Las preocupaciones acerca del débil crecimiento económico y el incremento de desigualdad de ingresos de la población dentro de los países desarrollados ha cobrado importancia a partir de la crisis económica de 2008 (Gran Recesión), lo que no excluye que el origen de los problemas se hayan venido gestando incluso desde hace décadas.
Pero enfrentarse a estos problemas requiere reconocer su origen para posteriormente plantear soluciones adecuadas. Entre las causas del incremento de la desigualdad dentro de los países, podemos distinguir dos tipos: las de tipo exógeno y las de tipo endógeno.
Figura.- Evolución del crecimiento del PIB mundial en media movil de cinco años mundial, de los países de la OCDE y de los países BRIC. Los datos de los BRICs comprenden Rusia a partir del año 1990. Datos en dólares constantes del año 2005. Datos del Banco Mundial.
Se puede apreciar claramente en la figura anterior como el crecimiento del PIB muestra una tendencia descendente, desde el año 1965 para los países de la OCDE (desarrollados) y el mundo, aunque globalmente la tendencia muestra una menor reducción como consecuencia del crecimiento experimentado por los países en vías de desarrollo. Entre estos se encuentran los BRICs, cuyo crecimiento del PIB es más irregular, mostrando un pico en el año 2007, momento a partir del cual su crecimiento se redujo de forma importante, aunque a pesar de ello siguen mostrando crecimientos superiores a los de los países desarrollados (en su conjunto, ya que dentro de los BRICs India y China crecen con fuerza mientras que Rusia e India experimentan crecimientos negativos).
Esta situación ha dado lugar a que Larry Summers en el año 2013 haya hecho renacer el concepto de estancamiento secular. Concepto ya enunciado durante los años 1930 por Alvin Hansen, un discípulo de Keynes , indicando que la reducción del crecimiento de la población y desarrollo tecnológico reducirían las oportunidades de inversión dando lugar a una acumulación de ahorro que se dirigía a inflar activos financieros, frenándose el crecimiento, salvo que se incrementase el gasto público impulsando la demanda.
Las economías sufren un desequilibrio resultado de una excesiva propensión al ahorro y una reducción de la propensión a invertir que contribuyen a reducir los tipos de interés reales, dando además lugar a una contracción de la demanda que reduce el crecimiento y la inflación al mismo tiempo.
En cualquier caso, la cuestión es determinar si la situación actual es coyuntural y resultado de la crisis económica, o forma parte de un cambio estructural, siendo la solución a los problemas distinta en cada caso.
Aunque los fenómenos de globalización pueden ser reversibles (como ya pasó antes de la IGM.) Parece bastante claro que la evolución demográfica y los avances tecnológicos conforman transformaciones estructurales, por lo que la solución al problema de crecimiento tendrá que venir dado por cambios estructurales en políticas económicas y sociales.
Se han atribuido distintas causas al estancamiento secular:
1.-Demográfica, basándose en que el crecimiento potencial de la economía depende en parte del número de trabajadores y su productividad, de tal forma que la tendencia en el hundimiento de la población trabajadora (figura siguiente) afecta a la inversión y el ahorro. El argumento se basa en que las empresas necesitan cierta cantidad de capital por trabajador (equipo, infraestructura, tierra, propiedad intelectual) para producir, por lo que la reducción del número de trabajadores implica menores necesidades de capital y una reducción de la inversión. Lo cual estaría en cierta contradicción con la tendencia hacia la automatización actual, lo que ocurre en función de la elasticidad de sustitución entre capital y trabajo, es decir, la tendencia a sustituir el factor trabajo por capital en función de costes y productividad. Hecho que se está acentuando en la actualidad favorecido por la reducción de costes y los avances tecnológicos que implican automatización y robotización.
Figura.- ECONOMIST "Secular stagnation" in graphics.
El incremento de la automatización de los procesos productivos es clara, sustituyéndose factor trabajo por capital. Siendo en este sentido la evolución del número de robots un indicador de esta tendencia. En los últimos 10 años, el número de robots industriales ha crecido un 72% , mientras que el número de trabajos de las manufacturas se ha reducido un 16%.
