¿Cómo se predice la evolución de la bolsa? Muchos aciertan al considerar las condiciones económicas en que operan las empresas y el siempre inestable escenario político que fija las reglas del juego. En Fisher Investments España, además, incorporamos un tercer factor trascendental que muchos inversores obvian: la confianza del mercado; a nuestro juicio, tan importante como los otros dos. Por eso, si consigue captar el estado de ánimo de los inversores de forma correcta podrá vislumbrar con mayor claridad la situación del mercado. En este artículo analizamos el concepto de confianza, sus implicaciones, cómo medirlo y qué indica sobre la actual coyuntura bursátil.
¿Qué es la confianza del mercado?
La confianza del mercado se refiere a la percepción de los inversores sobre las perspectivas del mercado. Varía desde el pánico puro, el temor y la inquietud hasta el optimismo e incluso la euforia. Además, suele ajustarse a un esquema reconocible a lo largo del ciclo de mercado que John Templeton resumió con su memorable «los mercados alcistas nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia».
En Fisher Investments España defendemos que la oscilación de las acciones obedece a la diferencia entre expectativas y realidad. Cuando las expectativas de los inversores son bajas y parece que nada puede empeorar más, por ejemplo, en el mínimo de un mercado bajista, la realidad no tiene que ser deslumbrante para que las acciones suban con fuerza, es suficiente con que sea simplemente algo mejor de lo anticipado, es decir, sorprenda. De ahí que se afirme que «los mercados alcistas nacen en el pesimismo», tal y como dijo John Templeton. Pese al avance de la buena racha, los miedos y las dudas de las caídas anteriores persisten, a veces durante mucho tiempo, conformando un muro de preocupación que a los mercados alcistas les encanta superar. Así, lentamente, los inversores recuperan el optimismo, a medida que los viejos temores comienzan a disiparse.
Cuando los inversores se vuelven irracionalmente optimistas, es decir, eufóricos, sus elevadísimas expectativas les llevan a pagar mucho más de lo que la realidad sugiere. Cegados, llegan incluso a ignorar el deterioro de los indicadores fundamentales solo porque los precios están subiendo. Esta actitud suele abocar a un mercado bajista —una caída mayor al 20% provocada por factores fundamentales—, que, normalmente, comienza poco a poco, dado que muchos inversores siguen acaparando acciones por miedo a no participar de las futuras ganancias. Cuando las pérdidas se acumulan muchos de los inversores que aún conservaban sus posiciones se rinden, desatando el pánico, tiñendo de negro las perspectivas y, en última instancia, dando paso al siguiente mercado alcista.
¿Cómo se mide la confianza del mercado?
Esta cuestión es tanto un arte como una ciencia, ya que no existe un indicador único que refleje a la perfección el estado de ánimo de los inversores. Algunos analizan las encuestas de confianza, pero en Fisher Investments España dudamos que ofrezcan una panorámica completa de la cuestión. Para obtener una medida más precisa juzgamos indispensable contrastar la información mediante varias herramientas, debido a que ninguna es suficiente por sí misma. En la siguiente lista, que no pretende ser exhaustiva, se explican algunos factores que pueden ayudarle a tantear las expectativas:
- Valoraciones. Por sí mismas, las ratios precios-beneficios como el PER, que relaciona las cotizaciones del momento con los resultados empresariales, no son muy útiles para hacer pronósticos, salvo cuando arrojan valores extremos. Estos no constituyen un factor bajista per se, pero si los indicadores fundamentales son malos podría ser síntoma de que el entusiasmo es exagerado.
- Flujos de fondos. Cuando entra más dinero del que sale en los fondos de renta variable significa que los inversores albergan perspectivas halagüeñas respecto a la bolsa, y viceversa.
- Titulares. Los indicadores cualitativos también son de importancia. Los titulares de prensa influyen en la confianza de los mercados.
- Aumento de las salidas a bolsa. Si la oferta de títulos nuevos se dispara para satisfacer la demanda de los inversores, tal y como ocurrió en pleno frenesí de finales de los noventa, puede ser un signo de mejoría de la confianza; en todo caso, hay que considerar el tipo de empresas que sale a bolsa. Lo preocupante es cuando los debuts se multiplican y las empresas que los protagonizan apenas cuentan con ingresos, no parece que vayan a cosechar beneficios a medio plazo y gozan de un favor desmesurado por parte de los inversores. En un escenario como este la oferta de acciones inunda el mercado, por lo que los precios podrían caer ante una demanda insuficiente.
¿Cómo está la confianza del mercado en la actualidad?
A fecha de hoy, el ánimo inversor parece estar cambiando hacia una perspectiva más positiva gracias a los avances en las vacunas y la estabilidad política tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En 2021, el renovado optimismo se ha colado en muchos titulares periodísticos y en las previsiones de los profesionales, si bien no es unánime. Según las encuestas, la confianza sigue su ascenso. Desde el mínimo de marzo de 2020 el pesimismo ha superado al optimismo en la encuesta semanal de la Asociación Estadounidense de Inversores Particulares (AAII), pero esta tendencia cambió a mediados de octubre. Desde entonces ha reinado el entusiasmo, como prueba el primer resultado de 2021, según el cual los alcistas superan a los bajistas en 27 puntos porcentuales.
Por otro lado, cada vez más empresas salen a cotizar directamente en bolsa o mediante la vía alternativa de las sociedades con un propósito especial de compra (SPAC, por sus siglas en inglés) o de cheque en blanco. La inesperada proliferación de estas empresas ha llevado a muchos expertos a comparar la situación actual de los mercados con la euforia vivida en las salidas a bolsa del año 2000. Una comparación, en nuestra opinión, un tanto exagerada, ya que muchas de las empresas que recurren a esta opción hoy atesoran una larga trayectoria de calidad, simplemente han modificado la composición de su accionariado.
La mejoría de la confianza en los mercados, con todo, no debe ser un motivo de alarma inmediata para los inversores. Las acciones pueden seguir su ascenso mucho tiempo después de que se reactiven los ánimos. A lo que hay que estar atento es a la aparición de signos de euforia, un escenario en que, según nuestra experiencia, la gente se olvida de los indicadores fundamentales por deteriorados que estén, de los altos niveles de valoración o de que las acciones alcancen nuevos máximos. En cambio, se argumentan razones peregrinas para explicar por qué «esta vez será diferente» y las acciones seguirán subiendo, tal vez eternamente. Para la euforia aún queda mucho, pero en Fisher Investments España consideramos que merece la pena vigilar el ánimo inversor de cerca, tanto en 2021 como en los próximos años.
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