Esta tarde he leído este excelente artículo de Monserrat Domínguez.
No obstante lo cual, voy a intentar descubrirle otra cara al prisma: la niña está embarazada. Dicen lo mismo los tres predictor que hay en el suelo del baño. Podemos estar todos con ella, escucharla, acompañarla, comprenderla y mimarla sin fin a la vez que apretamos los
puños con toda nuestras fuerzas y abrazados a ella negamos todos a una el hecho de que alguien se ha estado calzando a la niña. Podemos, incluso, convocar un referéndum al respecto en el que solo participen la niña, sus padres, Tsipras y Pablo Iglesias. Todos juntos, todo el amor, todo el cariño, toda la compañía, toda la comprensión; pero su vientre se está hinchando. Su vientre se está hinchando y en el menú de opciones por donde navegamos desde hace ya tiempo no terminamos de encontrar icono alguno que vaya acompañado de la palabra "abortar". La semana pasada a algunos europeos les echaron un referéndum como se echa un hueso a un perro famélico. Les preguntaron si les gustaría abolir el desamor, la soledad, el dolor, la ignorancia, la enfermedad, el sufrimiento o la austeridad. La misma pregunta que después del truco del hueso les hacen periódicamente en Andalucía. Ya sabemos cómo ciegan las emociones. Y sabemos también que en los casos de ceguera emocional lo que primero nos devuelve la luz cuando volvemos a la misma es un instante infernal en el que cuadramos a fuerza de golpes, sudores y escalofríos todo aquello con lo que quizás hasta ese momento no habíamos sido capaces de enfrentarnos. Un título podría ser "La vida tenía un precio". A diferencia de los alemanes, finlandeses, portugueses, suecos, italianos, irlandeses, franceses, españoles... los griegos fueron los únicos europeos que, habiendo visto ya lo que habían visto desde lustros atrás, tomaron la decisión de cambiar a un Zapatero por otro. ( Cuentan que el anterior Zapatero griego se quiso pasar de listo ¡ qué raro ! y que aprovechó los primeros brotes de las medidas que Grecia se había comprometido a aplicar con sus socios continentales para anticipar las elecciones a lo Artur Mas y Susana Díaz. "En busca de la mayoría absoluta con la cabeza perdida", dicen. El resultado es el que conocen: los griegos continúan con otro Zapatero, los catalanes siguen con el mismo Zapatero y al Zapater@ de guardia en Andalucía le sigue valiendo el mismo hueso de siempre.) Por lo que, a diferencia de lo sucedido en el resto de Europa hace ya unos años, los actuales moradores de la otrora fértil tierra de filósofos, no consiguieron otra cosa sino fortalecer la tendencia yonky en la que ininterrumpidamente -- ¡ como en Andalucía, qué casualidad ¡ -- llevan instalados desde hace no pocas décadas. Y una vez metidos en estas, hace ya por lo menos un par de fines de semana que los clásicos que habitaban esas mismas tierras, dejaron escrito sin falta de detalle lo que suele suceder cuando un país -- por las circunstancias que sean -- termina encadenando períodos de gobierno y gobernantes que, como el necio, no saben distinguir entre valor y precio: que enseguida llega un momento en el que a los devenidos ya en súbditos les desaparece de la memoria por falta de uso cualquier vivencia alguna que llevarse a la boca a la que poder asociar palabras como "humildad", "trabajo", "determinación", "responsabilidad", "inteligencia", "cojones"... Les comprendamos o no, les mimemos o no, les hagamos un puto caso o no, los griegos han decidido ya atrasarse a la puta edad del hueso. Buena suerte entonces y ya nos contaréis.
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