“I’d be a bum on the street with a tin cup if markets were effcient.”
Warren Buffett
Ineficiencia. Un mercado lento de reflejos, un mercado impaciente, un mercado con miedo o un mercado hinchado. Todo eso es ineficiencia. Y ésa es la palabra clave en todo esto de la Bolsa. Sólo podremos batir al mercado si éste presenta fisuras, pequeñas grietas por las que colarnos. De lo contrario, la mejor estrategia posible es la pasiva; esto es, seguir a pies juntillas el dictado del mercado, elegir un índice y correr su misma suerte. Cosa, por otra parte, nada criticable; más bien loable, diría yo. Antes de ver como nuestros ahorros sufren de hipotermia aguda en la cuenta bancaria gracias al binomio plazo fijo-inflación, es de admirar la decisión de buscar otras alternativas más allá del ladrillo. ¿Y qué mejor alternativa que convertirse en copropietario de un buen negocio? Bienvenido a la Bolsa, pues, sea cual sea su estrategia.
Pero no me quiero desviar. Ineficiencia, ineficiencia,... Como decía, su sola existencia convierte a la Bolsa, no sólo en un lugar donde podrá ver crecer sus ahorros a tasas razonables (al menos positivas, en términos reales), sino en un lugar donde podrá hacer dinero de verdad. La rentabilidad media histórica a largo plazo de los índices bursátiles se sitúa en torno al 7%. Un mercado ineficiente nos brinda la oportunidad de dar un mordisco todavía mayor a la tarta. ¿Qué conseguimos hacerlo un poquito mejor que el mercado? Pues nos situaríamos ya en cifras de doble dígito, y ya le digo yo –evitándole los cálculos– que no es lo mismo capitalizar al 10% que al 7%, sobre todo, en horizontes temporales largos. Así, por ejemplo, si usted invierte 50.000 euros a 10 años (reinvirtiendo los intereses), una diferencia del 7% al 10% anual supone incrementar la cantidad que gana en más de 30.000 euros, o lo que mismo, más del 60% del capital invertido. Luego, es para pensárselo, ¿verdad?
Pregunta de cajón: ¿es el mercado ineficiente? Le devuelvo yo la pregunta: ¿cree que el mercado padece, a veces, de un excesivo pesimismo? ¿Ha detectado alguna vez un comportamiento burbuja en determinadas cotizaciones? Sí, ¿verdad? Pues, entonces, el mercado es ineficiente. A fin de cuentas, el mercado somos todos –y no el Estado, que son sólo unos pocos (sic)–, y es nuestra actitud la que se traslada al parqué. Piense en cualquier atributo del comportamiento humano (euforia, depresión, miedo impaciencia, etc), y estará también presente en los mercados. Si usted es capaz de aislar esos comportamientos, echarse a un lado y dejar que pase la manada, entonces, y sólo entonces, usted tendrá madera de inversor.
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