Las claves del liderazgo empresarial en el siglo XXI

30 de diciembre, 2015 0
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1995. Diploma in Business Studies por la University of Bradford... [+ info]
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por... [+ info]

El rol del líder empresarial en el siglo XXI ha rebasado los límites de su definición tradicional basada en el ejercicio de la autoridad y la toma de decisiones. La autoridad le proporciona un poder potencial pero su estilo de liderazgo determina qué parte de ese poder utiliza efectivamente.

Hoy en día, liderazgo tiene que ver con fijar los objetivos de la organización y alinearlos con las necesidades individuales de las personas que la componen, para conseguir que dichos fines sean asimilados como propios por cada uno de los miembros del equipo. El líder moderno ha de organizar y supervisar las acciones a llevar a cabo por su unidad pero dejando libertad de ejecución, debe aprender a delegar. Debe, sobre todo, motivar y estimular a sus colaboradores.

El dirigente tiene, por tanto, que ganarse esa capacidad de influencia en los trabajadores para conseguir que todos juntos, como equipo, alcancen los objetivosempresariales previamente fijados mediante la planificaciónestratégica. Para ello hay que transmitir al conjunto la misión de la empresa (quiénes somos) y la visión (hacia dónde nos dirigimos), conceptos cimentados en una serie de valores innegociables.

Los líderes efectivos comparten una serie de rasgos esenciales: autoconfianza, integración en el grupo, estabilidad emocional, responsabilidad, adaptación al cambio, entusiasmo, inteligencia y competencia técnica.

A nivel funcionalno es posible definir el guía ideal ya que diferentes situaciones de negocios requieren estilos diferentes de liderazgo. En función de los distintos problemas que se planteen dentro del grupo, el líder deberá acometer unas tareas u otras.

No obstante, en 1964 Robert Blake y Jane S. Mouton presentaron su famosa Teoría de la Red Administrativa. En ella se definen dos dimensiones independientes que son esenciales para el liderazgo efectivo: interés por la tarea e interés por las personas y sus relaciones dentro del grupo de trabajo.

Así surgen cinco modelos diferentes de dirección:

  • 1.Abúlico: clásico ejemplo de jefe vago, inconsistente e inepto que delega de forma indiscriminada y sin control, encargándose únicamente de hacer política para justificar su estatus.
  • 2.Manipulador: astuto, observador, hábil y extrovertido. Aparenta consultar los objetivos con el grupo pero en realidad las decisiones ya están tomadas. Ofrece favores para que las personas estén en deuda con él y de este modo poder controlarles, influyendo en sus decisiones.
  • 3.Participativo: constante, trabajador, responsable, maduro y eficaz. Técnicamente competente y con extraordinaria dedicación al trabajo. Pide colaboración sincera a sus subordinados. Admite sugerencias y críticas. Es empático, sabe ponerse en el lugar del otro. Felicita mucho y critica poco, si bien exige responsabilidades. Tiene la admiración, aprecio y respeto del grupo que confía en su criterio.
  • 4.Autoritario: déspota, absorbente, doctrinal, inflexible y humillante. Lo basa todo en el principio de autoridad. No tiene en cuenta las opiniones de sus subordinados. No aclara dudas. Es egocéntrico, agresivo y padece de indiferencia afectiva.
  • 5.Paternalista: es amable, social, conciliador, cercano y cordial en el trato. Toma la mayor parte de las decisiones. Elevada autoestima y autoconfianza. Se comporta casi como un padre que tutela a sus hijos. Es sobreprotector, haciendo que los empleados se sientan inferiores.

Evidentemente, el liderazgo que reclamamos para el siglo XXI se parece mucho al aquí definido como Participativo. Este estilo ya había sido definido con anterioridad (1960) por McGregor en su Teoría X e Y, basada en las aptitudes que actúan en un líder, en las fuerzas que actúan en los seguidores y en el marco de interacción de uno y otros.

