La relación entre las dos principales potencias asiáticas destapa dicho amor odio que históricamente ha existido entre China y Japón, donde las economías vecinas se arrastran en los momentos más extraordinarios tanto para bien como para mal.
Hemos visto como el inicio de año para el gigante asiático había sido muy convulso con cierres de sus principales índices, ejecutando así la norma que se estableció y más tarde eliminó de cierres de los mercados cuando se produjesen variaciones negativas del 7%. Esta medida solo tenía la finalidad de limitar las caídas con la devaluación de su moneda llevada a cabo por parte del Banco Popular Chino.
Este proceso de devaluación de la moneda no hacía más que anticiparnos un programa de medidas expansivas más que necesario, debido a la previsión de ralentización del crecimiento y que más tarde se confirmaría con datos de 6.8%, siendo el más bajo desde 2009 para el dato del PIB.
Era por tanto interesante conocer que sucedería en Japón con los malos datos de crecimiento en China.
Se publicaba el Índice Tankan, el cual es un indicador avanzado de producción japonés mediante la realización de encuestas a 10.000 empresas japonesas sobre las expectativas para el futuro. Dicho índice se reducía respecto al dato anterior situado en 9, siendo de 6 en el último estudio.
La caída viene motivada por la situación en China ya que Japón tiene un peso en sus exportaciones con el país vecino cercano al 20 % y de más del 50% en todo Asia, es por ello que las previsiones se reducen de una forma tan significativa, pese a que la situación del país nipón era mucho más alentadora.
Bien es cierto que las últimas palabras del primer ministro, Shinzo Abe, se dirigían a decir que están en el desafío de lograr un modelo económico que combine crecimiento y distribución de la riqueza, encontrándose en el camino de salida de la deflación.
El objetivo de Abe es continuar presionando para lograr subidas salariales y aumento de la inversión de capital empresarial, aunque reconoce que la sitación del petróleo está poniendo cuesta arriba la efectividad de las medidas pese a estar en la buena senda.
Y todo parece apuntar a que se anunciará un nuevo plan de reactivación que apoye la economía.
La fuerza de la economía china llega más lejos de lo que alcanza a Japón, siendo influyente en toda la economía mundial.
La segunda potencia mundial ha tenido protagonismo en la situación del petróleo que está arrastrando a todos los mercados mundiales al peor comienzo de la historia.
Podemos observar en el siguiente gráfico como la evolución de la materia prima durante el ejercicio 2015 ha ido de la mano con el índice Shanghai Composite y Hang Seng.
A parte de la situación vivida en el continente asiático se han sumado circunstancias que no hacen más que agravar la caída del oro negro.
El barril de petróleo cayó a niveles de hace 12 años con el levantamiento de las sanciones existentes a Irán, tras esto desde Teherán se anunció sus planes de elevar rápidamente sus exportaciones de crudo.
Lo que provocó que en Asia llegó a negociarse el barril a 27.67 dólares en los contratos para el mes de marzo, la última vez de cotización por debajo de los 28 dólares fue noviembre de 2003, mientras que en Nueva York el West Texas Intermediate (WTI) para entrega en febrero se pagaba a 29.03 dólares.
Irán anunciaba a través del Presidente de la Compañía Nacional Iraní de Petróleo, Rokneddin Javadi, que el país tiene capacidad de aumentar su producción en 500.000 barriles diarios.
Dicho aumento llega en el peor momento para la situación de la commodity, debido a que los productores extraen un millón de barriles más de los que se consumen provocando una caída de los precios de más de un 75% desde abril de 2014 y un 25% en lo que va de año.
Toda esta situación está provocando una situación crítica entre los productores y en los mercados mundiales, de manera que muchos proyectos de empresas productoras están siendo cancelados con motivo de las exportaciones del hidrocarburo, de igual manera está afectando a las divisas como sería el caso del rublo llegando a los mínimos frente al dólar.
El exceso de oferta petrolífera tiene gran motivo por la caída en la demanda de una economía como la de China, y de la guerra de precios abierta por Arabia Saudí en contraposición a Irán. Arabia Saudí señala en esa competencia a países emergentes en el sector exportador de petróleo como Estado Unidos, Rusia o Canadá.
Con todo esto la visión por parte de la OPEP es de un retorno del equilibrio durante el presente ejercicio, aunque la situación política existente entre los miembros de la OPEP Irán y Arabia Saudí, podría dificultar el entendimiento para una limitación de la producción.
Es por ello que durante el 2016 Irán tendrá como objetivo la captación de nuevos clientes como India o Europa como medio para reactivar las exportaciones.
Desde Aspain11 Asesores Financieros EAFI, seguiremos la evolución de los mercados desde el punto de vista de la protección de las carteras y control de la volatilidad.