un producto de inversión.
Invertir en los mercados tampoco es tan difícil. No hay que ser un Warren Buffet, ni un George Soros, ni tan siquiera un Bernie Madoff. Invertir es sobretodo sobre usar el sentido común. Tratar de batir al mercado en un juego de suma zero (donde hay un ganador, siempre hay un perdedor) puede ser viable una temporada, pero una vez deducidos todos los costes de la inversión (comisiones, impuestos, inflación, tiempo dedicado, gastos relacionados...), se convierte en un juego perdedor.
La inversión exitosa no es fácil, pero no es algo imposible. Requiere sobretodo paciencia y disciplina. Y aunque no los creáis, es mucho más simple de lo que cualquier particular pueda pensar. Es sobretodo acerca del sentido común.
La mejor estrategia para asegurarte un buen retorno en el mercado es la visión del largo plazo para los ahorros, con una técnica de 'buy & hold', comprar & mantener, de un selecto pero amplio portfolio de los públicamente conocidos negocios de tu nación, de tu área económica, y de otros países con seguridad. Energía, Utilities, Telecomunicaciones, Alimentacón, Transporte, Tecnología... Sin olvidar un importante punto clave: comprar a un precio bajo y criterioso. Con aportaciones regulares, y promediando a lo largo de los anos, sin perder de vista el ciclo económivo y bursátil.
Tener claro que los dividendos y el crecimiento del negocio es mucho más importante que las expectativas del mercado; no dejarse llevar por humos, modas y hadas financieras temporales; entender la magia poderosa del interés compuesto. La verdadera fórmula para el éxito en los mercados y la inversión parte de querer amasar una mínima parte del mercado entero, a la vez que minimizamos significativamente los costes de la intermediación.
Mediante esta estrategia y aproximación a los mercados, nos aseguraremos mediante un ahorro constante a lo largo de nuestra vida, un fabuloso colchón de dinero para el momento de nuestra jubilación, o con los rendimientos generados junto con la fórmula de capitalización compuesta, para una generosa cantidad de alguna necesidad vital o imprevisto a lo largo de la vida.
Continuará...
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