En un incitante artículo de Sánchez Dragó se habla de la vejez como la mejor edad de la vida, pues no hay más que dejarse ir por "La suave pendiente" que nos falta recorrer. Los deseos no acucian, dejan paso a la serenidad.
No estoy de acuerdo, por lo que le he dejado una nota que dice:
"Tengo experimentado a mí avanzada edad avanzada, y lo recomiendo, que el ejercicio físico es excelente en la vejez. Así que nada de suaves pendientes. Fuertes pendientes al alza y una hora de marcha como mínimo. El efecto mental es prodigioso. Yo lo hago por necesidad, pero lo haría igual por los efectos sobre la salud mental. Por lo demás, noto un poco de hipocresía, sobre eso de lo sentidos que ya no te castigan, cuando resulta que Dragó está vendiendo una droga para estimular el sexo, y a mí me parece muy bien. Más que nada porque he venido a notar con los años que la fuerza se deriva del deseo, que sin deseo no hay vida, al contrario de lo que decía mi admirado Shopenhauer. La inapetencia es el peor castigo, y se acerca mucho a la depresión. Entre la depresión u la ausencia total de deseos no veo diferencia. El deseo debe acompañarnos, y la sabiduría consiste en ejercerlo con cuidado, pero que no falte. El deseo es la fuerza de la vida. Salud y deseo a todos."
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