Jorge Alarcón y otros estamos comentando en su último artículo, “La enésima señal de venta de la bolsa americana: ¿será esta vez la buena?” la relevancia del factor emocional en los movimientos bursátiles. Les reproduzco algunos de los comentarios correlativos
... Lo que demuestra que el factor psicológico es muy elástico e impredecible...
Jorge Alarcón
En respuesta a Miguel Navascues
Absolutamente, y dura mucho más de lo que creemos. Incluso sabiendo que debemos controlar ese factor emocional y no dejarnos guiarnos por él, somos incapaces. En fin, supongo que conforme pasen los años y uno vaya ganando experiencia, será capaz de controlar más y mejor estos aspectos.
Miguel Navascues
En respuesta a Jorge Alarcón
Individualmente, se aprende. Pero colectivamente ese factor emocional va a ser inevitable. No somos robots, u el vértigo es contagioso. ¿Quien se está quieto cuando están repartiendo golosinas a la puerta del colegio? Aunque no te gusten las chuches, no te quedas atrás, serían una injusticia no pillar algo.
Jorge Alarcón
Efectivamente, por eso no es necesario remontarse al año 2000. Todos aquellos que hemos sufrido en nuestras carnes la crisis del 2008, la recordamos con total nitidez y eso es un handicap que afecta a nuestras decisiones de inversión.
Mi intención en esta entrada es ofrecer un indicador que confirma estos argumentos. En él se compara los activos financieros totales de las familias (línea azul) con su “preferencia por la liquidez” es decir, las cuentas movilizables y dinero. Ambas líneas están iniciadas con base 100 en 2009. Este es el resultado.
Vemos que la preferencia por la liquidez (línea roja) tiende a subir en las recesiones y a bajar cuando hay confianza. El colmo de la confianza es en los aledaños de la crisis de 2008, en que la demanda de liquidez bajó notablemente. El colmo de la desconfianza, es la post crisis de 2008, donde se demuestra que Jorge tiene razón, que tardaremos años en volver a ver la “desenvoltura” con que las familias se acercaban a La Bolsa a echar carnaza a los tiburones. Es impresionante la señal de pánico que da la línea roja después de la crisis. Las familias huyen de la rentan variable como de la peste.
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