Sostiene el acaudalado refranero español que a perro flaco, todo son pulgas. Máxime en una sociedad trémula y cainita como la española, donde ha germinado el desaliento por la sociedad civil y la desafección por la Res Publica.
Brete auspiciado por el inoperante y burbujístico Gobierno de España para mantener su esfera privada de poder y cleptocracia, masacrando el ya de por sí famélico sector privado español.
Una prueba fehaciente de ello, entre otras muchas, son las SICAVS. Corrían días de vino y rosas, donde la tasa de ocupación en España alcanzó máximos históricos y los extraordinarios ingresos fiscales procedentes de la burbuja inmobiliaria hacían frotarse las manos a los burócratas. Y digo que las SICAVS son sólo un ejemplo porque antaño nadie sabía ni siquiera que eran o que significaban y hete aquí, los lobbies populistas hablando con la exigua seguridad que les da la ignorancia, han vertido especulaciones, asechanzas y argumentos falaces sin rigor ni catadura moral alguna.
Bien, tratemos entonces de arrojar algo de luz sobre qué son, como funcionan y para que sirven estas SICAVS. Conviene recordar que nacen durante el Gobierno de Felipe González en 1983, engendradas por el entonces Ministro de Economía Miguel Boyer con el objeto de evitar masivas fugas de capital y crear una herramienta societaria cuyo tratamiento fiscal fuese poco oneroso para los grandes patrimonios. Posteriormente, alcanzan su punto álgido durante las legislaturas de José María Aznar y es en última instancia cuando José Luis Rodríguez Zapatero, retira toda potestad y competencia atribuidas previamente a los Inspectores y Técnicos de la Agencia Tributaria para entregarle su supervisión a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Así las cosas, las SICAVS son Sociedades de Inversión de Capital Variable que se articulan como vehículos de inversión colectiva, con ciertas similitudes a los fondos de inversión. Deben contar con al menos 100 socios y con una aportación mínima de capital social de 2,4 millones de euros. Como digo, no han sido pocas las patrañas propagandísticas y sobre todo políticas que han virado sobre estas sociedades, descubramos cuanto hay de verdad y cuanto de incierto en estas extendidas en toda Europa modalidades societarias. Aquí van algunas perlas:
- -Las SICAVS son sólo para los ricos, FALSO. Absolutamente toda persona puede ser accionista de cualquiera de los grandes patrimonios de España como Morinvest (Alicia Koplowitz) o Chart (Familia del Pino). Uno sólo tiene que dirigirse al MAB (Mercado Alternativo Bursátil) y adquirir cuantas acciones desee. Además, estas sociedades están obligadas a dar contrapartida, esto es, que si usted quisiera entrar, la SICAV tiene que venderle acciones y si por el contrario, quiere salir, tiene que comprársela si es que no hay otro comprador.
- -Las SICAVS son iguales a los fondos de inversión, FALSO. Como mencionaba anteriormente, presentan elementos convergentes con los fondos, pero no son análogos. Asimismo, existe la errónea creencia de que es mas sencillo formar parte de un fondo de inversión que de una SICAV, cuando es justamente al revés. Puesto que son rigurosos y abundantes los requisitos para entrar en un fondo de inversión tales como: aportación mínima, importantes conocimientos financieros, perfil de cliente determinado, etc.
- -Las SICAVS no pagan impuestos, FALSO. Este quizá sea el clavo ardiendo al que se agarran los profanos en la materia para deslegitimar la existencia de las mismas. Si bien es cierto que su tributación es del 1% en lugar del tipo general del Impuesto de Sociedades que es del 28%, tras la entrada en vigor de la reforma fiscal de 2015. Lo que no se suele manifestar adicionalmente es que este 1% se tributa cuando los dividendos o beneficios percibidos revierten de nuevo en la sociedad o directamente, no salen de ella. Si cualquier accionista desea sacar sus beneficios (si los hubiere) o se acordara reparto de dividendos, tributará al 21% por las plusvalías (incremento del valor de sus activos) de hasta 6.000 euros, al 25% las que oscilen entre 6.001 y 24.000 euros y al 27% aquellas que lo hagan de 24.001 euros en adelante.
- -Las SICAVS tienen ventajas fiscales, CIERTO. Expuesto lo anterior, resulta evidente que al no ser sociedades de capital y regirse por la regulación que le es propia a las sociedades de inversión colectiva, tienen una tributación francamente favorable. Recordemos no obstante, que los fondos de inversión tributan al 0% en las condiciones puestas de manifiesto antes.
- -No todo el mundo puede constituir una SICAV, CIERTO. Por la obligatoriedad de suscribir un capital inicial de 2,4 millones de euros parece lógico pensar que no son herramientas financieras al alcance de cualquiera, como tampoco lo es encontrar al menos 100 socios.
Definitivamente, estas sociedades que en un principio nacen como soporte de inversión colectiva para canalizar el ahorro de sus socios hacia una misma dirección, se han convertido sobre todo en instrumentos para gestionar grandes patrimonios privados. Ahora que parece que no son tan diabólicas como nos han querido hacer ver y que pueden servir como una estupenda manera de hacer negocio, díganme ¿se atreverán a poner en marcha una? Mis mejores deseos.
“Cuando estés negociando, busca quién es el tonto en el trato. Si no encuentras uno, es porque el tonto vas a ser tú.” Mark Cuban.