¿Por qué muchas personas inteligentes cometen errores graves a la hora de llevar a cabo sus inversiones financieras?
Invertir puede ser llegar a ser complicado, y con demasiada frecuencia los inversores podrían verse replicando comportamientos como el que se muestra en la figura que aparece en la foto de cabecera del artículo.
Más allá del mero hecho de estar plagado de indecisión, falta de tiempo, ciertas experiencias previas e información restringida, nuestro inversor es impulsado por sus propias emociones y sus sesgos del comportamiento.
Para entender los sesgos del comportamiento, primero debemos de entender cuál es el punto de referencia que estamos fijando de manera implícita cuando hablamos de un sesgo. En el mundo de la inversión, esta hipótesis de base sería el homo oeconomicus, o el hombre económico, un concepto de hombre utilizado en la teoría económica que describe un sujeto cuyas cualidades preponderantes serían la racionalidad perfecta, y la capacidad de actuar siempre optimizando las situaciones en búsqueda de su propio interés y beneficio.
Este concepto se cree que tiene su origen allá por el siglo XVIII en base a las teorías de varios pensadores de la época, entre ellos Adam Smith, del que recordamos su célebre cita: “No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero, o del panadero que esperamos nuestra cena, sino en base al propio interés de cada uno de ellos. Nos dirimimos, no a su humanidad sino a su amor propio”.
Más allá de este “en base a su propio interés”, se cree que el homo oeconomicusostenta la capacidad de desarrollar de manera perfecta juicios racionales que posteriormente le van a conducir al mejor camino para alcanzar el cumplimiento de sus metas de la forma más eficiente.
No obstante, la existencia de, además del psicológico, otros factores propios a la naturaleza humana como el altruismo y la filantropía, en otras palabras, la constante preocupación y el esfuerzo para mejorar el bienestar de otros, ha sido un factor que siempre se ha señalado en contraposición a esa figura de un ser que defiende ante todo su propio interés de una manera tan clara y perfecta.
Nosotros, sin embargo, continuaremos nuestra próxima entrega centrándonos en la segunda característica que consideramos dudosa del denominado homo oeconomicus: la racionalidad perfecta. En este sentido, llevaremos a cabo un análisis de una teoría económica tan popular como la “Modern Portfolio Theory” de Harry Markowitz, desde el prisma de la psicología del inversor.