Estamos inmersos en uno de los mayores sentimientos alcistas en lo que va de año, siempre con permiso de las eventualidades que nos han atizado durante el presente ejercicio.
Durante la última semana hemos recuperado niveles importantes en los principales índices, con el S&P500 en máximos históricos y el índice japonés registrando las mayores subidas consecutivas desde febrero, que están tirando de igual manera de los índices europeos.
El impulso vivido por el índice nipón llegaba como consecuencia de que la coalición del gobernador Abe alcanzase la mayoría en las elecciones, y esto también se reflejaba en el yen que sufría la mayor caída desde octubre de 2014.
La moneda que ha menudo se utiliza como refugio a causa del superávit de cuenta corriente de Japón subió hasta un máximo de 99,02 por dólar por primera vez desde 2013 el 24 de junio, después de la votación Brexit.
El primer ministro de finanzas de Japón confirmaba estar a la espera de la toma de medidas fiscales que pueda plantear el primer ministro japonés Shinzo Abe a finales de mes. El propio primer ministro comentaba con el ex presidente de la Reserva Federal, Bernanke, su intención de acelerar la salida de la deflación.
En 2013 Kuroda consiguió estimular la economía nipona saliendo de la deflación existente por aquel momento, movimiento muy similar al vivido durante estos días.
El primer ministro ya se ha visto durante el año inmerso en críticas y desaprobaciones con la política de tipos de interés negativos a principios de año y posteriormente con las compras de deuda.
Y ahora se espera que el Banco de Japón añada dicho paquete de estímulo macroeconómico que relaje la política monetaria, junto con un entorno fiscal más favorable.
Abe llevará a cabo una reunión con su equipo de trabajo sobre las medidas económicas a considerar de más de 10 billones de yenes (98 mil millones) en el estímulo, y el gobierno está considerando la emisión de nueva deuda por primera vez en cuatro años.