A raiz del artículo anterior sobre el totalitarismo monetario de Canadá, me parece muy oportuno hacer referencia a este hilo de twitter, que creo que tiene toda la razón del mundo.
Me explico: Sin el derecho a hacer transacciones libremente, no es posible ejercer el resto de derechos fundamentales, como el de libre expresión, libre asociación, religión, etc. ¿Por qué? Porque ejercer cualquier derecho fundamental conlleva costes. Por ejemplo, si quieres expresarte en una página web o con un panfleto, necesitarás acceso a un ordenador y a Internet o a los medios físicos para imprimir el panfleto. Si quieres reunirte con otras personas, muy probablemente tendrás que incurrir en gastos de desplazamiento, alojamiento y manuteción. En el caso de la religión, los oficiantes o religiosos que se dediquen a tiempo completo o mucha parte de su tiempo necesitarán apoyo económico de sus feligreses, etc.
Por tanto, si el Estado congela tus cuentas sin pasar por ningún procedimiento judicial, donde pueda demostrarse si la actividad que se está censurando o evitando es ilegal o no, y sin dilucidar o no si censurar esa actividad infringe algún derecho fundamental, congelar el derecho a realizar transacciones económicas equivale a conculcar los derechos fundamentales de esa persona.
Mucho cuidado con las limitaciones y prohibiciones de utilizar efectivo y otras formas de pago descentralizadas porque con toda seguridad se están matando moscas a cañonazos. No se puede precriminalizar al 100% de los ciudadanos, controlándolos y fiscalizándolos a todos con la excusa de que pudieran cometer algún delito, cuando el 99,9% de los ciudadanos no comete delitos. Además, las regulaciones sirven de bien poco para detener a los delincuentes, pues su "trabajo" consiste justamente en en eso, en saltarse las leyes, por eso son delincuentes.
Delincuentes que muchas veces o bien son los mismos que dictan esas leyes, pues los políticos no suelen ser precisamente ángeles como estamos hartos de comprobar una y otra vez, o bien son muy cercanos a los que las dictan. Por ejemplo, los primeros interesados en que las drogas sean ilegales son los narcotraficantes, o en la época de la ley seca, Al Capone era el primer interesado en apoyar y untar a los políticos para que prohibieran el alcohol.
Entonces, ¿No parece absurdo criminalizar al ciudadano honesto para apenas evitar ningún delito? Pues no, no es tan absurdo porque el objetivo de controlar el dinero no es controlar el crimen sino controlar al contribuyente para saquearlo fiscalmente, o vía inflación, según convenga al poder político.
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