En política monetaria los instrumentos básicos para ajustar los
tipos de interés del mercado monetario y la liquidez en el mercado
interbancario son: 1) Los tipos de interés de intervención, 2) Las facilidades
marginales (crédito y depósito) y 3) el coeficiente de caja. Sin embargo, y
como han puesto de manifiesto los presidentes de los bancos centrales más
importantes del mundo durante esta crisis, existe un cuarto mecanismo que es la
utilización de las expectativas futuras sobre tipos de interés o adopción de
medidas no convencionales.
Esta lección la ha aprendido de maravilla el presidente del
Banco Central Europeo, Mario Draghi de su homólogo americano en la Fed, el ex
presidente Ben Bernanke.
No es la primera vez que Mario Draghi utiliza la palabra como
arma para que el mercado comience a adelantar posibles vías de actuación por
parte del BCE. Acordémonos de la célebre frase en el momento más crítico de la
historia del euro en el verano de 2012:“haré todo lo necesario. Y, créanme,
será suficiente”. Estas declaraciones supusieron un punto de inflexión en la credibilidad
de la moneda única y la disposición para no dejar resquebrajarse el bloque
económico europeo que llevamos formando durante décadas.
En esta ocasión, las palabras utilizadas han sido otras y el
escenario tampoco es el mismo. Esta vez ha citado la “unanimidad” de los
miembros del Consejo del BCE para adoptar medidas no convencionales para frenar
el deterioro de los precios en la Zona Euro. Este guiño al cambio de parecer de
nuestros socios alemanes acerca de la adopción de medidas heterodoxas en política
monetaria como una QE al estilo de la Fed, BoJ o BdE, ha dejado entrever existe
un riesgo cada vez más cercano de entrar en deflación, por lo menos en los
países más endeudados.
Ha sido sorprendente el último dato de inflación interanual del
mes de marzo en la Eurozona (0,5%), pero el verdadero peligro reside todavía en
los países periféricos como España (con inflación negativa -0,2%), Italia,
Grecia y Portugal. Todos los esfuerzos tanto de los Estados como de los
mecanismos supranacionales, entre los que se encuentran el BCE o el FMI, para
tratar de reducir las primas de riesgo de estos países, podrían caer en saco
roto si entramos en una espiral deflacionista al estilo japonés del que lleva
dos décadas intentando escapar. Es decir, los estados más endeudados de la Zona
Euro, necesitan crear inflación controlada y mantener las primas de riesgo en
niveles aceptables para poder hacer frente a los intereses de sus deudas y no
volver a tener problemas de liquidez o solvencia como alguno de ellos. Otro punto
importante es el nivel actual del cruce euro dólar, que no está beneficiando
para nada la recuperación de todo la región unido a los elevadísimos niveles de
desempleo a los que tienen que hacer frente los países periféricos.
El mercado hace semanas que está descontando una actuación de
política monetaria expansiva, que podría derivarse en una bajada de tipos de
interés, una tasa negativa de depósito en el BCE (para incentiva a los bancos a
conceder más créditos) o la reducción del coeficiente de caja. No obstante, es
cierto que cuando los tipos de interés están cercanos a cero, la herramienta
más eficaz es jugar con la base monetaria. Podrían hacerlo mediante nuevas
LTROs, como en el pasado, pero oficialmente ya está sobre la mesa una posible
QE, probablemente al estilo QE2 con la compra de bonos soberanos y otros
títulos de deuda privada.
Bien, tras las declaraciones de Mario Draghi en el día de ayer,
los mercados han reaccionado positivamente, sobre todo en Europa, con el Ibex
en máximos desde 2010, el bono ESP 10 años en mínimos de 2005 (3,2%) y la prima
de riesgo en 160 puntos básicos al no moverse apenas el bund alemán y situarse
en 1,6%.
Hemos asistido esta semana a una oleada de datos macroeconómicos
sobre todo positivos para Europa y nuestra economía comienza a recuperarse,
aunque de una manera muy tibia. Acogemos con alegría la reducción de número de
parados pero es que la cifra actual sigue siendo de escándalo, por lo que todos
los agentes económicos, tanto públicos como privados, debemos seguir trabajando
en el mismo camino para superar esta larga crisis.
Desde Aspain 11, creemos imprescindible una nueva actuación del
BCE mediante estímulos no convencionales y que pensamos que los mecanismos “de
toda la vida tienen un margen muy estrecho para ayudar a superar el fantasma de
la deflación en el que nos encontramos. Mientras tanto y esperando que en
próximas reuniones se vayan adoptando medidas concretas, seguimos estando
positivos en renta variable europea, donde los países de sur, probablemente
presentan más potencial actual de revalorización. La deuda pública también es
interesante aunque cada vez los spreads son más reducidos. Nuestras carteras ya
cuentan con activos de inversión alternativa para paliar las volatilidades que
sin duda viviremos durante este año 2014, que a pesar de todo creemos que va a
ser positivo.