Así, el líder participativo o Y permite compartir las decisiones, ya que su estilo da libertad a los subordinados. Emplea el menor grado de control posible y se preocupa de las interrelaciones internas del grupo. Anima a su equipo a opinar, informar y participar en la toma de decisiones, lo que supone una retroalimentación informativa constante. La mayoría de las personas suelen mostrar una productividadmás alta cuando se les concede máslibertad, ya que así obtienen un reconocimiento de sus tareas y una satisfacción personal.

Como aspectos negativos, cabe destacar que este estilo de liderazgo requiere más tiempoy mayor grado de energía. Además, en ausencia de un plan eficaz, puede derivar en situaciones fuera de control.

En cualquier caso, es un liderazgo muy orientado a las personas como elementos fundamentales de las organizaciones. Sensible a las necesidades del individuo, que entiende que liderar es servir y debe estar presente para ayudar y formar a su personal. Comprometido con valores como la ética profesional, la moral y la honradez. Democrático y que delega, pero con el grado de supervisión y control adecuados.

No es difícil concluir que el liderazgo así entendido potencia el desempeño, convirtiéndose en un factor clave en la salud organizacional. En un informe publicado en enero de este año, McKinsey & Company define 20 rasgos distintivos del buen líder para, tras encuestar a 189.000 personas pertenecientes a 81 compañías, reducirlos a tan sólo 4, que explicaban el 89% de las diferencias entre organizaciones fuertes y débiles en términos de liderazgo efectivo:

  • 1.Resolución efectiva de problemas: el proceso que precede a la toma de decisiones es la resolución de problemas. Ardua tarea que entronca con la faceta de servicio y ayudaal empleado anteriormente comentada.
  • 2.Fuerte orientación a resultados: liderar no consiste solamente en desarrollar y comunicar una visión fijando unos objetivos para alcanzarla. También debe haber un seguimiento enfocado a la consecución de esos resultados. Debe enfatizarse la eficiencia y la productividad y priorizar el trabajode alto valor añadido.
  • 3.Buscar diferentes perspectivas: líderes que fomentan la participación del empleado, animándole a contribuir con ideas que ayuden a mejorar el desempeño. Será función del líder llevar a cabo un sólido análisis de todas las sugerencias separando el grano de la paja y evitando sesgos en la toma de decisiones.
  • 4.Apoyar al resto: el apoyo emocional, la empatía, comprender como se siente los demás es el pilar de la inteligencia emocional y un pilar fundamental del líder moderno. Mostrar genuino y sincero interés por los que están a tu alrededor, permite construir una relación de confianza e inspirar y ayudar a los colegas de profesión a superar los desafíos del día a día. Así se promueve la eficiencia organizativa, se eliminan miedos a amenazas externas y se evita que la energía del personal se difumine en riñas internas.

Estos cuatro rasgos que definen el núcleo del comportamiento del líder están alineados con las cualidades deseables para el líder moderno previamente descritas en el artículo.

La pelota queda ahora en el tejado de las organizaciones que deben modificar sus estructuras para favorecer que este tipo de liderazgomás humano florezca. Para conseguirlo, deben valorar cambiar la tradicional estructura organizativa vertical, de tipo jerárquico por otra horizontal, más participativa y democrática, de tipo redárquico (comunidad).

Las empresas del mundo digital están liderando esta transición hacia la organización bimodal, creando una nueva “dimensión social” que da a sus organizaciones nuevas capacidades para adaptarse a los cambios, gestionar la creciente complejidad y conectar con el geniocolectivo de las personas de la organización.

Reformulan la colaboración para que esta no sea “algo más que hacer”, un elemento más en la lista de prioridades, sino un medio fundamental para abordar todas las prioridades del negocio. Se trata de utilizar el potencial de las nuevas tecnologías sociales para cambiar de forma radical la culturaempresarial, de modo que se pueda establecer un nuevo paradigmaen la gestión y el liderazgo de las organizaciones.

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