El otro día viendo la televisión apareció un reportaje que me llamó la atención. Comentaban que a algunos jóvenes les está saliendo una protuberancia ósea, a la altura de la nuca en la columna vertebral, como consecuencia de la adicción a los móviles y a mantener de manera constante la cabeza agachada. Y eso me hizo recordar el artículo "Matrix" que escribí hace ya un tiempo en Inbestia en el que contaba cómo vamos siendo manipulados y dirigidos utilizando los nuevos medios digitales.
Verdaderamente, la capacidad de control y vigilancia que se ha conseguido supera las predicciones de la novela "1984" de Orwell. Aquella vigilancia era burda y necesitaba el trabajo de los funcionarios que tenían que expiar a los ciudadanos. Hoy día no hace falta ese trabajo, cada uno de nosotros va colocando en su archivo personal todo lo relativo a su vida. Tanto lo personal como lo público, sin que nadie nos obligue, dejamos guardado para aquel que le pueda interesar, nuestros gustos y diversiones, hobbies y vicios, amigos y familia. Reflejamos nuestras ideas y opiniones y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Y ello, queramos o no, queda archivado para el futuro. Si seguimos comparando novelas que temían la pérdida de la libertad individual frente al control, miremos "Farenheit 451" de Bradbury, en la que los libros estaban proscritos y los bomberos se encargaban de cuidar que los incendios no se extendieran cada vez que se descubría una biblioteca que había que quemar. Hoy día no es necesario ser tan cruentos, las formas de leer en los nuevos aparatos tecnológicos hacen que sea mucho más cómodo pasar de una breve noticia o artículo a otro de manera seguida pero sin profundidad, por lo que si hubiera que leer algo de verdad complejo y con cierto tamaño agotaría a la mayoría.
Al final, como no nos demos cuenta, vamos a terminar viviendo en "Un mundo feliz" como el de Huxley, en el que se encargaran de decidir y pensar por nosotros. Eso sí, de manera casi amable, dejando sólo métodos más agresivos cuando el individuo en cuestión sea especialmente desobediente o recalcitrante.
Así que creo que este huesecillo que nos está saliendo en la espalda va a venir muy bien para que nos puedan colocar los hilos y no notemos apenas molestia cuando nos dirijan.
Y todo esta reflexión, medio real medio paranoide, en que nos afectará a nosotros pobres inversores. Pues que si antes debíamos ser cuidadosos con las noticias, con las opiniones en los medios y con tanta información que circula, ahora tendremos que serlo mucho más. No sea que la marioneta la seamos nosotros y nos estén llevando a su terreno. O como diría Buffett, si estamos en una partida y no sabemos quién es el tonto, a lo mejor el tonto somos nosotros.