Artículo y análisis original de Mauricio Ríos.
Cochabamba, 6 de mayo de 2016
Estimado suscriptor:
La economía global continúa deteriorándose. Solamente en esta semana, cuando ha vuelto a caer el Baltic Dry Index, lo han señalado Robert Shiller y Nouriel Roubini. Sin que todavía se hubieran recuperado con firmeza las primeras economías del globo, las economías emergentes que sostenían el crecimiento sufren serias turbulencias.
¿Y por la región? Pues lo mismo. Brasil permanece con una muy seria inestabilidad política, mientras la inflación sigue incrementándose limitando sus municiones para la guerra monetaria entre el dólar y el yen, y Venezuela permanece en el absurdo de sussoldados que roban cabras para poder comer.
Ante tal situación, Ken Rogoff ha sorprendido con su recomendación a los mercados emergentes de incrementar sus reservas en oro, y Stanley Druckenmiller, presidente y director de Duquesne Family Office, ha recomendado abandonar posiciones bursátiles y también comprar oro.
¿Y qué sucede con Bolivia en semejante entorno? La última noticia ha sido la emisión de un nuevo billete con la denominación de Bs. 500. El Banco Central de Bolivia ha manifestado que el crecimiento de la economía así lo exige, además de que asegura,junto a algunos analistas, que dicha emisión no generará inflación. Para variar, todo a contramano. Ya que la burbuja se desinfla, hay que meterle más fuelle.
Pero veamos: además de que esta emisión se encuentra en el marco del mayor programa de hiperestímulo del consumo, el gasto y el endeudamiento que jamás se haya conocido en el país, y no en la inversión privada rentable, si el billete de 500 no generará inflación, ¿cuál es el temor de emitir el de 700 que planeaban ya en agosto?
El problema es que añadir una nueva denominación es una consecuencia de la inflación presente e inmediatamente anterior: ¡los billetes de 200 ya sólo alcanzan para lo que hace pocos años alcanzaba el billete de 100! Y con seguridad que para cuando los de 700 sean emitidos será para lo que ya no alcancen los de 500. Tan sencillo como eso. Y no digan que no generará inflación, si hace tan sólo un par de semanas anunciaron la absurda decisiónde incrementar la liquidez buscando apuntalar el crecimiento.
Este es un muy viejo argumento inflacionista, pues. Es como decir que el patrón oro no es posible porque la cantidad del metal alrededor del globo no sería suficiente para el número de transacciones en una economía. Burda fundamentación. Una de las virtudes del patrón oro, justamente, es que al ser escaso el metal preserva su valor y lo incrementa frente al papel moneda, a la vez que impide la voracidad fiscal de los gobiernos gastando más de lo que realmente se genera. Solamente aplique la ley de la utilidad marginal decreciente a la producción de dinero estatal, en este caso por parte del Banco Central de Bolivia. Siempre terminará valiendo menos aquello de lo que más abunda.
No es necesario esperar a ver volar todo por los aires para aceptar que la crisis ya está aquí.
Ahora, ¿por qué se insiste tanto el oro? Aquí viene lo interesante: estamos a exactamente cuatro meses de la presentación de un gran proyecto para la preservación patrimonial de nuestros clientes, una serie de estrategias para asumir el desafío del acoso contra su capital. Hemos organizado un road showque cubrirá algunas ciudades latinoamericanas, entre las que se encuentra nada menos que la capital de Santa Cruz de la Sierra, y para no sólo decirle por qué el metal amarillo, que tiene su mejor trimestre en 30 años, debe componer una parte de su portafolio de inversión, sino además cómo, cuándo y dónde. #StayTuned!
Mauricio Ríos García | Crusoe Research
CEO & Founder
CrusoeResearch.com
Mauricio Ríos García es fundador de Crusoe Research y analista internacional de SchiffOro.