Invertir y obtener rentabilidades atractivas para nuestros ahorros no es tarea sencilla. Si bien configurar una estrategia de inversión con un horizonte temporal de largo plazo no es especialmente difícil, el principal obstáculo que tenemos para conseguir rentabilizar nuestros ahorros de forma satisfactoria somos nosotros mismos.
La mayoría de los inversores saben que los mejores momentos para invertir son los períodos recesivos, aquellos en los que las cotizaciones de las empresas están muy deprimidas. Teóricamente, es muy fácil invertir en esos momentos y esperar pacientemente a que las cotizaciones se recuperen. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Invertir y aguantar pérdidas en esos momentos en los que parece que el “fin del mundo” se acerca es realmente complicado, y la mayoría no es capaz de hacerlo en la práctica. El principal problema reside en nuestra mente y emociones, que nos impiden actuar de forma tranquila y sosegada y nos fuerza a tomar decisiones precipitadas, erróneas y perjudiciales para nuestra salud, tanto financiera, como física y mental.
En relación con estas ideas, Barry Ritholtz, columnista de Bloomberg y fundador de Ritholtz Wealth Management, hace una serie de reflexiones al respecto. La caída de las cotizaciones bursátiles suele traer aparejadas una serie de problemas físicos y psicológicos. Diversos estudios han encontrado una fuerte correlación entre la volatilidad y caídas del mercado y la salud: el número de ingresos hospitalarios aumenta significativamente, aumentan los ataques cardíacos, los casos de ansiedad, trastornos de pánicos y depresión aguda también aumentan de forma importante. Por poner un ejemplo extremo, durante el lunes negro de 1987, cuando los mercados estadounidenses cayeron casi un 23% en un solo día, el número de ingresos hospitalarios en California aumentaron más del 5%.
Quizás por eso, cada fondo de inversión, ETF o acción cotizada debería venir con el siguiente aviso: “Advertencia: la inversión puede ser peligrosa para su salud”. Pero esto no es una broma. Tal y como Nick Maggiulli explica, “el trastorno de estrés postraumático financiero” es una verdadera amenaza para las personas. Tal y como explica Maggiulli, reproducir momentos traumáticos del mercado en nuestra cabeza una y otra vez pueden llegar a definir cómo invertimos en el futuro. Existe una especie de “ciclo de impotencia” que da lugar a respuestas emocionales peligrosas y en ocasiones fatales. Un “ciclo de impotencia” es causado por la ilusión de control. Así es como la mayoría de personas opera. En el momento en que se dan cuenta de que carecen de control sobre muchos eventos importantes, aparece el miedo y luego el pánico.
Las finanzas conductuales han brindado una solución interesante a este problema: comprender lo que está y no está bajo nuestro control puede contribuir a evitar los tipos de reacciones emocionales que pueden llevar a la gente al hospital. Y realmente no tenemos control sobre la mayoría de aspectos, como el movimientos de los mercados, las decisiones de política monetaria o los eventos geopolíticos.
Pero, ¿qué pasa con aquellas cosas que están bajo nuestro control? Pasamos tanto tiempo obsesionados con los elementos que acabamos de señalar en el párrafo anterior, que no prestamos quizás la suficiente atención a los elementos en los que sí podemos influir, como por ejemplo: desarrollar una filosofía de inversión sólida y robusta, elegir un buen “asset allocation”, reducir las comisiones de los productos de inversión en los que invertimos, optimizar la fiscalidad de las inversiones, no tener expectativas demasiado optimistas sino realistas, no apalancarnos en exceso, el riesgo asumido o las reacciones emocionales ante los distintos eventos.
Este último aspecto que acabamos de mencionar (las reacciones emocionales ante los distintos eventos que suceden) lo podemos entrenar para no cometer errores fatídicos fruto de la improvisación y la irracionalidad. En primer lugar, reconocer los tipos de circunstancias que no están bajo tu control, así como ser realista te ayudarán a evitar ese “ciclo de impotencia” que te puede ocasionar trastornos psicológicos. En segundo lugar, puedes realizar los tipos de ejercicio que llevan a cabo las fuerzas especiales de los Estados Unidos antes de las misiones. Éstos llevan a cabo una serie de ejercicios mentales, tratando de anticipar lo que podría ir bien y, lo más importante, lo que podría salir. Así, cuando ocurre un evento negativo, no se sorprenden y reaccionan con desapego ante ese evento.
Así, hay muchas cosas que puedes hacer para proteger tu salud mental frente a la volatilidad y los movimientos negativos del mercado. Todos haríamos bien en aprender de Epicteto, filósofo griego de la escuela estoica, que dijo que “la tarea principal en la vida es simplemente esto: identificar y separar los asuntos para que pueda decidir claramente cuáles son los que no están bajo mi control, y cuáles tienen que ver con los aspectos que realmente controlo ¿Dónde busco el bien y el mal? No en elementos externos incontrolables, sino en mí mismo en las elecciones que son mías".
De este modo, tal y como señala Barry Ritholtz, aprender a distinguir lo que no se puede controlar y concentrarse en aquello que sí se puede controlar es un buen comienzo. Como en casi todos los ámbitos, esto es mucho más fácil de decir que de hacer, pero lo que está claro es que aprender a controlar nuestras emociones a la hora de invertir es clave si queremos ser unos inversores de éxito. De lo contrario, lo más probable es que estemos condenados a sufrir emocionalmente, así como a tener rendimientos muy pobres en el largo plazo.
[Nota: este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Barry Ritholtz en Bloomberg. El lector puede seguir al autor en Twitter.]
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