Datos más recientes nos indican que desde el año 2010 la demanda de robots industriales se ha acelerado considerablemente (figura siguiente), de tal forma que entre los años 2010 y 2014 el incremento de ventas anual de robots fue del 17% anual, aumentando en el año 2014 las ventas un 29% hasta 229.261 unidades.
Figura.- Evolución mundial de ventas de robots. Industrial Robot Statistics. World Robotics 2015 Industrial Robots.
Esta evolución ha dado ligar a que el total de robots mundial al final de 2014 se situase en 1,5 millones. Estimándose que el crecimiento en el número de robots instalados será como mínimo del 15% anual hasta el año 2018, lo que supondrá la instalación de 1,3 mill de robots más a nivel mundial, pasando el número de robots instalados de 1,48 millones al final de 2014 hasta 2,23 mill a final de 2018.
Contribuyendo previsiblemente esta tendencia a una mayor pérdida de puestos de trabajo, estimándose que en el año 2020 se perderán 5 millones de puestos de trabajo en las 15 primeras economías mundiales.
2.- Otro factor asociado es la evolución de la productividad, que desde hace años en los países desarrollados muestra una tendencia decreciente que contribuye a la menguante tasa de crecimiento del PIB (figura siguiente).
Figura.- Evolución de la tasa de variación anual de la productividad por hora trabajada en precios constantes para Alemania, Japón, España y Estados Unidos. Datos OCDE.
3.- Envejecimiento poblacional.- La evolución demográfica, además de reducir la población en edad activa, también se ve reflejada en un mayor envejecimiento de la población, lo que implica mayores tasas de ahorro deprimiendo el consumo y el PIB.
3.-La distribución de la riqueza. Ya que la mayor desigualdad en la distribución de ingresos (medido por índice de Gini- figura siguiente) permite una mayor concentración de la riqueza, siendo el segmento de población con más recursos más proclive al ahorro que al consumo en términos relativos, es decir, como porcentaje de su renta, lo que contribuye a deprimir el consumo y por tanto el crecimiento.
Esta situación es en gran parte debida al menor crecimiento salarial, que se ha situado por debajo del crecimiento económico, situándose el crecimiento de la productividad por trabajador por encima del crecimiento salarial (figura siguiente), lo que da lugar a una mayor remuneración del capital que del trabajo, incrementando en mayor medida los ingresos del segmento de población con mayor riqueza, influyendo en tal polarización el desarrollo tecnológico.
Figura.- Evolución de la productividad y salario real (remuneración bruta mensual media real sin contribuciones sociales del empleador) por persona asalariada en las economías desarrolladas. Informe Mundial sobre Salarios 2014-2015. Organización Internacional del Trabajo.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
Los últimos años se han caracterizado por el lento crecimiento de las economías desarrolladas, siendo un motivo de estudio discernir los motivos de esta situación.
Estos son diversos, y entre ellos figuran una menor población en edad activa, reducciones de la productividad, y la evolución demográfica, con una población más envejecida y ahorradora que deprime el consumo.
Estos factores, unidos a la globalización y desarrollo tecnológico, con la correspondiente automatización en la industria y el desequilibrio entre oferta y demanda de trabajo, han provocado una mayor remuneración del capital que del trabajo e incrementando la desigualdad social, lo que a su vez ha contribuido a la contracción del consumo y del PIB.
La gran pregunta a la que nos enfrentamos es si esta es una situación coyuntural heredada de la Gran Recesión, o por el contrario supone un cambio estructural que implicará la toma de medidas también estructurales para mantener el crecimiento económico y el estado de bienestar.
Parece que la evolución demográfica y los avances tecnológicos indican que se trata más bien de un cambio estructural, por lo que la pregunta a resolver se centra en si los políticos serán lo suficiente competentes para desarrollar políticas que eviten el estancamiento económico y sus consecuencias a nivel social.