Se ha pasado de hablar de una fase de crecimiento global sincronizado a temer una recesión en el horizonte, al calor de unos datos fríos de crecimiento que muestran desaceleración.
La debilidad de las bolsas parece responder en parte a estos miedos, además de las tensiones geopolíticas y otros asuntos varios.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿tienden los mercados bursátiles a anticiparse a las recesiones? ¿Son un chivato útil de que vienen problemas?
La evidencia no está nada clara, a juzgar por los datos que aporta Ben Carlson en este artículo, que se resumen en la siguiente tabla:
Es decir, que las bolsas hayan corregido un 10-15% no nos dice mucho acerca de si está cerca o lejos una recesión. Aunque sí nos reflejan los miedos existentes de que pueda venir una, que es diferente. Pensemos también en las fuertes correcciones de 2015-2016. Si bien no se entró finalmente en recesión, sí que los inversores lo descontaron, en un contexto de debilidad macro, sustos en China y desplome de materias primas.