El comienzo de la retirada de estímulos monetarios por parte de
la Reserva Federal de EEUU, pone de manifiesto la vulnerabilidad de las
economías emergentes ante las variaciones de los flujos de capital. De hecho,
durante gran parte de 2013 y muy probablemente en 2014, la tónica general ha
sido, y será, la depreciación de las divisas de estos países frente al dólar,
exceptuando al yuan, que se sitúa como la segunda moneda más usada en el
comercio mundial.
Los temores sobre un aterrizaje forzoso de la economía china,
parecen haberse disipado, sin embargo, el último dato del índice de compras de
China HSBC que mide la actividad manufacturera, descendió al 49,6 en enero
frente al 50,5 anterior. Esta lectura es la más baja desde el mes de agosto y
supone una cifra menor de la esperada. Recordemos que si este indicador se
sitúa por encima de los 50 puntos refleja expansión, mientras que por debajo
indica contracción. Por otro lado, la balanza comercial del país, reflejó en el
mes de noviembre el mayor superávit desde el año 2009 (33.800 mill. $), con una
mejora de las exportaciones hacia los países desarrollados. Esta mejora se debe
principalmente al inicio de la recuperación de EEUU y Europa y no tanto por una
mejora de la demanda interna del país asiático. Sin duda, el Plan de Reformas, anunciado tras el Tercer Pleno
del 18º Comité Central del Partido Comunista, contempla los puntos clave para
el desarrollo económico y social de China, cuyo objetivo es impulsar la
inversión privada, ampliar la apertura al exterior y pasar de un modelo de
crecimiento basado en el incremento de las exportaciones, a otro basado en el
consumo interno. Nombramos a continuación algunas de las áreas más destacadas
de dichas reformas: Profundizar en la innovación financiera, avanzar hacia la
adhesión del acuerdo Trans-Pacífico, permitir la libre circulación de los
residentes rurales a las ciudades, la transferencia de la propiedad de la
tierra, impuestos sobre la propiedad e IVA, consolidación del sistema de
pensiones, suavizar la política del hijo único, liberalización del mercado
financiero, establecer un sistema de garantía de depósitos y liberalizar las
cuentas de capital, liberalización de tipos de interés y tipos de cambio, limitar
la influencia de los gobiernos locales en los juzgados, acceso a determinadas
por parte de empresas privadas y extranjeras a determinadas industrias
restringidas a sociedades estatales, precios de la energía, medidas
anticorrupción, etc.
Estos son algunos de los retos más importantes que hará frente
el pueblo chino en los próximos 8-10 años, pero no debemos olvidar que
controlar la progresiva inversión de su pirámide poblacional, donde la política
del hijo único ha provocado el envejecimiento de su población, se torna clave
para no perder competitividad o permitir un desarrollo eficiente del sistema de
Seguridad Social. Otro de los retos inminentes del Gobierno, es no alimentar la
burbuja inmobiliaria que acecha al país ya que la oferta monetaria (M2) se
incrementó en un 14,2% con respecto a 2012. Por lo que tendrán que poner
especial interés en controlar el ritmo de crecimiento de los préstamos
bancarios.
A pesar de esto, no todo son amenazas ya que las ventas
minoristas muestran una tendencia positiva, los precios están controlados
entorno al 3% y no olvidemos que posee las mayores reservas en moneda
extranjera del mundo, por lo que su margen de maniobra en política monetaria es
mayor que el de sus homólogos emergentes.
En resumen, son muchos los retos a los que se enfrenta China en
los próximos años y el cambio hacia modelo más “capitalista” pasa por una
desaceleración de su crecimiento y un proceso de desapalancamiento, intentando
no perjudicar el consumo privado. Esperamos para este 2014 un crecimiento del
país entorno al 7% apoyado por la recuperación de las economías occidentales y
lo interesante será ver cómo sus autoridades ceden poder al mercado mientras
tratan de no alterar el equilibrio entre crecimiento del crédito, crecimiento
del consumo y migración del campo a la ciudad.
Sin duda, China es una apuesta de largo plazo, sobre todo para
inversores que estén dispuestos a aguantar oscilaciones importantes en períodos
cortos. Su trayectoria y capacidad para superar retos es impresionante y seguiremos
muy de cerca la consecución de dichos objetivos que cambiarán el panorama de la
economía mundial.